Narra Avery
Ese sábado estábamos los tres habitantes de esa casa sentados en la mesa del comedor mientras almorzábamos. Ya habían pasado unos días desde que lucas había llegado golpeado y desde entonces los tres habíamos pasado la mayor parte del tiempo sin dirigirnos la palabra más que cuando fuese estrictamente necesario.
Era consciente de que los chicos habían tenido una charla de primos que no había acabado muy bien y la atención se notaba muy presente en el ambiente. Después de que Noah evitase una pelea no tuve la fuerza de voluntad como para pedirle explicaciones a Lucas, pero seguía queriendo respuestas.
Me hartaba aquella situación, aquella incomodidad entre nosotros, incluso ya no se paseaba por la casa sin camiseta para cubrir los moratones que probablemente tenía.
—¿Mi pasta es sin gluten? —le preguntó a Marcos que había preparado la comida como casi siempre.
—Sí, la cogí de tu zona y la cociné aparte, como siempre.
—¿Seguro? —la desconfianza de Lucas claramente no le gustó a Marco y lo reflejó en su rostro.
—¿Tenéis planes para hoy? —intenté cambiar el tema de conversación o si no aquello terminaría en pelea.
—Tengo que trabajar, como siempre —Marcos removió desilusionado la pasta en el plato con el tenedor.
—Deberías salir más, eres un aburrido desde siempre —le reprochó su primo.
—Al menos no salgo para acabar pegándome con el hermano de mi novio.
—¡Eres un puto imbécil! —Lucas se levantó y se marchó a su habitación cerrando de un portazo.
Al parecer ahí estaba la respuesta. Lucas había discutido con el hermano de Omar y, por eso, él no había aparecido la otra noche.
—Marcos, eso está feo —dije yo involuntariamente, se notaba que a Lucas le afectaba el asunto y él lo había soltado para recriminarlo sin venir a tema.
—¿Sabes qué está mal? —sus ojos se posaron en mí y reflejaron dolor, un dolor que no había visto antes en ellos —¡Qué tu querida amiga me haya mandado a la mierda después de haberse acostado conmigo! —¡Oh no, eso era justo lo que había evitado durante toda la semana! —¡Y no finjas que no lo sabes porque las chicas os lo contáis todo! ¡Y...!
Paró un momento para frotarse la frente con frustración, se notaba que le estaba costando sobrellevar un rechazo de una forma tan cruel.
—Me da rabia —ya parecía haberse calmado algo —porque no paro de pensar en ella, en como se ríe y en como besa. ¡Dios, cómo besa! —no sé si me sentía del todo cómoda con saber su opinión sobre como besaba Cecilia —Y ella ahora me odia. Y tú no has sido capaz de decirle nada aunque sabes que estoy preocupado por ella.
¿Qué debería responder a eso? No podía colocarme en un lado extremo y no quería. Marcos tenía razón, Cecilia debería haberle dicho si no quería seguir viéndolo, pero ella era mi mejor amiga y no podía hacer nada más que aconsejarla (cosa que y había hecho y que no había funcionado).
—Mira, ya da igual, me voy a trabajar.
¿Todos íbamos a evitarnos y a dejar nuestra comida a medias por problemas que podrían hablarse civilizadamente? Ojalá estuviera Noah en ese momento para darnos consejos, porque todos los necesitábamos; definitivamente comentaría esto con él más tarde.
Marcos se levantó y se metió en el baño, yo me quedé en mi sitio y a los minutos salió para entrar en su habitación y salir segundos después con una cartera de cuero grande al hombro, una bufanda y un pequeño paraguas.
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El muerto, el British y el gay
Novela JuvenilAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...