Capítulo 26

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Narra Noah

Very llega ignorándome toda la semana.

El día de nuestra quedada, cuando salí del baño había desaparecido, lo único que dejó fueron 10€ encima de la mesa. Yo me alarmé como nunca, pensando que le había pasado una urgencia o que alguien estaba muy mal herido. Empecé a escribirle miles de mensajes y la llamé no sé cuantas veces. Básicamente me pasé todo el fin de semana agobiado creyendo que no iba a volver a verla nunca.

Hasta que el lunes la vi en clase.

Toda la tensión que pasé esos días se me fue al momento, y con toda la calma del mundo fui a saludarle e intentar enterarme del chisme del porqué desapareció ese día.

Pero en cuanto la vi supe que pasaba algo.

No me miraba con esos ojos claros brillosos que se alegran de que vaya a molestarla, si no que parecía ver a un muerto viviente. Estaba aterrada, paralizada, y escapó de mi en el segundo que aparecí a su lado. Pensé que le había pasado algo grave y no quería contarlo, por lo que me preocupé mucho más. Intenté hablar con ella de cientos de formas, pero siempre me ignoraba. Intentaba fingir que no existía.

Al tercer día me la pasé llorando toda la noche.

Aunque sabía que estaba bien, que estaba viva y que, en un principio (Al menos eso me dijo Lucas) no le estaba pasando nada grave, sentía que la había perdido. Ya no me sonreía como siempre, no me miraba ilusionada, no nos reíamos de tonterías, no se ponía nerviosa con mis coqueteos... estaba totalmente desaparecida de mi mundo. Y eso no podía dolerme más.

—¡Olvídate de esa estúpida Noah! Eres MIL veces mejor que esa idiota, no se merece el estar a tu lado.

Ya estábamos a mediados de trimestre, y entre los exámenes, actividades extraescolares y trabajo, todos mis amigos estaban ocupados. Todos menos Bea ya que ella no hace nada con su vida, y para mi desgracia era mi único apoyo emocional.

—¿Pero le habré hecho algo? —Esa pregunta no paraba de dar vueltas en mi cabeza —Quizá le dije algo que no debería, o alguien le ha dicho algo de mí, o-

Mi siguiente teoría me dejó sin pulso.

—¿Se... se enteraría que tengo cáncer?

Por miles de medios he intentado que no se enterara, pero no puedo ocultar un secreto a voces. Todos en el instituto lo saben, lo tratan con normalidad y lo comentan, era solo cuestión de tiempo que lo escuchara por los pasillos. Mierda, ¿es eso? Joder, joder... lo último que quería que pasara, y encima no se ha enterado por mi.

—Si te deja de hablar porque tienes cáncer entonces no deberías ni volver a hablarle -Siguió comentando Bea, y por primera vez entendía su punto.

—Sé a que te refieres, pero Very nunca sería así, no me dejaría hablar por algo que no es mi culpa... se ha debido de enfadar mucho porque no se lo he contado yo.

—Es tu vida, se lo tienes que contar a quien te de la gana.

—No Bea —Quería ponerme a llorar, otra vez- En este poco tiempo se ha convertido en una de mis mejores amigas, y es la chica que ha sobrepasado mis normas de amor hacia la gente. Me vuelve loco y quiero estar con ella, si tanto confío debería contarle algo como eso... soy un amigo de mierda, ese es el problema.

Antes de que Bea se siguiera quejando de Very me fui al baño, intentando aguantar las lágrimas. Me sentía como una mierda, como si acabara de cometer un crimen, y por supuesto he traicionado a una amiga. No solo una amiga, la chica que me gusta.

¿Cómo mierda soluciono algo así?

—¿Noah? —La voz de Kenan sonó en el baño.

—Kenan... soy una mierda... -Empecé a sollozar.

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora