Capítulo 23

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Narra Avery

Lucas se encontraba tirado en el sofá (como siempre sin camisa) mientras veía algo en su teléfono.

—Soy altamente adicta a los hombres chichones —sonó desde su celular.

—¿Se puede saber qué estás viendo?

—¿Se puede saber que estás gritando? Ya sé que tengo un novio perfecto, ¿por qué crees que es m novio? —de repente, se dio cuenta de algo y se enderezó sobre el asiento al que le dio un par de palmaditas para que me acomodara a su lado —¿Eso significa que tienes dramas amorosos?

—¿No se nota?

—¿Con un chico o una chica? ¿Eres lesbiana? ¿O mínimo bisexual? si no lo eres menuda decepción.

—Me gustan lo chicos.

—Compartimos gustos, qué asco —me miró desagrado y se volvió a tumbar para regresar su vista a lo que estaba haciendo.

Una pequeña risa salió nada más ver la pantalla y supuse que estaría hablando con Omar. Tecleó algo y volvió a prestarme atención.

—Qué te pasa?

¿Cómo le explicaba qué me pasaba? No podía parar de pensar en Noah y todo me recordaba a él. ¿Me gustaría? No lo sabía, hacía mucho tiempo que no me gustaba alguien de verdad, y sin comerlo ni beberlo había vuelto a mi vida mi amor del pasado, aquel chico que había sido el causante de tantas fantasías irreales sobre nuestro noviazgo .

—A ver, digamos que... hay un chico... —seguía sin encontrar las palabras —que...

—Que te gusta —me interrumpió Lucas viendo que aquello no llegaba a nada.

—Sí, no, algo así. Me gustó cuando era más joven.

—Chica pues ni que tuvieses sesenta años. ¿Te gustó? ¿Te gusta? Sal con él.

—Pero no es tan simple —¿De verdad este era el primer tipo al que se me había ocurrido preguntarle sobre relaciones personales, a uno que no puede estar dos segundos sin soltar un comentario descarado?

—Es que hay otro chico —puede que no fuese la mejor idea decir eso porque a mi compañero de vivienda se le iluminó la cara y decidió que era buena idea llamar a Omar para que él también formase parte de la conversación, aunque en parte aquello sería mejor, Omar era mucho más amable que su novio.

—En cualquier otro momento no te dejaría hablar con él, pero le encanta el chisme y yo no soy quien de negárselo —me señaló Lucas con el dedo.

—Hola —vi la cara de Omar al otro lado de la pantalla del teléfono apoyado en un jarrón —¿Por qué me llamas? —preguntó a su pareja.

—Avery tiene un drama amoroso y escuchar la vida de la gente es tu rollo, no el mío así que te lo dejo a ti —Se levantó y se fue hacia la cocina.

—¡Será mentiroso! Le encanta meterse donde no le llaman! ¿Qué te pasa Avery?

—Pues...

—¿Tienes algún apodo? Porque Avery es un poco complicado —pensé en Very,  el estúpido sobrenombre que me había puesto uno de los factores de mis dudas —¿Qué te parece Avy?

—¿En serio ya le has puesto un apodo? ¿Tan bien te cae? ¿Puedo negarme? —escuché la voz de Lucas desde atrás, ¿en qué momento había vuelto?

—¿No era que no te interesaba? —se rio Omar mientras Lucas se sentaba pagado a mí para entrar en su ángulo de visión y me dejaba un baso relleno de bebida rosa sobre la mesa y él bebía del otro.

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora