Narra Avery
Cuando llegué a la casa solo estaba allí Marcos sentado en uno de los sofás mientras veía una serie sobre la reina Isabel la Católica. Llevaba uno de sus típicos jerséis tejidos de rayas con tonos morados y granate y unos pantalones verde oliva, combinación que aunque en un principio yo no usaría, a él le quedaba realmente bien.
—¿Esa serie no es un poco vieja?
—¿No eres tú un poco joven para saber que serie es esta? —respondió desde el sofá sin levantar la vista del televisor.
—Me llevas tres años relájate. ¿Dónde está Lucas?
—Fue a buscar a Omar que tenía clases.
—¿Su novio viene? —pregunté sorprendida, teniendo en cuenta que casi soy asesinada por hablar con aquel chico no esperaba salir a comer con él.
—Sí. Estudia un ciclo de robótica o algo así, así que Lucas ha ido a buscarlo con su coche y nos encontraremos ahí.
—Ah.
No era exactamente la respuesta que buscaba pero me conformaba. Tenía mucha curiosidad por Omar y al menos ahora tenía la certeza de que era listo, pero no lo suficiente como para no salir con Lucas. El día anterior nos había prácticamente echado a patadas de la pista de skate por habernos colado en su plan, y como no pretendía morir ese día me marché gustosa; su novio nos invitó a quedarnos pero eso solo ocasionó una guerra de miradas entre ellos y preferí no entrometerme.
Llegamos al restaurante algo antes que Lucas y su novio. Entramos y elegimos una mesa cerca de la ventana. Aparentaba ser el típico local español en el que se come bien muy visitado por turistas. Marcos y yo nos sentamos uno al lado del otro y nada más acomodarse se lanzó hacia el menú.
—¡Este restaurante tiene los mejores calamares que he probado en mi vida! —exclamó muy emocionado.
—Deberías traer a Cecilia.
—¿Por qué, le gustan? —se mostró interesado, fue curioso como no le pareció raro que le sugiriera que la invitara a algún lugar. ¿Ya tendría planeado él hacer algo así?
—No, los odia.
—¿Es que odia todo o algo así? El otro día con los churros y ahora esto. ¡Qué mal gusto tiene! —volvió a centrarse en el menú y a ignorarme, no era más que una excusa, pues estaba claro que iba a pedir calamares con alguna guarnición.
No pasaron más que aquella puerta Lucas acompañado por el chico del otro día. Lucas llevaba puestos unos pantalones negros de vestir junto con una camisa que llevaba metida en ellos abierta y que dejaba ver un fino jersey negro con cuello de tortuga; su vestimenta contrastaba a simple vista con la de su novio, que llevaba una camiseta larga y ancha de color morado estampada y unos pantalones azules muy rotos. Nada más vernos Lucas nos señaló para que Omar nos divisase y este, sonriente, levantó la mano para saludar.
—¡Hola! —dijo Omar alegremente sentándose enfrente de mí. Al verlo más de cerca pude notar que además del piercing en la nariz, llevaba otros dos en las orejas —¿Tú nombre era Avery, verdad?
—¿A mí no me saludas? —preguntó Marcos aparentemente ofendido.
—A ti ya te conozco.
—¿A ti que te ha pasado? ¿Pensabas que ibas a la opera de París o algo así? —se dirigió Marcos a su primo recién llegado.
—Se llama tener estilo, algo de lo que vosotros carecéis —se acomodó en la silla y añadió —Y yo siempre estoy presentable, no como otros...
—Lo que pasa es que yo no me tardo una hora arreglándome cada vez que voy a ver a mi novio —Ahí estaban los dos primos otra vez molestándose como siempre.
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El muerto, el British y el gay
Fiksi RemajaAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...