Capítulo 41

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Narra Avery

Ya estábamos en diciembre. Habíamos pasado una gran oleada de exámenes, pero nos seguían quedando los finales antes de las vacaciones y yo sentía que me estaba muriendo. Este instituto no era tan exigente como otros a los que había ido, sin embargo el tener tantos amigos, novio y miles de problemas constantes me impiden concentrarme en mis estudios, y las clases no me están yendo tan bien como siempre.

—¡¿Un nueve?! Te odio —Noah se estaba chuleando a mi lado de la nota que acababa de sacar en química. Y yo con mi triste 7.

—A diferencia de cierta señorita que se va por ahí de cena con los dueños de la casa donde vive, yo estudio. 

—Vete a la mierda —Puso su brazo alrededor de mi cuello y me besó.

Fuimos caminando hasta las taquillas, cogiendo los libros de la siguiente asignatura mientras hablábamos de cualquier cosa. Por el pasillo nos encontramos con Charlotte, Kenan y Jesús, tan animados como siempre.

—Yo he suspendido, pero nada nuevo —A veces envidio la tranquilidad que tiene Kenan en la vida.

—¡Tremendo 5 que he conseguido! Eso significa que esta noche fiesta —Jesús se colgó de Noah y de Kenan, animadísimo. Me encanta esta gente.

—Buena suerte chico, hay examen de historia para la semana.

—Buuuuuuu.

—¡Hola chicooooooooos! —Reconocí esa voz al momento— ¿Qué tal os ha ido el examen?

Bea nos miraba con la sonrisa de siempre y su ánimo de siempre. Pero ella no estaba como siempre, al menos no conmigo. Teno que hablar con ella, y de manera urgente.

—Ni tan mal —Comentó Charlotte— Pero me lo esperaba mejor la verdad, ¿tu que tal?

—Un 6,75, está bastante bien para haber estudiado poco, ¿y vosotros?

Eso fue directo a Noah y a mí, y por mucho que usara el plural era más que evidente que la pregunta iba exclusivo a mi persona. Nunca me he alegrado tanto de tener más nota que un 6.

—Un 7, la verdad me ha salido peor de lo que pensaba, tengo que estudiar más para la siguiente.

—Yo un nueve —Me enamoraba la voz de orgulloso con la que lo decía. Envidio mucho que, aunque esté pasando por un momento complicado con el cáncer, siga manteniendo sus notas.

—¡Que bien Noah! ¡Tan increíble como siempre! Aunque no me sorprende nada, siempre eres TAN genial.

Como siempre, todos se rieron. Y como siempre, todos siguieron con sus conversaciones normal. En verdad esta chica tenía una muy buena capacidad para fingir que nada pasaba aunque estuviera pasando de todo.

Sonó el timbre y todos empezaron a moverse. Todos menos yo, que le pedí a Bea un momento para hablar de algo importante. Noah me miró raro, pero no hizo preguntas, lo cual agradecí, y solo se despidió dándome un beso. Cuando Bea y yo nos quedamos a solas, ahí si empezó la tensión que sabía de sobra que teníamos.

—Supongo que quieres hablar de la bonita foto que te mandé.

—Mira, no sé que te pasa conmigo, pero déjame en paz. No tengo intención de ser tu enemiga, y tampoco de ser tu amiga, así que solo... sigue con tu vida.

—Eres increíble —Esos ojos de odio llegaron a asustarme— ¿En serio quieres que me haya enterado de que revisaste a traición el móvil de mi amigo y que me quede calladita como una niña buena? Eres una falsa, aunque intentes disimular que eres una gran persona —Me apuntó con el dedo, yo me choqué con las taquillas de detrás— Noah es demasiado bueno para ti, Avery, y tu no eres nadie para estar a su lado. No te lo mereces.

—Quiero a Noah tanto como el me quiere a mí, ambos nos queremos y nos gusta estar juntos, ¿acaso no eres capaz de centrarte en la felicidad de tu amigo y alejarte de los problemas que sea que tengas?

—¿En serio te sigues viendo en posición de reprocharme nada? Tengo pruebas de tus mentiras, Avery, y en menos de dos segundos Noah dejará de creer que te enteraste de que tenía cáncer por escucharlo de alguien a saber que fue porque interrumpiste en su privacidad.

—Si de verdad te importa tanto Noah, déjanos en paz y sigue con tu vida.

—Me niego, rotundamente —Se acercó a mí, quedando a pocos centímetros de mi cuerpo. Me tensé. Estábamos las dos solas en el pasillo, y Bea es más lista y malvada de lo que me puedo llegar a imaginar— No te mereces a alguien como Noah, no entiendo que has hecho para que sobrepasara sus principios por ti, pero sea lo que sea solo has conseguido que se ensucie a si mismo... no le haces ningún bien a Noah. Ninguno.

No supe que contestar a eso. Sabía que quería darme en donde más me dolía para hundirme, pero no iba a ser capaz. Sé de sobra que Noah me quiere, no entiendo como alguien tan perfecto como el puede querer a un desastre como yo, pero lo hace, y me esfuerzo todos los días en hacerle feliz, igual que el se esfuerza en hacerme feliz a mí. Me dan igual las palabras de Bea, no harán efecto en mí.

—Déjale.

Ahí si me alarmé.

—¿Disculpa?

—No quiero que Noah esté contigo, no te lo mereces, el se merece a alguien mil veces mejor que tú —Me imaginaba que en su cabeza estaría apareciendo la frase ''alguien como yo''— si no quieres que le enseñe esa foto a Noah, déjale.

—Estás loca, no pienso dejarle, no porque tu me lo digas.

—Te doy una semana —Su amenaza siguió— Si en una semana Noah y tu seguís juntos, te puedo asegurar que esa foto la habrá visto hasta la última piedra del instituto. Y mucho más, Avery. No eres la chica perfecta, buena estudiante y bonita que todos piensan que eres, no... para nada. Algo escondes, yo lo sé, y no descansaré hasta descubrir que es y hacer que te hundas en ello.

Esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer por el pasillo, dejándome totalmente anonadada. No sabía ni como sentirme, ni siquiera si debía decir algo o reaccionar de alguna manera. No quería cumplir las amenazas de Bea, ni mucho menos, pero... no me puedo imaginar la traición que sentiría Noah al saber que revisé su móvil y descubrí algo que no debería. Y tampoco sé que es eso que escondo, pero conociendo a Bea buscará la mínima tontería, le dará la vuelta y lo pondrá en mi contra.

Me sentí muy mareada en ese momento, tanto que tuve que irme al baño porque pensé que no podía respirar. El corazón empezó a irme a mil por hora y todo mi cuerpo ardía. Joder, me estoy agobiando muchísimo. ¿Qué debo hacer? ¿Debo dejar al amor de mi vida? ¿Contarle todo lo que pasa y que se entere que soy una mierda de persona y una mentirosa? ¿Qué coño hago?

Mi desesperación superó mi lógica y empecé a actuar por impulsos. Cogí mi móvil y busqué en mis contactos la única persona, a excepción de Noah, en la que más podía confiar en estos momentos y el que mejor me puede ayudar. Sé que a él quizá le importa una mierda mis problemas, y que tiene los suficientes, sin embargo... estoy totalmente desesperada.

Llamé. Primer pitido. Segundo. Tercero. Al cuarto ya iba a colgar. Al quinto con el móvil en la mano...

Contestó.

—¿Hola?

—Omar, necesito tu ayuda... es muy urgente.

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora