Capítulo 56

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Narra Cecilia

—¿Por qué estamos buscando cosas para fin de año cuando falta una semana? —Tenía que arrastrar yo a Avery por las tiendas ya que esta se empezaba a negar caminar.

—¡POR ESO MISMO! Falta una semana, si no encontramos algo AHORA luego no tendremos absolutamente NADA que ponernos, y te vas olvidando de que no salga en fin de año por no tener ropa.

—Pues la verdad no me apetece mucho salir.

Me frené en seco, anonadada. ¿Acababa de decir lo que creo que acaba de decir? Porque si es así nuestra amistad va a sufrir un gran bache lleno de dolor y sufrimiento.

—¿Disculpa? —Soné todo lo ofendida que podía.

—Es que... he pasado por mucho estrés estos días, y Noah tampoco se encuentra muy bien así que seguro tampoco sale... no tengo muchas ganas.

—Avery, es FIN DE AÑO, las discotecas están llenas de gente y buena música, ¿Cómo no vas a salir?

—¿Por qué te preocupa tanto conocer gente si ahora tienes novio?

Por supuesto, la imagen de Marcos se cruzó por mi cabeza, dejándome con un retortijón en el estómago. Todavía no he hablado con el sobre su intercambio, y no estoy muy segura de cuando lo haré. Aún no quero aceptar que se vaya durante no sé cuanto tiempo él solo a uno de los mejores paises del mundo... si encuentra ahí la vida que aquí no puede tener aquí no sé si podría aceptarlo...

—Deberías hablar con él, Ce.

—No soy capaz.

—Cuanto más lo atrases será peor, y al final se le va a acabar el plazo para aceptar o rechazarlo, no podéis seguir apartando estas cosas...

Lo pensé un poco más detenidamente, sentándome en una fuente de por ahí. Avery tiene razón, no puedo seguir dejándolo para otro momento, si no este malestar solo aumentara. Y me encantaría empezar el año besando al chico que me deja los ojos brillando. 

—Voy a hablar con él. Esta tarde.

Decirlo era más impactante de lo que pensaba, pero sentí como me quitaba un peso de encima. Avery saltó a mis brazos, alegre, y claramente me tiró a la fuente. Tuvo suerte de que mi móvil acabó intacto, porque si no tendríamos problemas serios.

Nos pasamos el resto de la tarde buscando cosas para ponernos en fin de año. Ella encontró algo rápidamente, aunque creo que eso se debía a que quería salir de ahí para ir a besarse con su noviecito. Yo por mi parte no encontré nada, y eso me desesperó más de lo que pensaba. Este año quizá no ha sido el mejor del mundo y quería empezarlo con buen pie, y el primer paso para eso era un vestido que amase.

Llegué a mi casa agotada. Lo primero que hice fue ir a la habitación donde dormía mi abuela. Iba a pasarme la tarde con ella lo cual me animaba mucho. Para mi ella ha sido casi más madre que mi propia madre, cuando era pequeña era ella quien me cuidaba por las tardes y siempre nos la pasábamos jugando a cualquier cosa. Recuerdo eses momentos como los más felices de mi mundo... ojalá poder volver a esa época.

Cuando nos dieron la noticia de que estaba enferma casi me muero en el sitio. La idea de no estar con mi abuela es... desastrosa. Para mí ella es mi ejemplo a seguir, quien quiero ser cuando tenga su edad. Si, es un poco vieja ya y puede pasar de un momento a otro, pero... quiero que sea para siempre. 

Animada fui hasta su habitación. Ella estaba tumbada, durmiendo tranquila. Era muy bonita... vi algunas fotos de cuando ella era joven, y se parecía bastante a mí, lo cual me alegraba mucho. Fui a su lado, sentándome un banco que estaba al lado de su cama, y la cogí de la mano. Esta se movió asustada, como si le acabara de dar un infarto.

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora