Narra Noah
Esa mañana se me estaba haciendo más larga de lo que me gustaría. A estas alturas ya nos han puesto las fechas de exámenes y hemos empezado con materia, solo de imaginarme llegar a mi casa y ponerme a estudiar me da dolor de cabeza. Y de vez en cuando tengo dolores por la leucemia que no me ayudan en lo más mínimo.
Aunque las clases se me hacían entretenidas porque me fijaba mucho en como Avery ignoraba todo a su alrededor dibujando cosas en su libreta. Sobre todo en filosofía ya que cada vez que le preguntaban cualquier cosa ella respondía que, aunque en susurros, que su alma acababa de cambiar de cuerpo y por lo tanto se olvidó de todo lo conocido y aprendido.
Cuando acabaron las clases esta salió casi corriendo junto con una chica morena con una coleta media y una peculiar chaqueta de cerezos que apostaría mi brazo izquierdo a que es de Avery. Por los gestos y la manera en la que hablaban supuse que era Cecilia, la amiga que gracias a ella pasé un día tan memorable ayer. En cuanto pueda tengo que presentarme.
—Hola amor mío.
—Deja de resaltar tu no heterosexualidad Kenan.
Ha estado con mas chicas de las que puedo imaginar, pero son incontables las veces en las que este intenta coquetear o hace cosas poco hetero con sus amigos. No tiene masculinidad frágil, por eso me llevo tan bien con él.
—He hablado con tu padre y te llevo yo al hospital hoy.
Si no me muero yo antes voy a matar a mi padre por hacer ese tipo de tonterías.
—Joder Kenan, ¿Cuántas veces te he dicho-?
—¿Y cuantas veces te tengo que recordar que me da igual que no te guste que te acompañe y que lo seguiré haciendo? Eres mi mejor amigo, prácticamente mi hermano, y si tu lo pasas mal yo lo paso mal. Si esto me pasara a mi tu harías lo mismo. No, conociéndote harías muchas cosas más, así que cállate la boca y sube al coche.
Al final, como siempre, acabé diciéndole que es un imbécil, que le quiero mucho y me subí en el asiento del copiloto para dirigirnos directos al hospital y probablemente comer los dos en algún restaurante cercano. Aunque odio la situación, solo pensar que no podré volver a vivir estos viajes me deprime.
—Oye, hay que empezar a cambiar esa cara de culo de mono, que te han dicho que vas mejorando.
—Sabes que eso no significa mucho, Kenan.
—Se supone que yo soy el pesimista, no tu, anímate un poco coño. Este finde salimos de fiesta.
—¿Otra vez? Si que te aburres.
—Antes de que empieces con tu estudio loco y desaparezcas durante semanas.
—Podrías probar a estudiar de vez en cuando para así compaginar nuestras vidas, pero hablando de eso, ¿qué tal va el equipo?
Entre el instituto, el hospital, mi vida etc. apenas me entero de como van el que antes era mi equipo de baloncesto. Dios, como lo hecho de menos, tengo que ir de vez en cuando a ver los entrenos.
-Ni tan mal, pero no es lo mismo sin ti, y con eso me refiero a que somos muy malos.
-Seguro eres un capitán de mierda -En ese stop me enseño el dedo corazón.
En verdad, nunca entendí porqué en entrenador me nombró capital si Kenan siempre fue no solo el mejor si no el que más ganas le echaba. A mi me gustaba, mucho, y no era malo, pero para Kenan era toda su vida, literalmente toda su felicidad gira alrededor de eso. Parece Troy de High School Musical.
—Tienes que venir a un entreno con tu chica —Me paralicé.
—¿Mi que?
—Vamos a ser serios amigo mío, no puedes negarme que entre tú y Avery pasa más que tu obsesión por llevarte bien con todos.
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El muerto, el British y el gay
Teen FictionAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...