Narra Avery
Cecilia y yo habíamos decidido quedar juntas esa tarde del lunes para comentar nuestras citas y chismear, teníamos que reunirnos antes de que empezasen los exámenes y no tuviesemos tiempo para vivir.
Llegué al instituto con ganas de que se acabara, un poco como todos los días pero multiplicado por tengo chisme y una amiga criticona esperando.
Fui a clase y la mayoría de personas ya se encontraban allí. Me sentí y esperé a que los pocos que faltaran llegaran, pero no estaba él. No me pareció raro porque a veces faltaba a clase, era como de esas típicas personas que se saltaban las clases y luego aprueban. Aunque esta vez era diferente, no me sorprendió no verlo pero me decepcioné un poco, el día anterior me lo había pasado fenomenal así que tenía ganas de verlo y hablar con él. ¡Dios! ¿Qué me pasaba? ¿Al idiota de Noah Álvarez? ¿En qué momento? ¿Tenía yo algún tipo de bipolaridad no algo así? Lo odiaba por momentos pero luego no tenía reparo en reconocer su atractivo, aunque eso es principalmente culpa de Cecilia. Empezaba a plantearme nuestra amistad, no podía ser amiga de gente que me metiese ideas raras en la cabeza.
Me di cuenta de que estaba sonriendo como una tonta hacia mi alumno mientras el profesor hablaba sentado en la esquina del escritorio. ¡La clase ya había comenzado y yo ni cuenta me había dado! Saqué mis cosas rápidamente y las coloqué sobre la mesa, hice un poco de ruido y logré la mirada amenazante de Bea. No habíamos hablado desde que el sábado por la noche cuando la había tomado conmigo; todavía no entendía porqué estaba tan enfadada si yo yo único que había hecho era intentar evitar catástrofes por parte de Lucas, no es culpa mia que ella... un momento, no, ni siquiera ella estaba en el medio, ¡ella no tenía nada que ver! Así que, ¿por qué estaba tan ofendida? ¿Se sentiría rechazada porque puse una excusa para huir el día del centro comercial o simplemente me odiaba sin motivo?
Me pasé todas las clases hasta el recreo dibujando animales pequeños, flores y garabatos varios en los bordes de mi libreta. No presté atención a casi nada de lo que decía el profesor, no podía, me preguntaba dónde estaría Noah, cómo haría para comenzar a arreglar mi disfraz ahora que ya tenía el boceto y si a él le gustaría Taylor Swift. Si no le gustaba Taylor ya podía olvidar nuestra amistad porque ella es la única religión que practica.
Cuando sonó el timbre salí de allí para irme directo al baño, pero antes necesitaba pasar por mi taquilla. Giré el pasillo y vi como Bea se acercaba a Noah que estaba sacando unos libros de su taquilla, habría llegado poco antes o si no habría entrado en clase (aunque si yo fuese él y me quedaría en el baño hasta que llegase el descanso). Bea comenzó a reírse de algo que Noah había dicho ya a pesar de que estaba algo lejos pude escuchar perfectamente, era algo estruendosa y aguda, muy perfecta, tanto que me daba hasta algo de repelús; Después estaba Cecilia, que se reía como si fuese un cerdo siendo atropellado.
Pasé justo por su lado, no pretendía saludar, no quería estorbar en su interesante conversación y me sentí incómoda con Bea después de lo que me había gritado; No importa lo que yo pretendiese porque al iluminado de Noah no se le ocurrió otra cosa que moverse unos centímetros para impedirme el paso a mi taquilla.
-¡Hola! —dijo como si nada.
—¿Me das permiso? Voy con prisas.
—¡Qué antipática de un hola eres capaz de decirme!
¿En serio? ¿Y desde cuando yo lo saludaba adecuadamente? Puede que Bea se sintiese apartada de la convención porque antes de que pudiera quejarme sobre Noah ella se adelantó.
-¡Noé! ¡No seas así! ¡Deja pasar a la pobre chica que va apurada! —lo cogió de un brazo y lo apartó se mi taquilla —Ignóralo, es un idiota.
¿Iba a tratarme bien después de haberme hablado así? Sus palabras eran como el polvo, volaban y se metían en los ojos de la gente pero fingían que no existían. Me estaba empezando a molestar su actitud, una cosa era que estuviese enfadada conmigo y otra que fingiese que no pasaba nada. Sonreí incómodo, y abrí mi taquilla para darme cuenta después de dejar mis cosas y sacar mi teléfono de que Lucas me había llamado repetidas veces y mi madre también; Había dos opciones, o había pasado algo o eran sucesos no relacionados.
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El muerto, el British y el gay
Novela JuvenilAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...