Capítulo 34

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Narra Noah

—Sois unos amigos de mierda.

Después de estar una semana metido en casa sin ir a clase por cuidar a mi hermana y haberme pasado todo ese tiempo estudiando, lo que más necesitaba era poder salir un poco. Y que mejor plan que irme con mi grupo de amigos de toda la vida a jugar al baloncesto, o hacer un intento de ello.

—Ya sé que somos lo mejor que te ha podido pasar, anda vamos —Kenan me cogió del brazo y me sacó de mi casa, donde todos me esperaban.

Ahí los tenía, algunos viendo el móvil otros hablando entre ellos: Reggie estaba mandando mensajes seguramente a alguna chica que le empezó a hablar por Instagram. Jesús y Amanda parecían tener una conversación super interesante ya que por primera vez Amanda no tenía cara de asco. Y Bea me miraba con los ojos brillantes. 

Les había echado de menos.

—Vamos señores, os tengo que dar una paliza al baloncesto —Gritó Kenan con toda la alegría del mundo.

Empezamos a caminar hacia unas pistas de deporte, donde además de baloncesto había futbol, vóley y otras cosas. Era en ese sitio donde Amanda se pasaba las tardes que no estaba con nosotros. No quedaba especialmente cerca de mi casa, pero una caminata no nos vendría nada mal.

Jesús y Amanda seguían hablando, pero Reggie se les sumó a la conversación. Bea se puso al lado de mí y de Kenan, animada. Hoy estaba especialmente feliz.

—¿Algo novedoso en tu vida Bea? Estás muy alegre.

—¡Ai! ¡Me encanta que te hayas dado cuenta! —Sonrió de oreja a oreja— Es que estoy TAN FELIZ de al fin hayas salido de tu casa y poder verte.

Sonreí. Normalmente me pone algo nervioso el que a Bea le alegre tanto verme, pero por hoy lo dejé pasar. Llevo días muy animado, y no solo porque mis médicos me estén diciendo que todo fluye sin problemas, si no por lo más evidente. 

Ahora que lo pienso, no les he contado nada.

—Hablando de cosas felices, ¿tú que tal con ya sabes quien? —Kenan no pudo hablar en mejor momento— Necesito saber como acabó el que me hayas estado rompiendo la cabeza una semana.

—Vete a la mierda tío, eres un asqueroso, llegó llorando a mi casa porque estaba asustada.

—Avery es una quejica, y una ilusa, ¿Cómo se ha podido creer algo así? —De nuevo los comentarios de Bea me son innecesarios.

—No la juzgues, estaba preocupada y con malestar, es normal que se sintiera culpable.

Bea se calló en cuanto le contesté en un mal tono. No me gusta enfadarme con la gente y menos con mis amigos, pero no voy a dejar que digan nada de mi novia, y menos en frente de mí.

—Eso tío, ¿Qué tal va ese amorío platónico tuyo? Yo también me quiero enterar del chisme —Jesús vino hacia donde nosotros, poniendo su brazo alrededor de mi cuello.

—Ya puede ser divertida la chica, has dado mucho por culo —Amanda hablaba con voz cansada. No creo que haya sido tan molesto.

—Y no es de las más guapa del insti, ya te digo.

—Tus criterios son una mierda Reggie.

—Ya, la verdad por muchas chicas con las que estés no significa que tengas buen gusto, de hecho tienes uno pésimo —Rio Kenan.

—No si el tuyo es mejor: pequeña, redonda, que siempre va de naranja con rayas. Eso si, rebota muy bien.

—¿Por qué hablas de una pelota de baloncesto como si fuera una chica?

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora