Narra Avery
Noah es el amor de mi vida. Sé que por muchas más personas que conozca, no voy a amar a ninguno como lo amo a él. Por mucho que pueda llegar a alejarme, tanto física como emocionalmente. Siempre estará en mi corazón, cada una de las partes de la sonrisa que me dedica todos los días aunque su mundo, el entero, se esté viniendo abajo.
Por eso sé que aunque se muera le seguiré amando como el primer día que le vi.
No voy a olvidar nunca mi primer día en ese instituto, la forma en la que Noah intentaba ser mi amigo, amable conmigo, como lo es con todo el mundo por mucho daño que le hagan. La rabia que me daba, lo mucho que pensaba en el aunque en ese momento no quería verle. Y ahora no puedo parar de hacerlo.
Por eso me encantaba verle durmiendo en su cama.
Llevo algunos días durmiendo en su casa, estando con el todo el tiempo que puedo. Intento no ser una carga y ayudar todo que puedo, pero sus padres y hermana no me lo ponen fácil, por lo que soy una especie de apoyo emocional. Por mucho que quiera a Noah, llevo con el unos cuantos meses, y ellos lo conocen literalmente desde que nació (Si no fuera así habría muchos traumitas). Le vieron crecer, sus primeras palabras, primeros pasos, primer aprobado, primer suspenso, primera llorada, primera sonrisa, primer sueño, su graduación en el instituto... saber que no llegaran a verle graduarse de bachiller, que verán su último sueño, su última sonrisa, su última llorada, su último suspenso, su último aprobado, sus últimos pasos, sus últimas palabras.
Que no seguirán viéndole crecer.
—Buenos díaaaaas —Noah empezó a estirarse en su cama, con un ojo abierto y otro cerrado mientras me veía con una sonrisa.
Siempre pensé que Cecilia era la persona más fuerte que conocía, capaz de aguantar cualquier cosa que se le pusiera en medio. Por lo menos hasta que conocí a Noah. Hasta estos días no me paré a pensar bien lo difícil que es saber que tus días están contados y sonreír todos los días, ser amable con todos, tener buenas notas... ser prácticamente perfecto. Y justo cuando te han dado una fecha límite, seguir sonriendo como si solo vivieras en un perfecto sueño. El es sin duda la persona más fuerte que conozco.
—Buenos días preciosa —Le di un pequeño beso en los labios— ¿Qué tal has dormido?
—Horrible —Hace tiempo que no le oculto lo mal que lo estoy pasando y lo poco que duermo, principalmente porque él no quiere que lo esconda.
—Normal... yo tampoco dormí mucho, aunque pienses lo contrario.
Sonreí suavemente y le di otro beso en os labios, y otro, y otro, así hasta que me quedé pegada a él. Al separarme sentí el cuerpo frio, y me entraron muchas ganas de llorar. ¿Esta sería la sensación si la quimio llega a no funcionar? Porque si algo tan sencillo como separarme de él al besarle me duele tanto, no me quiero imaginar cuando no pueda volver a verle.
Ayudé a Noah a sentarse. Ya lleva un tiempo con el cuerpo cansado casi incapaz de aguantarse por si mismo, y está mil veces más delgado que cuando le conocí, la cara más pequeña, el pelo absolutamente desaparecido... y aun así, no sé como, le sigo viendo el chico más guapo del universo.
Lo primero que hizo fue coger el móvil. Hoy iba a salir con sus amigos, sin mí. Insistió mucho en que fuera con él, pero quería dejarles a ellos su tiempo. Sus amigos le conocen desde hace mucho más tiempo que yo, se merecen una tarde con el a solas. Aunque sea la última. En cuanto cogió el móvil no pude evitar fijarme en su fondo de pantalla. Es la foto que nos sacó Kenan en la pista de baloncesto. Unas ganas inmensas de llorar mientras mi sonrisa se iba enmarcando invadieron mi cuerpo.
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El muerto, el British y el gay
Novela JuvenilAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...