Narra Avery
A la vuelta del viaje todos estábamos agotados, lo primero que hicimos fue irnos a nuestras respectivas casas y tirarnos en nuestra cama para echarnos la siesta del siglo. Algunos se quedaron en casa de otros, como por ejemplo Omar y Cecilia que durmieron en nuestra casa. Quería que Noah se quedara, pero dijo que echaba de menos a su familia y que estos también quería verle. Más mono.
La mayor sorpresa fue cuando esa noche Cecilia apareció en mi habitación en vez de irse a la de Marcos. Por un segundo pensé que estarían enfadados y me preocupé, sin embargo les vi despedirse con un beso apasionado, así que solo significaba que me tenía que contar algo importante.
—Y bien señorita, ¿Qué me quieres decir?
—Oye, ¿Por qué piensas que te tengo que decir algo? ¿No puedo simplemente disfrutar del amor y compañía de mi super mega hiper mejor besti?
—Tienes a un chico guapo, alto, listo y con dinero esperándote en la habitación de al lado deseando besarte hasta en el alma, ¿me quieres decir ya que quieres para que me pueda ir a dormir?
La sonrisa estúpida que me soltó solo confirmo mis teorías. Si soy sincera, tenía un poco de miedo por lo que pasara entre esos dos: ella es mi mejor amiga y él el chico con el que vivo. Si algo salía mal sería muy incómodo, y creo que ninguno de los dos sabe sobrellevar una relación... sin embargo veo la cara de Cecilia cuando habla de Marcos, brillante y sonriente, y sé que ha sido una gran decisión.
—¿Te acuerdas de todas las veces que te reías de mi porque decía que estaba locamente enamorada de un chico y que iba a tener algo serio y duradero con él?
—Como si hubiera pasado hace unos meses... que de hecho pasó hace unos meses.
—Pues ya no te vas a poder reír NUNCA MÁS.
Su sonrisita aumentó, empezó a juguetear con uno de mis cojines. Vale, no me entero de nada. ¿Por qué ya no me puedo reír de ella? Si es mi hobby favorito.
—¿Como?
—No me digas que no lo pillas.
—Ce, cariño mío, vengo de un viaje de una semana muerta de sueño y van a ser las 2 de la mañana, claramente que no me entero de nada.
—¡Ahora puedes decir que tienes un cuñado!
—Si no tengo hermanos —Se me quedó mirando con cara de desesperación, yo seguía esperando a que me dijera lo que sea que intenta decirme.
—Que ella y Marcos con pareja, imbécil, que te enteras menos que Pascal cuando le hablan —Lucas apareció abriendo la puerta de mi habitación y dejando parte de su cuerpo en esta. Omar estaba detrás de él, riéndose.
En cuanto desaparecieron fue que asimilé todo. La manera en la que empecé a dar saltos y a gritar seguramente despertó a todos mis vecinos, pero la verdad me importaba bastante poco.
—¡¿TU Y MARCOS SOIS PAREJA?!
—Siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
—Pero, ¿oficial? ¿de estas que se dan besos en público, se cogen de la mano, se dicen te quiero y toda la paranoilla?
—¡QUE SI COÑO! Ahora podemos hacer cita doble de parejitasssssss.
Volví a saltar toda emocionada, y por supuesto la abracé. Estaba tan contenta por ella. Marcos es un chico increíble que le va a hacer muy bien en su vida de no enamoramientos y descontrol, seguramente será el freno que ella necesita y que yo nunca le doy.
Luego de un rato hablando sobre como fue que se hizo oficial, se despidió y corrió a la habitación de su ahora novio. Creo que pisó a Pascal porque escuché a un gato quejarse, y luego Cecilia gritando del susto y quejándose del dolor. También escuché a Lucas reírse y Marcos preocupado. Definitivamente, en esta casa viven enfermos mentales.
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El muerto, el British y el gay
Teen FictionAvery está cansada de mudarse de una ciudad a otra, por eso en este nuevo sitio tiene la idea de que nada nuevo pasará, de que todo será tan aburrido como siempre. Al menos hasta que la sonrisa de Noah apareció en su camino y jamás podrá salir de é...