Capítulo 3: Feria de extraescolares

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La feria de extraescolares era el evento más importante de todos los inicios de curso. En ella todos los clubes y actividades ponían un stand en el estadio de fútbol (conocido así por su gran tamaño y para diferenciarlo del campo secundario) para dar información a nuevos (y no tan nuevos) alumnos. Todos los años necesitaban a gente nueva que se uniera a sus clubes, sobre todo si no querían que la directora los cerrara por falta de gente, así que aquella era una buena oportunidad para poder promocionarse.

Todos los años, la feria se había realizado el primer viernes del curso, para que así todos los clubes tuvieran tiempo a organizar los folletos y las actividades con las que atraer a más personas.

Aquel año se hizo un martes.

A todos los alumnos que participaban les había pillado por sorpresa y como era de esperar, les había sentado como una patada en el estómago. No solo tuvieron que correr para poder organizarlo todo, sino que además tendrían que ir a clase al día siguiente, aunque terminaran reventados de noche cerrada.

Era lógico el horario en el que se celebraba la feria, justo dos horas después de que terminaran las clases. Tenían tiempo para colocar los stands y todos los papeles y detalles.

Y aunque para muchos aquel día fuera muy interesante y divertido, a Tyler le parecía un horror. En todos esos años, no le había pillado el punto de estar más de doce horas en el instituto. El resto de alumnos podía salir, ir a casa y descansar, pero los elegidos para representar a su club debían ponerse su uniforme azul y blanco y estar allí. Y a él le tocaba año tras año, tras año. Por suerte, aquella sería la última vez que tendría que estar allí.

—Eh, Ty, ayúdame a colocar este altavoz —le dijo Scott con un enorme altavoz negro a su lado.

—¿Para qué cojones vas a poner un altavoz? Pondrán música por los megáfonos del campo.

—Porque pienso vacilar a la gente con el micrófono —le enseñó un micro con un largo cable para conectarlo al altavoz. Tyler puso los ojos en blanco, pero se acercó a él, dispuesto a ayudarlo—. Nos vamos este año, pero nos iremos por la puerta grande.

—Haciendo lo que mejor se nos da hacer...

—El imbécil —dijeron ambos al unísono riendo.

Entre los dos cogieron el altavoz y lo colocaron al lado de su stand.

—¿Qué coño hacéis con un altavoz? —preguntó Ryan. Ambos lo miraron y Scott estaba a punto de responder cuando Ryan volvió a abrir la boca—. Prefiero no saberlo. El entrenador Turner me ha dado estos folletos para repartir.

—Genial, más trabajo... —ironizó Scott, mientras enchufaba el micrófono.

—¿Sabéis si va a venir alguien más del equipo?

—No, estamos solos los tres.

—Joder, ¿ni relevos, ni nada? —Scott y Tyler negaron con la cabeza.

—Como se nota que es tu primer año de feria, Sprout...

—Siempre se ha escaqueado.

—No me escaqueaba, siempre venía con vosotros el hijo de la directora —Ryan colocó el taco de folletos sobre el stand.

—Pfff... Cox. Menos mal que se graduó el curso pasado —dijo Tyler.

—A mí no me caía tan mal —intervino Scott.

—Se creía intocable por la posición de su madre y hacía lo que le daba la gana.

—¿A cuántos entrenamientos vino? ¿Tres? —a Ryan tampoco le caía muy bien aquel muchacho.

Último curso en Westhill RiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora