Fue el primero en salir del entrenamiento y también el primero en salir de la ducha. Por ello, Tyler era el único que estaba en el vestuario poniéndose la ropa que había llevado puesta esa misma mañana. Metió todo el uniforme, sudado y sucio, en la bolsa de deporte para poder llevárselo a casa y meterlo en la lavadora. Se ató los cordones de las zapatillas a toda prisa. Ni siquiera necesitaba pensar en el procedimiento para hacerlo. Cuando bajó el pie derecho del banco, notó que un par de figuras estaban paradas frente a él. Levantó la vista y se encontró con Scott y Ryan con solo una toalla alrededor de sus cinturas.
—Déjalo, tío —susurró Ryan a Scott, y tiró un poco de él.
—¿Qué mosca os ha picado a los dos?
—¿Dónde vas tan corriendo después de los entrenamientos, Ty?
—preguntó Scott a bocajarro.—¿Ahora sois detectives? ¿Desde cuándo os tengo que dar explicaciones? —Tyler miró a Ryan de forma cómplice.
Ryan sabía de la existencia de las clases particulares que Cassie le daba a Tyler, pero Scott no tenía ni idea. El número tres del equipo sabía que Scott no le tomaría en serio y que todo el mundo acabaría enterándose de aquellas clases.
—Desde que nos ocultas algo.
—Déjate de gilipolleces, no estoy ocultando nada —Tyler se levantó del banco y cerró la bolsa de deporte.
—Nunca has salido corriendo de los entrenamientos y últimamente, tienes mucha prisa por salir de aquí, sobre todo los lunes —continuó insistiendo Scott—. Aunque no entiendo la prisa de hoy, siendo martes.
—¿Así que ahora controlas qué días salgo antes del entrenamiento?
—Soy el capitán.
—¿Y?
—Debo velar por mis jugadores —Tyler asintió pasando de él y se acercó a su taquilla para comprobar que no se dejaba nada—. Además, me preocupo por ti. Eres mi amigo.
—Te lo agradezco, Scott, pero estoy bien —dijo dándose la vuelta para mirarlo.
—¿Seguro? Ty, si tienes algún problema en casa o...
—No pasa nada.
Tyler respondió cortante y se dio la vuelta para revisar bien su taquilla. Sobre todo, porque como Scott siguiera con sus preguntas, lo pillaría en menos de un abrir y cerrar de ojos.
—Entonces, si no pasa nada, puedes esperar a que terminemos de arreglarnos, ¿verdad?
—Oh, vamos, Scott, déjalo —intervino Ryan.
—No, no puedo quedarme —Tyler cerró la taquilla y lo miró a los ojos.
Scott se quedó mirando a sus dos amigos y entonces, supo que no era solo Tyler el que le ocultaba algo, Ryan también lo sabía.
—Cabrón, tú lo sabes —señaló a Sprout y este abrió los ojos de par en par—. Danforth, desembucha.
—Está bien... —se resignó—. Voy a clases particulares de Cálculo los lunes, después de entrenar.
—¡Ja! ¡Sabía que ocultabas algo! Espera, ¿quién te da clase?
—Miller —terminó de confesar.
—¿Miller? ¿La huérfana? —Tyler asintió. Scott se quedó pensando un segundo—. Me cuadra, tiene pinta de ser una empollona.
—Bueno, ¿contento? Ahora me tengo que ir —Tyler se colgó la mochila del hombro y cogió la bolsa.
—No, no, no. Ty, tienes que contarme todos los detalles y por qué coño me lo has ocultado —Tyler puso los ojos en blanco y miró el reloj de pared que había en el vestuario. Miller ya debía estar esperándolo—. Espera, ¿te gusta Miller? —le picó y le pinchó con el dedo en la tripa.
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Último curso en Westhill River
RomanceEl último curso de instituto parecía ser igual que los demás. Sin embargo, una charla con la orientadora hace que Tyler y Cassie se replanteen su futuro. Tyler Danforth es uno de los mejores jugadores del instituto, pero si quiere ir a una buena un...