¿Qué había pasado?
Esa era la pregunta que rondaba por la mente de Cassie una y otra vez. No sabía en qué momento se había lanzado a hablar sobre sus padres delante de Tyler. Le había contado un dato demasiado personal para ella e incluso le había enseñado su tatuaje. Vale que Alex y Emily supieran todos sus secretos más ocultos, pues eran amigos de hace muchos años, pero, ¿Tyler? Sólo se conocían (de verdad) desde hacía unos meses, pero era tan sencillo hablar con él...
¿Qué le estaba pasando?
Y lo peor de todo no era eso. Había otra duda que le quemaba la cabeza.
¿Tyler había estado a punto de besarla?
Se había repetido a sí misma que aquello era imposible. Sería un error, una confusión mental momentánea que su cerebro había tenido. Aquello era imposible. Él no había podido tener esa intención con ella. Sin embargo, los hechos eran bastante diferentes.
Sobre todo, esa imagen. Esa maldita imagen.
Ella apoyada en la pared, escondida para que el guardia de seguridad no la viera y Tyler delante de ella, a escasos centímetros, puede que incluso milímetros. Pudo sentir perfectamente cómo su respiración se mezclaba con la suya e incluso percibir ese aroma del perfume tan famoso que él solía llevar puesto. Puede que incluso aquel aroma la hubiera atontado. En cambio, su cerebro volvió a tener un instante de lucidez, lo justo para escapar de allí y volver a casa a toda prisa en su bici.
Pero, lo que más le preocupaba a Cassie no era qué había pasado esa noche o si Tyler había tenido la intención de besarla, lo que más inquietaba era qué habría hecho si él la hubiera besado. Lo más seguro era que no se habría apartado y eso la asustaba.
Tenía una sensación demasiado extraña colocada en el estómago, una que no se iba ni siquiera comiendo el exquisito pavo relleno que su tía Grace había preparado.
Durante todo ese tiempo, había estado convencidísima de que no podría sentir nada por Tyler, que no lo podría ver como algo más que un compañero de clase, pero, ahora...
Ahora pensaba y sentía cosas muy diferentes. Sentirse tan cómoda a su lado, tener ganas de verlo a todas horas y poder hablar de cualquier cosa con él... eso era algo más que una amistad.
Tyler le gustaba y eso no podía ser. Necesitaba alejar esos sentimientos de ella todo lo posible y tenerlo tan cerca no era de gran ayuda. Quizás si se mantenía un poco alejada de él...
Sí, sería lo mejor.
Cuánto menos tiempo pasara a su lado, más fácil sería no sentir nada.
El martes fue bastante fácil mantener las distancias con el jugador de fútbol. Tan solo compartían Cálculo y no podía estar más agradecida de que el resto de asignaturas, en las que se veían en clase, no se impartieran el segundo día de la semana. Además, intentó llegar la última e irse la primera de la clase del señor Vásquez.
Posiblemente, aquella fue la clase en la que más estuvo concentrada, mantuvo la mirada fija en su cuaderno tomando apuntes y sólo la levantaba para fijarse en lo que el profesor apuntaba en la pizarra. Sabía que Tyler la miraba de vez en cuando, no porque lo viera, sino porque lo sentía. Sentía su mirada clavada sobre ella y eso le ponía nerviosa. ¿Se preguntaría por qué no había hablado nada con él en toda la clase? ¿O simplemente la miraba por el placer de hacerlo? ¿Acaso quería decirle algo? Demasiadas cuestiones para intentar concentrarse en la clase de Cálculo. Aunque, claro, sólo fingía estar atenta, pues su mente estaba en otra parte.
En cuanto el profesor dio por terminada la clase, Cassie cogió sus cosas a toda prisa y, tras dedicarle a Tyler un "nos vemos", salió disparada de allí como un rayo, dejando al castaño con más confusión que la que había tenido escuchando al profesor.
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Último curso en Westhill River
RomanceEl último curso de instituto parecía ser igual que los demás. Sin embargo, una charla con la orientadora hace que Tyler y Cassie se replanteen su futuro. Tyler Danforth es uno de los mejores jugadores del instituto, pero si quiere ir a una buena un...