Capítulo 18: Nuevo seguidor

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—¿Te vas a comer eso? —preguntó Emily mirando el pudín que tenía Cassie en su plato.

—Emm... creo que lo necesitas tú más que yo —mencionó la joven al ver el ansia con el que miraba su plato.

—¿Seguro?

Cassie asintió y a la rubia no le hizo falta más para arrastrar la bandeja hacia su lado y empezar a comerse el pudín de Cassie.

—Madre mía, ni que no hubieras comido en años —Alex no podía apartar la mirada de su amiga.

—Lo parece —dijo con la boca llena—. Estar en las animadoras requieren un esfuerzo importante y eso implica estar en forma y...

—No comer.

—Sí que como. Solo que cuido un poco más mi dieta.

—Claro y por eso te has comido el pudín de Cass en un abrir y cerrar de ojos.

—Bueno, es que hoy tenía más hambre de lo normal.

Alex y Cassie se miraron. Ambos se habían dado cuenta de que su amiga había perdido aún más peso que durante el verano y la veían bastante cambiada. Llevaba más maquillaje (quizás demasiado para lo discreta que era Emily), había incorporado algunos tacones a su armario y su ropa era más... digamos que acorde con una animadora. Aunque realmente, rara vez se la veía por el instituto con algo que no fuera su impoluto uniforme azul cielo y blanco con las letras de "Parrots". Tampoco iban a negar que lo lucía con orgullo y que le sentaba bastante bien, pero aquella Emily era bastante más distinta a la Emily que habían conocido durante todos los años pasados.

—Por cierto, ¿vais a venir al partido del viernes? —Emily se pasó una servilleta por la boca para limpiarse, mientras miraba alrededor de toda la cafetería, como si buscara algo o a alguien.

—¿Mañana?

—No, el viernes de la semana que viene. Este fin de semana jugamos fuera.

—¿Quién juega la semana que viene? —preguntó Alex.

—Parrots contra Lions.

—Puff... me da un poco de pereza.

—¡Claro! No juega tu novio... Pero la otra vez sí que me trajiste a rastras.

—Es que Fred merece que vaya a todos sus partidos. ¿Qué pasa Cass, te estás interesando por el fútbol o por un jugador en concreto? —Alex movió las cejas pícaramente.

—¡Qué dices!

—¡Eso! Hace mucho que no nos cuentas cómo van esas clases de Cálculo...

—A ti, que andas desaparecida, a mí me lo ha contado todo, todito
—confesó orgulloso Alex—. Danforth estuvo el otro día en su casa.

—¿Qué? ¿Perdón? —Emily casi se atraganta al escuchar aquello.

—Solo vino a casa a dar clase porque cerraron la biblioteca.

—Y cenó con sus tías.

—¿Eh? ¿Hola? ¿Ha habido presentación oficial y no me has contado nada?

—Dejad de decir tonterías. No hay presentación, ni bobadas. Ya sabéis cómo son mis tías, en seguida invitan a cualquiera.

—Pero Danforth no es cualquiera.

—Bueno, dejemos el tema...

—No, no. ¿Te ha contado que se montó en su coche? —insistió Alex. Cassie resopló.

—Nooo. Cassie, tú no montas en coches y menos si no sabes cómo conducen.

—Sí que lo hago, en el de mis tías, en el de Alex... —clarificó.

Último curso en Westhill RiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora