Era jueves y hacía tanto sol que nadie habría dicho que en la calle corría tanto viento que podrían haber salido volando sin la necesidad de tener un paraguas como Mary Poppins.
Cassie recordaba aquel día demasiado bien. Recordaba lo que llevaba puesto, lo que había comido e incluso lo que la profesora de Francés había enseñado ese día.
De hecho, salía de su clase junto a Alex cuando todo se empezó a tambalear.
Las hermanas V estaban colocadas en la puerta de la clase, esperando a que los dos salieran. Tanto Cassie como Alex sabían que no era una casualidad que estuvieran allí, impidiendo que salieran con libertad, sin tener que atravesarlas. Hacía tiempo que ninguna de las dos se tomaban la molestia de mortificarlos un rato.
Ambos tomaron algo de aire y se acercaron hasta la puerta, dispuestos a enfrentarse a sus gilipolleces.
—Cuidado, Vio, deja pasar a la huérfana y al gay —dijo Vanessa apoyada en uno de los cercos de la puerta.
—Quizás deberíamos empezar a llamarlos el traidor y la boba.
—¿El traidor? —preguntó Alex.
—Oh, disculpa. ¿No eres tú el que sale con un Coyote? Con Fred Jones, concretamente.
De golpe y sin amortiguación.
Alex se quedó helado, como si lo hubieran petrificado con un conjuro. De todas las cosas que pensó que le diría, no imaginó que las hermanas V hubieran averiguado que salía con Fred.
—Vio, has dado en el clavo, querida. Sin duda es él.
—¿No tenéis mejores cosas que hacer que molestarnos? —replicó Cassie—. Sé que te aburres, pero la puerta se sujeta sola —le comentó a Vanessa.
—Mira, si resulta que la huérfana tiene algo más de inteligencia que para los números. Pensaba que no.
Cassie resopló. Estaba empezando a quedarse sin paciencia. Era cierto que no tenía demasiada, sobre todo, con aquellas dos rubias, pero la cosa podía acabar bastante mal si no se controlaba.
—Espera, Vane, es que ella no lo sabe.
—Oh, cierto. Pobrecita. Sigue pensando que su vida es un cuento de hadas. El insti, el teatro, Ty... —dio un grito ahogado, fingido claro, y se tapó la boca con la mano—. Que no sabe lo de Ty.
Cassie se quedó callada. ¿Qué se supone que debía saber de Ty?
—¿De verdad pensabas que el mejor jugador de fútbol del insti se fijaría en ti? —Vanessa se echó a reír.
—¡Qué ilusa! —rio Violet.
Las dos riendo era igual que ver a dos hienas riendo en medio de la selva: algo insoportable de presenciar. De pronto, las dos se quedaron serias de golpe y sus miradas daban más miedo que las propias hienas a punto de atacar.
—¿Nunca te has preguntado por qué insistió tanto en que tú fueras su tutora de Cálculo?
Cassie apretó el puño con tanta fuerza que notó como sus uñas se clavaban sobre la palma de su mano. Cogió algo de aire e intentó controlar sus emociones. Todo lo que salía por la boca de Vanessa era puro veneno. Todo era mentira, sólo quería hacerle daño... Aunque no pudo evitar querer escuchar lo que tenía que decirle, porque en el fondo, sabía que su cabeza no pararía de darle vueltas a todo aquello, hasta descubrir la verdad.
—¿Qué dices, Vanessa? No tienes ni idea de nada.
—Oh, vamos, Miller, te creía más inteligente, pero no te preocupes, yo te lo explico todo para tontos. Ty te fijó como un objetivo el día de la feria de extraescolares y no ha parado hasta conseguirlo —mencionó—. ¿De verdad pensabas que alguien a quien se le da mal Cálculo sacaría un ochenta y dos en un examen? Por favor, Miller, abre los ojos.
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Último curso en Westhill River
RomanceEl último curso de instituto parecía ser igual que los demás. Sin embargo, una charla con la orientadora hace que Tyler y Cassie se replanteen su futuro. Tyler Danforth es uno de los mejores jugadores del instituto, pero si quiere ir a una buena un...