Si bien Sunny ha pasado por un cambio importante en su vida, ¿cómo le habrá ido a los otros luego de tanto tiempo?.
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Basil abrió sus ojos, dejando que las retinas se adaptaran a la luz del lugar. El florista solo pudo responder con un bostezo ante el sueño que tenía. Se había quedado despierto hasta tarde viendo una película y se quedó dormido. No había nada que hacer particularmente interesante en el 1999. Era un año que inició muy bien por él, ya que consiguió un gato para cuidar. Lo llamó Fern. Era bastante bonito y juguetón, aunque muy dependiente del cariño extremo. Así eran los gatos, a fin de cuentas.
Su cuerpo crujió, mientras se sentaba en su cama. Sus ojos se cerraron más por un reflejo que por otra cosa mientras la nítida luz solar se asomaba entre sus cortinas. Salió de su cama con pesar y se calzó con sus pantuflas de conejos. No le importaba mucho vestirse ya que poseía sus prendas del día anterior. Una camisa blanca y pantalones cortos marrones. No era muy exigente con la forma de vestir.
Salió de su cuarto para ser recibido por el apabullante y exquisito olor de una tarta recién horneada. Sus fosas nasales se sintieron llamadas por este olor, incluso cuando se estaba cepillando los dientes. Luego de tantos minutos, se acercó al comedor para ver a su cuidadora Polly con una tarta en sus manos. Ella se parecía más como su madre que nunca estuvo a una cuidadora, y a él le gustaba mucho eso de tener una figura materna.
- Buenos días, Polly -. Saludó el joven, mientras la mencionada le devolvió el saludo, sonriente.
- ¡Buenos días, Basil! -. Emocionada saludó a su criado. - Adivina que hice -.
- No sé. ¿Una tarta? -. Preguntó, fingiendo no saber nada.
- Oh, vaya, acertaste, ¡eres bueno en saber las cosas! -. Exclamó con cierta gracia, dejando la mencionada tarta en la mesa.
Basil observó con hambre aquélla tarta, sintiendo cómo su estómago pedía digerir ese alimento.
- Por cierto, ¿has visto a Fern? -. Preguntó el chico sentándose en la mesa.
- Ah, sí, está durmiendo encima de mí cama. Es muy apegado a todos en general, ¿sabes? -. En un plato sirvió una rebanada a Basil, mientras ella también se servía un poco de la misma.
- Sí... -. Respondió, mientras comía tranquilamente.
La vida de Basil era cíclica. Demos un ejemplo. Imagínense que el mundo es una rueda que gira y gira sobre su propio eje. De hecho, eso es el mundo en sí, pero tomemoslo de una manera no tan literal. Imagínense que la vida es una rueda de bicicleta, que gira y gira yendo para una dirección en específico. No hay tiempo para frenar y probar o experimentar cosas nuevas porque, bueno, no para. La rueda de la vida es repetitiva, y eso es lo que Basil ha experimentado día, tras día, tras día...
Su rutina consistía en levantarse de su cama cubierta de pelos de gato, desayunar lo que le preparaba Polly, y salir a con su jardinería. Parecía que pudiese hablar con las plantas por tanto tiempo que dedicaba a su pasatiempo favorito, pero no más lejos de la realidad. Él las entendía, y quería ser como ellas. Estar plantado en la tierra, nutrirse sin moverse y generar oxígeno para ayudar a los seres vivos a su alrededor.
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¿Perdón? - Omori
Fanfiction• Spoilers del videojuego Omori • . . . Mari está muerta. Su reloj se acortó desde hace 4 años. El reloj de Sunny sigue funcionando, por ahora. Sunny confesó la verdad con una cortina de mentira, salvando a Basil de un final mucho menos amargo para...