Capítulo 35: Recordando

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Aubrey se quedó esperando en los columpios a Sunny para ver si podía contar otro problema que había ocurrido en su casa. Se encontraba bastante triste y confundida, tanto que podía llorar en cualquier atisbo de una respuesta fuerte o una tonalidad bastante fuerte.

Como había pensado, pero no imaginado, su padre las abandonó. Consiguió la herencia finalmente de unos 790.000 dólares en total. Era más de lo que podía imaginar en aquél momento.

Aunque "eran" ricos, a él no le gustó que se refirieran a que todos ellos eran ricos. No, ÉL era el rico. Ni ella ni su madre lo eran.

Así que ayer, a la noche y cuando él se iba a ir a trabajar, las abandonó. Dejó una nota maldiciendolas con los peores insultos y amenazas inimaginables y no supo nada más de él en toda su vida.

Quizás se fue a una isla a evadir impuestos o a un pueblo dónde podía vivir muy bien. Sinceramente no le importaba.

Recuerda la expresión tan desesperada de su madre ese día, balbuceando de que lo perdió para siempre en ese momento tan complicado. Quiso ayudarla a calmarse y decirle que todo estaba bien, al final, estaban juntas en esto.

Pero ella no lo pensó así. Le dió una cachetada y la mandó a su cuarto para que se quedara allí el resto del día.

Lloró tanto...

Nunca en su vida su madre le había levantado la madre, diablos, incluso su padre no le levantó la mano jamás de los jamases. Ella ya no era su madre, era simplemente una loca eclipsada por la bebida.

Desde ese momento, su rutina había sido ver la televisión y emborracharse. Era una imágen que desearía borrar de su cabeza, pero no podía.

Hoy era un día soleado, donde los pájaros cantaban con la sinfonía del viento y las abejas se quedaban en sus panales, tan tranquilas y haciendo zumbidos.

Esta estaba en los columpios, esperando a que Sunny llegara y pudiera hablar con él. A veces, hablar con alguien y soltar la mierda que lleva dentro puede ayudar mucho, y más si es alguien con quién te tienes mucha confianza para contarlo en un inicio.

- ¡Perdón por la demora! -. Dijo Sunny avergonzado. Parecía que era algo importante por lo que decidió no indagar demasiado en aquello.

- Je, no te preocupes, Sunny... -. Dió una sonrisa falsa, mientras miraba un poco para abajo.

- ¿Pasa algo? -. Preguntó Sunny, con cierta preocupación en su voz.

- Bueno, sí... -. Se giró para ver a Sunny. Él no la había visto bien de la cara, así que no había notado cierta mano rojiza marcada en su mejilla derecha. Con ligeras lágrimas y una sonrisa quebradiza, habló. - Q-Quiero hablar un poco... -.

Sunny era único. Él no iba a juzgar a nadie que conocía a la perfección y más si sabía lo que le había pasado a dicha persona.

¿Perdón? - OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora