Extra #9: Negligencia

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Ah, los señores Woods. Los peores padres de ésta historia y, probablemente, lo más escapistas. Empecemos con quién jaló el gatillo antes de tiempo: Lorenzo.

Lorenzo, el padre del jóven Rowan Woods, que más tarde moriría por sus crímenes a manos de su mejor amigo, fue el primero en abandonar y desencadenar ese desastre. Todo había comenzado con una discusión con su esposa Charlotte, lo cuál decidió el destino de esos dos jóvenes que criaban. Sin embargo, todo había empezado con un problema en común con todas las parejas existentes: Alcohol.

El alcohol fue un cimiento que sostenía la base de la vida de Lorenzo, pero no podía dejarlo; ¡era muy adictivo!, ¡no podía dejar que una mujer como lo era Charlotte le dijera que hacer!

Quizás fue por el calor del momento o por la borrachera que los dejó. Sinceramente, las dos opciones son válidas. El señor Woods nunca fue destacablemente bueno con las bebidas alcohólicas, siendo alguien quien se dejaba llevar por la situación. Algo así como si te tiraras a un río en movimiento. Seguía la corriente de todo.

Ahora mismo, el señor Lorenzo había abandonado aquél lugar donde cultivó cientos de recuerdos junto a su familia. Sin embargo, no extrañaría ninguno de ellos. Tener un hijo con alguien es la manera de decir "se amaban tanto que tuvieron un hijo", pero él tenía algo que decir contra eso. Nunca quiso tener a Rowan. Nunca quiso tener que estar ligado a Charlotte. Realmente, jamás pensó en casarse con ella. Solamente estaban viviendo juntos bajo el mismo techo por Rowan y Abby.

Aunque, ahora que lo pensaba bien, si no hubiera querido tener a Rowan, ¿por qué lo cuidó por tanto tiempo? Tuvo que haberlo dado en adopción, seguir con sus vidas y tener un futuro jodidamente perfecto. Pero su debilidad le jugó en contra. Era sangre de su sangre, a fin de cuentas. Incluso adoptó a Abby para que Rowan no estuviera triste, aunque también lo hizo para que el estado le pagara para mantener a dos diablos con cara de ángel.

Las calles oscuras eran opacadas por los vehículos que pasaban, aparentemente en una larga fila de tráfico. A Lorenzo no le importaba ésto, sólo iría a buscar un cuarto de hotel, dormiría ahí y se iría de la ciudad mañana por la mañana con el dinero que tenía en sus bolsillos. Era demasiado.

Su mirada se dirigió hasta la luna, quien le devolvió la mirada de manera inexpresiva. La jóven luz lunar iluminó su rostro, y recordó el pasado… El cómo ellos dos se conocieron.

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[ FlashBack ].

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Todos lo catalogaban como un bicho raro. Nadie se le acercaba, incluso si era el más inteligente del curso, logrando sacar las notas más altas de su año y ser "un genio" en lo que hacía. La gente se burlaba de él, pero a él no le importaba ¿desde cuándo ser mejor que todos era signo de ser "inferior"? No lo entendía. Aunque no podía importarle menos la gente así.

¿Perdón? - OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora