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Sunny se encontraba sentado en su cama de hospital, viendo la noche tan estrellada en ese oscuro lienzo llamado cielo. Las estrellas brillaban por todo el vasto universo, dando un toque tan hermoso a la noche de luna llena. Amaba estar fuera, disfrutando de que la brisa le golpeara en toda su cara y dejar que su mente fluyera en aquél tinte azabache de ensueño. Sin embargo, ahora debía permanecer en cama para tener una recuperación pronta de los sucesos que ocurrieron. No recuerda nada de ese día, así que sufrió un fuerte golpe en su cabeza.
Un choque provocado por alguien en un estado de ebriedad bastante serio. Al menos, eso era lo que Aubrey y las enfermeras le contaron. Rowan, curiosamente, se recuperó más rápido que él al no recibir todo el daño del choque pero la pareció extraño. No solo el hecho de que Rowan, si estaba totalmente bien y estable, no lo hubiera visitado en todo el día, ni en los días que estaba inconsciente como le había comentado Aubrey en su momento. Abby seguramente estaba en algún lugar robando alguna cosa sin importancia y haciéndose la Robin Hood otra vez. Solo Dios lo sabe.
- Hey, Sunny, volví -. La puerta rechinó al ser abierta por Aubrey. Estaba normalmente como siempre, aunque un poco cansada por estarlo cuidando constantemente. Las enfermeras se encargaban de la mayoría, pero su terquedad siempre la obligaba a ayudarlo aún no siendo necesaria allí.
- Te ves terrible, berenjena -. Aubrey no se molestó en querer reclamar por el apodo tan sorpresivo de Sunny. Estaba cansada en ese momento. Podría dormir encima de un horno y sería lo más cómodo del mundo para ella.
- Solo necesito dormir un poco y estaré con pilas nuevas. Algo así como un robot -. Se sentó en una silla cerca de él, mientras se retiraba dejando que crujieran sus huesos.
- Así que ese es el secreto de tu fuerza. Interesante -. Sunny comentó con cierta gracia. Las bromas tontas y el tiempo que pasó con Rowan lo hicieron cambiar bastante en su sentido del humor.
Aubrey entrecerró los ojos y miró con mala cara al joven Suzuki. Este se quedó callado por unos segundos, mientras Aubrey lanzó un largo bostezo al aire. Estaba ciertamente cansada.
- Puedes dormir, ¿sabes?, las enfermeras también pueden cuidarme -. Le recomendó el tuerto a su amiga con aires de delincuencia. Aubrey negó con la cabeza.
- No. Puedo cuidarte yo también. Solo necesito dos minutos de descanso y estaré como nueva, ja, ja... -. El tono cansado y los constantes bostezos decían plenamente lo contrario y Sunny lo sabía.
- Sé que quieres cuidarme Aubrey, pero no tienes que hacerlo todo tú sola. Es bueno que ayudes, pero otras personas también pueden hacerlo -. Las palabras de Sunny no fueron escuchadas para nada, y Aubrey hizo caso omiso a sus palabras.
- Lo sé, pero yo también puedo cuidarte. Solo necesito descansar y... -. Ronquidos suaves se escucharon, mientras Aubrey descansaba reposada en el respaldo de la silla. Esa chica dormía dónde sea, parecía un gato a estas alturas.
Sunny creía saber qué estaba tratando de hacer. Ella siempre fue ayudada por él cuando escuchaba sus problemas familiares sentados en los columpios. Se sintió escuchada en esos momentos y sólo necesitaba de ello para que la ayuden, nada más que una bonita y calmada charla. Nada fuera de lo usual. El hecho de que compartiera temas tan profundos con él se debía, principalmente, a la confianza que se tenían en aquél momento desde pequeños.
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¿Perdón? - Omori
Fanfiction• Spoilers del videojuego Omori • . . . Mari está muerta. Su reloj se acortó desde hace 4 años. El reloj de Sunny sigue funcionando, por ahora. Sunny confesó la verdad con una cortina de mentira, salvando a Basil de un final mucho menos amargo para...