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Bien, tenía un nuevo vecino y era un rarito a simple vista. Genial, pensó. No sólo iba a tener que lidiar con sus problemas mentales, esquizofrénicos y demás cosas perturbadoras si no que, ahora, debía de lidiar con alguien ciego de un lado de su cara. Vivían cerca los dos y, muy seguramente, su tía lo iba a mandar a saludar o entregar un pastel al nuevo vecino o esa mierda. No niega que sintió una conexión con él y pensó que eran iguales en ciertos aspectos físicos, pero rayos ¡él parecía un zombie de verdad! No tenía vida en sus ojos, las vendas estaban tan notables en su cuerpo que me da vergüenza con solo verlo, y su bendito parche le daba un toque espeluznante.
De todos modos, ¿cómo perdió su ojo? Quizás era un accidente, se cayó o lo agarraron entre cinco y le dejaron esa parte ciega... eso o, simplemente, era un defecto de nacimiento. No le sorprendía, estaban en una época donde la mayoría de problemas genéticos eran menos raros que de costumbre. Eran especulaciones, a fin de cuentas.
Al final, no le importaba, no iba a conocerlo de ningún modo. La última vez que había conocido a alguien y puso su voluntad para conocerla mejor... la mandó al otro mundo, eclipsando sus sueños, metas y ambiciones. Quizás era mejor así, quedarse sólo, con su hermana y tía para pasar una vida llena de felicidad. Claro, la "felicidad" era variada y habían muchas personas que sentían la felicidad de una manera totalmente diferente, pero para él, una verdadera familia, era una verdadera felicidad.
Se dirigió hacia su cuarto y cerró la puerta detrás suya. Suspiró ante el ambiente deprimente de su cuarto. Todo estaba totalmente desecho, con su cama desatendida por la excesiva cantidad de tiempo que pasaba en ella sin atender a los quehaceres personales y del hogar. Además a eso, el suelo no era mucho mejor; siempre tenía alguna basura tirada por allí, una mancha de un refresco que le daba poca importancia y sus cortinas... eran un asco, llena de sangre robada desprendida de los pequeños mosquitos que se posaban en ese lugar para descansar de tanto extraer de su líquido rojizo vital.
Aunque fuesen muy importantes para la vida en el planeta, odiaba con todas sus fuerzas a los mosquitos. No había nada que hacer para quitar esas manchas de sus cortinas ya que, bueno, estaban hacer un muy bien rato allí. No había nada que hacer en eso, pero sí podía arreglar su dormitorio, o al menos intentaría hacer esa titánica tarea.
¿Dios sólo le daba las peores batallas a los mejores guerreros? Quizás. Estaba pensando que era una respuesta afirmativa.
...
No era alguien quien se encargara de la limpieza primordialmente hablando, ni tampoco era un experto ordenando o limpiando; nunca le enseñaron a ser ordenado de todos modos. Barría de manera torpe, sin saber cómo era que lo hacía la gente, ¡parecía un don divino a decir verdad! Pero era simplemente práctica.
Le pidió una pequeña mano a su tía con la tarea tan "jodidamente pesada" que era barrer un poco y ordenar. No lo ayudó, pero si le enseñó a sostener la escoba. Era un avance a pasos agigantados, sinceramente hablando. Era como sí alguna especie de deidad lo bendijera con su gracia divina.
- Oye, te pregunté algo -. Abby lo sacó de su nube de pensamientos. Rowan observó a su hermana recostada en el marco de la puerta.
Aquí vamos de nuevo. Cada vez que Abby iba a preguntarle algo era para intentar convencerlo de ir a robar algo. Desde hacía un tiempo un tanto decente, se volvió una chica que robaba el dinero a la gente que le parecía rica. Sí, Robin Hood, pero peor, de bajo presupuesto y encima, una niña. ¡Era lo peor del mundo!
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¿Perdón? - Omori
Fanfiction• Spoilers del videojuego Omori • . . . Mari está muerta. Su reloj se acortó desde hace 4 años. El reloj de Sunny sigue funcionando, por ahora. Sunny confesó la verdad con una cortina de mentira, salvando a Basil de un final mucho menos amargo para...