Extra #8: Cactus entre cintas

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El salón se mantuvo caliente gracias a la calefacción de la misma. Allí, las hojas pasearon por los dedos del jóven mientras sus ojos iban para ambos lados, como si leyera algo realmente intrigante. Una sonrisa chueca se formó en su rostro, mientras un posible sentimiento de nostalgia le invadía.

— Amo mí trabajo —. Comentó el jóven rubio.

Basil había conseguido un trabajo de fotógrafo para publicarlo en los periódicos. Ahora mismo, estaba leyendo un par de artículos en aquél periódico a la vez que recordaba esos bellos momentos.

"¡Una foto hermosa sobre un elefante protegiendo a su hijo!".

"¡Una gran toma sobre el deportista Kelsey Rodríguez sobre su mejor partido hasta la fecha!".

Esos eran los títulos que podía llegar a leer por encima. Si bien amaba sacar fotografías, no podía decir que era un trabajo perfecto cuanto menos. Algunas veces tenía que irrumpir en la vida personal de la gente al ser el mejor fotógrafo.

Obviamente, se negaba. Aunque estas personas fueran la basura más grande del mundo, tenía principios. No iba a ir hasta la piscina de su casa, meterse en un árbol y sacarle ochenta fotos en la misma postura.

No era un paparazzi, era un fotógrafo normal y corriente…

Claro, si corriente es el hecho de haber ocultado un suicidio para proteger a tu mejor amigo, y luego dejar que su amigo se echara toda la culpa de lo que ÉL mismo planeó…

Suspirando derrotado, cerró el libro y decidió por preparase un café para empezar la mañana. Estuvo despierto un par de horas antes de las ocho de la mañana, principalmente por su día agotador de trabajo y con todo el estrés que lleva consigo el hacer eso.

Su departamento era pequeño. Nada lujoso o presumido. Aunque tuviera mucho dinero que ahorró durante toda su vida, él quería una vida modesta y tranquila.

Ahora ya no vivía con Polly, a la que consideraba una madre para él. Ya era mayor, y aunque no le gustaba la idea de dejarla en un inicio, tenía que dejar su hogar en algún momento u otro. Polly tenía su propia vida, y no iba a cuidarlo siempre.

También tenía que madurar…

Y en cierto aspecto, lo hizo. El trabajo lo podía llegar a traumar, pero él ya había visto todo tipo de cosas…

Y también, manipulado todo tipo de cosas…

Su mirada se fijó en el marrón oscuro del café que se calentaba, mientras pensaba en toda su vida hasta ahora.

Tuvo una vida movida, con grandes amigos, momentos divertidos, y demás. Sin embargo, Basil era jodidamente hipócrita, ¿no creen? Es decir, tuvo TANTO tiempo para decirles que Sunny no era el culpable de las cosas que dijo en el hospital.

Aún recuerda que, el primer vistazo que tuvo, fue a un Sunny golpeado presumiblemente de Aubrey, la más fuerte e impulsiva del grupo por naturaleza. Recuerda que "se echó la culpa con todo".

¿Perdón? - OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora