Capítulo 32: Mariposas y sabor a metal

110 13 22
                                    

~ Oficialmente, esta es la historia más larga publicada que tuvo mí cuenta en este momento. No es la más larga planeada, pero sí la publicada ~.
~ Aguante Boca ~.

.

.

.

Era un nuevo día en aquella turbulenta semana llena de aburrimiento. En el papel era la misma rutina de siempre de quedarse acostado en la cama y ser, sin quererlo realmente, un vago que se mantenía acostado en todo momento. Si bien no podía caminar por el momento, no le gustaba estar acostado, ver la misma mancha en esa pared blanca, escuchar los pitidos de las máquinas y comer la misma comida. Era una mierda.

Sin embargo, con sólo ver a Aubrey..., no sabía por qué, pero se sentía bien verla allí, cuidándolo.

Pero ese día pasó algo nuevo que nunca pensó.

- ¿Silla de ruedas? -. Preguntó con cierta sorpresa Aubrey, mientras que Sunny tenía impresión al escuchar eso.

- Sí. Aún no puede usar bien las piernas, pero el resto de su cuerpo se ha recuperado de manera bastante buena. Por eso, el doctor nos ha dicho que puede salir fuera usando la silla de ruedas. Claro, Aubrey seguirá cuidándote -. La enfermera Carla dijo eso con una sonrisa bastante candente.

Una silla de ruedas. Nunca había usado una en toda su vida, pero tampoco podía ser una gran complicación el usarla, quiero decir, era solo usar los brazos para mover las ruedas o, en su mayoría, depender de la ayuda de alguien externo para que lo pudieran mover de lugar a lugar. Iba a ser una experiencia rara.

La enfermera Carla trajo la dichosa silla, mientras los dos observaban la misma. Su color azabache le daba un cierto toque bastante bonito.

- Es su desición si quiere salir a sentir el aire fresco o algo parecido en la silla de ruedas, Sunny. Los dejo. Aubrey, cuida bien al paciente y a la silla. No tenemos muchas por el momento -. A los pocos minutos, la enfermera se retiró de la habitación.

- Entonces, eh, ¿quieres intentar usar la silla de ruedas? -. Preguntó Aubrey, mientras Sunny asentía levemente.

Aún no podía usar sus piernas así que sería una experiencia difícil el subirse. No tenía algún soporte o algo que le permitiera permanecer de pie por un tiempo corto, sólo tenía a Aubrey y, bueno, no es que no quisiera pedirle ayuda, pero le daba miedo el hecho de hacerlo. Una chica con una fuerza totalmente exagerada digna de un luchador profesional no era buena señal.

Confiaba en ella, pero Aubrey también era caracterizada por no tener mucho cuidado con las cosas o la gente. Aunque no sabía el por qué dudaba de ella, si me ayudó en todo momento con la mayor gentileza del mundo. Quizás aún, muy en el fondo, tenía cierto temor a Aubrey. Su yo de ahora estaba bastante cómodo de ahora, ¿pero su pequeño yo de antes?, seguramente temblaba de miedo.

No podía tapar el sol con un dedo y afirmar, fervientemente, que ya no temia a Aubrey y estaba bien. El pasado no se olvida tan fácil, y menos el temor a malas experiencias. Eso era algo que irremediablemente, se quedaría con él.

Sin mucho pensar, Aubrey se acercó hacia Sunny quien, con cuidado, rodeó su brazo en el cuello de Aubrey y se sintió como un papel siendo levantado del suelo. Parecía que Aubrey no tenía ningún problema en cargarlo, ya que la chica lo estaba levantando al igual que un príncipe lo hacía con una princesa...

¿Perdón? - OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora