Capítulo 4: Rowan. ( 1/2)

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Sunny despertó, en la comoda de su cama, sintiendo sus huesos crujir por la actividad física realizada el día de ayer. Recuerda despertar y preguntarse el qué pasó, para luego restarle un poco de importancia y dormirse por el cansancio extremo que tenía su cuerpo. Omori tuvo que haber hecho algo, pero no podía recordar; habían lagunas mentales tan grandes y saltos del tiempo tan poco ortodoxos en su mente, que no pudo ordenar los eventos borrosos y bloqueados de su memoria, era como si su mente estuviera muy mal últimamente..., bueno, tampoco es que fuese una mente muy buena en la cuál creó un mundo donde sentirse totalmente vivo, aislado y reprimido mentalmente para no afrontar sus pecados.

Oh, bueno, buscaría una manera para poder recordar cosas y no olvidar algún hecho importante, pero eso no es lo importante, lo importante estaba dentro de su mente, una idea para ser específicos, ¿Omori era su subconsciente o es un trastorno psicológico? En un inicio era algo que él había creado con la misión de auto insertarse en dicha creación y poder vivir su infancia, atrapado en un pasado sin futuro, pero ahora que pudo tomar su cuerpo, ¿era Omori una personalidad extra que desarrolló por el trauma de colgar a Mari? No descartaba la posibilidad en lo más mínimo, pero era interesante el patrón.

Quiero decir, no sería muy bonito que un ser con aires de ser Dios en tu mente sea, al final de cuentas, una segunda personalidad que se manifestó porque quiso hacerlo.

Sunny ladeó la cabeza, negativamente ante las miles de incógnitas que aparecían en su cabeza. Decidió levantarse de su cama y notó que su ropa habitual estaba colgada en un percheros de su armario, el cuál tenía la puerta abierta, dejando entre ver las mismas prendas clonadas y repetidas hasta el hartazgo; tenía que admitir que no tenía un buen gusto con la ropa para pedir la misma con tanta antelación. Si bien llevaba unos ropajes iguales a ese mismo, los suyos tenían muchas cosas malas; suciedad y un tanto de sangre. Suerte que no pudieron ver aquel líquido rojizo hierrico o los asustaría de seguro. Si bien no recordó mucho de lo que hizo Omori o casi nada, no tuvo que ser fácil entrar estando vestido así. El abrigo grueso que tenía puesto encima de él debía ser la respuesta total para pasar tan desapercibido así; si fuera un asesino serial traería una bomba y ni se darían cuenta seguramente.

El tema es que no era un asesino serial; solo es un asesino con un homicidio culposo..., ¿se podría catalogar "eso" cómo homicidio culposo? No es que importase, a fin de cuentas mató a alguien y sigue impune, pero ¿lo era? ... Sí, Sunny debería de dejar los debates existenciales.

Su cabeza se giró, para ver una caja en su mesa de noche al lado de su cama. Una foto de su madre y él siendo un bebé fue enmarcada en un cuadro bastante pequeño, pero aceptable y hermoso. Sunny solo sonrió con tristeza, para luego mirar la caja. Habían algunos parches en la misma caja, así al igual que algunas gotas para su ojo frecuentemente irritado. Si bien era imposible recuperar la vista en el ojo dónde sufrió el peor apuñalamiento de su vida, era más bien para evitar una infección y calmar los dolores en su glóbulo ocular dañado. No era lo mejor, cabe recalcar.

Hora de cambiarse.

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Ya mejor vestido y presentable, se acercó a la puerta de su nuevo cuarto. Se quitó algunas vendas de su rostro para no dar tanto miedo a los posibles vecinos. Si bien ya tuvo de vecinos a Hero y Kel, esto era totalmente una nueva experiencia; vivían todos bajo el mismo techo, reglas, limitaciones, y la misma gente. Imagínate salir y ver a la misma persona una y otra y otra y otra y otra y otra vez, hasta que, sin darte cuenta, llegues a los 58 años, es horrible. Aunque es horrible y probablemente lo peor, siendo que las paredes no parecían ser lo más anchas posibles, podían haber ciertas ventajas...

¿Perdón? - OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora