Capítulo 12: Lejos del peligro de Azkir

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Kizmir se hallaba en un cuartillo de muebles en desuso. En penumbra, se ajustaba el top de seda crema y la falda blanca de tejido metálico. Cualquier excusa era buena para no abrir la puerta, desde un calentamiento de brazos hasta un ritual inventado con las manos.

KIZMIR: Veinte minutos y se acabó. Veinte minutos. Veinte. Ya está.

Kizmir marchó decidida hacia la puerta. Nada más abrirla, se vio abrumada por el volumen del sitar y los focos amarillentos que apuntaban hacia el escenario. Abajo, la decena que conformaba el público se aferraba a las butacas y cuchicheaba ante la tardanza.

KIZMIR: Buenas noches a t...

Kizmir entendió con las miradas que sus palabras no serían relevantes. Al cuarto toque de sitar, avanzó al medio del escenario y dio la primera voltereta. No hubo vítores. Ni aplausos. Solo una recompensa con vistazos y manos en la pierna.

Kizmir sintió debilidad en cada músculo del cuerpo. Incluso, notó pinchazos en tobillo y muñecas debido a la poca resistencia que ponía en los aterrizajes. Siguió, pese al malestar. Para afrontar la resignación, entrecerró los ojos y dejó que el sitar dibujara espacios agradables en su mente.

23:30. Doryan cerró la puerta de los pasadizos ante la llegada de los últimos en busca de refugio. Se puso al frente y lideró a la treintena de habitantes hasta la estancia en la que se situaban los botes de YvY.

DORYAN: ¡Ya está, ya está!

Doryan, de nuevo, cerró una puerta. Entre los allí presentes, se encontraban Gyrbe, Lyse y los padres.

GYRBE: No nos han seguido, ¿verdad?

Doryan se sentó en el suelo, de golpe, sin importar el daño.

GYRBE: ¿A dónde marcharon Janna e Ysla?

DORYAN: Solo sé que las perdí de vista mientras se iban hacia el norte. No sé nada más. Yo...

Doryan frotó los ojos contra el brazo.

GYRBE: Ysla es fuerte. Y Janna es muy poderosa. Puede que en una situación como esta sea capaz de controlar su mente para...

DORYAN: No puedo estar tranquilo. Y no sé qué hacer. Porque soy inútil allá afuera.

GYRBE: ¿Crees que el YvY de los botes podrá ayudarnos? Los que estamos aquí no tenemos uno muy combativo, precisamente.

DORYAN: Tampoco sé si los de los botes nos beneficiarán o nos joderán por completo. No sé qué hacer. No puedo pensar nada.

GYRBE: Tus hijas estarán bien. Confío en ellas.

Doryan perdió la mirada en el suelo y comenzó a tambalearse con lentitud.

DORYAN: No puedo pensar nada. No soy capaz de moverme. Soy inútil. No puedo. Simplemente eso. No puedo.

Doryan cabalgó entre el ensimismamiento y la despersonalización.

00:00. Ysla dio una vuelta entera por los alrededores de Babiloppen, de modo que terminó en el suroeste, en plena Llanura de Yangiz. El peligro inminente y la rabia la permitieron correr, pese a que constantemente sus pies estuvieran adheridos a la hierba. 

YSLA: Tengo que hacer algo.

En cuanto ralentizaba la marcha, debido a la presión ejercida sobre el terreno, la hierba se le adhería a las piernas, formando así una especie de protección entorno a ellas. 

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