Capítulo 62: La madrugada después del caos

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Ysla y Doryan descansaban en sacos, en compañía de todos aquellos antiguos habitantes de Babiloppen que encontraron entre telares y palos un nuevo hogar. Debido a los nervios, ambos abrían los ojos y trataban de relajarse con el paisaje blanquinegro del cielo.

DORYAN: Ya es mañana.

YSLA: ¿Qué?

El cielo, poco a poco, se tornaba gris.

DORYAN: Yo voy a ir a verlas ya.

YSLA: ¿Ya?

Doryan salió del saco y se puso en pie.

DORYAN: Ya dormiré cuando pueda. ¿Vienes o no?

Tras segundos de meditación, Ysla se despegó con fuerza del saco y de la hierba.

DORYAN: Espera.

Doryan robó un par de mantas del suelo.

DORYAN: ¿Quieres?

YSLA: Si toso, ya te la pediré.

Ysla y Doryan se alejaron del campamento.

YSLA: Espera... ¿Y si le preguntamos también a Lody? Vale que no podrá acercarse, pero... No sé.

Doryan, resignado, se orientó hacia Dulim.

DORYAN: Vale. Pero te acercas tú a decírselo.

06:20. Sin lugar en el que irrumpir, las revueltas y las represiones de Azkir no subieron más allá de los cinco metros. Las calles centrales se habían convertido en un paisaje granate sin forma y envuelto en silencio. Los supervivientes, con las prendas destrozadas, habían olvidado incluso a qué bando pertenecían.

En las afueras, una docena de autobuses habían aparecido a fin de transportar a los futuros refugiados. Estos tenían el diseño de un sol rojo y rosa, acompañado de un cielo blanco y gris. Al costado del vehículo, en negro recto, lucía el nombre de Neohon.

Entre las filas de espera, con bolsas y mochilas, se hallaban Kizmir, Lazira y Mizvara. Entre el sueño y el remordimiento, apenas abrían los ojos.

KIZMIR: Creo que ha sido la opción más inteligente.

Llegó el turno de las tres. Depositaron sus pertenencias en el maletero y subieron por las escaleras mecánicas hasta llegar a la tercera planta del autobús. Por uno de los tres pasillos, desfilaba un androide con una bandeja repleta de snacks y bebidas.

KIZMIR: ¿Quién querrá ventana?

Los asientos eran celestes y acolchados, con pantallas individuales. Mizvara optó por el lado de la ventana. Lazira quedó en el medio. Kizmir, en el costado del pasillo.

KIZMIR: Pues... ya está.

El autobús arrancó, sin hacer ruido. Mizvara apoyó la cabeza sobre el cristal y trató de dormir, pero el skyline de Azkir le impedía dejar la mente en blanco.

Kizmir, sin ser consciente, se inclinó hacia el hombro de Lazira.

KIZMIR: Ojalá todo hubiera sido más bonito.

Lazira desvió la mirada hacia el cristal. Pese a la culpa y los mil ¿y si?, sintió ligereza en el cuerpo al contemplar con sus ojos cómo el Uzbin no era ya el estandarte de Azkir.

06:30. Lody caminaba a 200 metros de Ysla y Doryan, por el costado derecho. Debido a las laderas, en algunos tramos los perdía un rato de vista.

YSLA: (gritando) ¿Vas bien?

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