Capítulo 42: Asedio completado

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En su huida del núcleo de Azkir, Zoltan rememoraba en bucle los primeros disparos de la Corte Marcial y los rostros agónicos de Thedeo y su grupo en el suelo. No corría sin rumbo, sino que tenía un destino claro.

Aquella sensación de impotencia y frialdad se repitió en cuanto llegó a las inmediaciones de Arghea. El silencio reinaba en la noche, tanto en los jardines como en el interior. Por mucho que marcara las pisadas, nadie las oiría.

ZOLTAN: ¡Hiora!

Zoltan atravesaba los arbustos del jardín. 

ZOLTAN: ¡Hiora!

Las ventanas ya se hallaban rotas, así que a Zoltan no le costó ingresar en el interior.

ZOLTAN: ¡Hiora!

Zoltan encendió las luces. Con sangre fría y llanto inminente, rasgaba el nylon de las mujeres para descubrir su rostro. Pese a la situación delicada, sentía alivio por no encontrarse todavía con Hiora.

ZOLTAN: Solo me queda tener esperanzas en una cosa.

Zoltan abandonó el hogar de Arghea.

21:00. Lazira preparó una cena rápida para Kizmir y Mizvara. Las tres, en el sofá del comedor, comían un simple bocadillo de queso fresco. La música rítmica de fondo ayudaba a que el sabor se intensificara y el tedio se redujera.

KIZMIR: He oído mucho jaleo. Estaba asustada.

MIZVARA: Y yo.

Lazira torcía la boca y desviaba la mirada.

LAZIRA: Me han informado bien. Sokin ha señalado a Arghea como los culpables de los apagones y de todos los males del mundo. Así que ahora los sacrifica para evitar críticas.

Kizmir asentía con desagrado.

LAZIRA: Ahora, muchos volverán a cruzar los brazos porque al fin regresarán al mundo alterno.

KIZMIR: Bueno, la electricidad no es solo para eso.

LAZIRA: Lo sé, Kizmir. Me refiero a que ahora muchos creerán que todo está solucionado.

Lazira estrujaba el bocadillo.

LAZIRA: Y no solo eso. Sokin empezará a usar estos métodos contra cualquiera que levante la voz.

KIZMIR: Pero él sabe que no puede ensañarse con todo el mundo. Mi padre no concibió Kanvasi como una potencia de guerra.

LAZIRA: Pero tu padre ya está muerto.

Lazira apretó la boca. Kizmir cerró los ojos.

LAZIRA: Q...

KIZMIR: Sí. Lo he entendido.

Kizmir se terminó el bocadillo.

KIZMIR: Aunque entiendo que no tengas  respeto por mi padre.

LAZIRA: Él no lo tuvo para gente como los míos.

Mizvara se levantó del sofá.

KIZMIR: Lazira.

LAZIRA: ¿Qué?

KIZMIR: Con lo último de Sokin... ¿Tienes rabia o miedo?

LAZIRA: Me cuesta distinguirlo. Pero diría que tengo más... impotencia. Porque muchos dejarán de soñar en grande. Verán el Uzbin como un lugar impenetrable. Incluso pensarán que Sokin es una especie de ser inmortal. La rabia sigue en mí. Pero yo sola no puedo cambiar esta ciudad. Este país. Este mundo.

Lazira apretaba las manos contra los ojos.

LAZIRA: No puedo ni decirle a mi jefe que me suba el sueldo. No soy capaz ni de darle un puñetazo. ¿Por qué solo hablo y hablo y hablo y hablo y hablo y...?

Kizmir rodeó a Lazira con un brazo.

KIZMIR: Puede que tengas miedo de dejar a Mizvara sola. O puede que tengas miedo a ser vista como una mala persona.

Mizvara apoyó la cabeza en las rodillas de Kizmir.

KIZMIR: No sé qué decirte para quitarte el miedo. O la rabia. O la impotencia. ¿Quieres bailar un rato?

LAZIRA: Estoy de pie todo el día.

KIZMIR: Pues déjame a mí.

Kizmir se levantó del sofá. Lazira se tumbó y la miró.

KIZMIR: A ver cómo era...

Kizmir hizo el pino con una sola mano y realizó una voltereta completa. Lazira movió la cabeza en señal de aprobación.

KIZMIR: Voy a esperar para seguir el ritmo de la música.

Kizmir se colocó las manos en la cintura.

KIZMIR: ¿Sabes si Mizvara tiene alguna pelota?

21:30. Las pantallas se apagaron en lo alto del Uzbin. Sokin acompañó a Alvora hasta el elevador. Mientras se producía el descenso, los dos, callados y de brazos cruzados, contoneaban las piernas y esquivaban miradas.

SOKIN: ¿Por qué lugar comenzarás tu investigación?

ALVORA: Los antiguos lugares sagrados pueden ser una opción interesante.

Los mismos gestos distantes continuaron cuando ambos caminaban por la calle.

ALVORA: ¿Y tú qué harás a partir de ahora?

SOKIN: Mantener la calma en Kanvasi. Y en el mundo. Tus acciones dependen también de ello.

ALVORA: ¿Crees que no lo sé?

Alvora y Sokin se detuvieron en la entrada del Bar de la Nación.

SOKIN: Estaremos en contacto, Alvora.

Alvora abrió la puerta.

SOKIN: Sé responsable.

Sokin marchó hacia el Uzbin. Alvora sorteó las escaleras de caracol con rapidez. Myra se encontraba en penumbra, sentada en una mesa. El jaleo, mayoritariamente, provenía de la planta subterránea.

MYRA: ¿Ya acabasteis?

Alvora dio un abrazo sin rodeos a Myra. Sentía la necesidad de levantarla y arroparla.

22:00. Zoltan presenció su cabaña en el horizonte. Para su sorpresa, la luz del interior se hallaba encendida. No sabía  cómo interpretarlo. Avanzó hasta la ventana, agachado y lento.

ZOLTAN: Capaces son de registrarme...

Zoltan levantó la cabeza con cuidado. Al visualizar la ventana, la circulación se le aceleró. Sentada en la cama, Hiora esperaba, carente de nylon. Las miradas se cruzaron. Los dos sonrieron, con la incertidumbre y el miedo de fondo.

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