Antes de abandonar Neutokyo, Ryvanna y Vandy pasearon por las calles más desiertas de aquella capital. Se hallaban a las afueras, y recorrían parques y descampados en forma de zigzag.
VANDY: ¿Te acuerdas más o menos de la ruta?
RYVANNA: Sí.
Pese a la imponente vista de sauces verdiazules, Ryvanna y Vandy no se detenían a contemplarlos. Caminaban, sin saber por qué.
VANDY: Y, si no, podemos preguntarle a alguien. A alguien que no vaya a cincuenta kilómetros por hora.
Ryvanna, más que sonreír, movió la boca hacia arriba.
18:00. Por más que intentara dar un paso más allá, Janna seguía sobrevolando océano y, ocasionalmente, imponentes montañas que, a sus ojos, eran simples arrugas en un suelo gris. Ni siquiera cayó en ideas de placer simple como general caramelos de miel o sumergirse en el agua y actuar cual sirena.
AYME: Hay una idea que está rondando. Más en la zona de mi mente que en la tuya. Podría compartírtela directamente, pero prefiero hablarla.
JANNA: Habla.
Janna encaró una nube, como si se tratara de simple aire.
AYME: Los primeros actos no han sido los más morales. Aunque considero que fueron necesarios. Podemos hacerle un favor a tu familia.
JANNA: ¿A qué te refieres?
AYME: A Ryvanna le quitamos un peso de encima. Podemos replicar ese acto. Con mejor intención.
Las alas descendieron.
19:00. Tras abandonar Neutokyo, Ryvanna y Vandy se montaron en las cápsulas de la Infraterra, en dirección al oeste. Durante el trayecto, las miradas apáticas ganaron protagonismo frente a las palabras.
VANDY: Es raro ser consciente de que, a partir de ahora, la comida y la bebida serán una necesidad.
RYVANNA: Ni había pensado en eso. Cómo tendré la cabeza...
La cápsula se detuvo en el final del tubo. Ryvanna y Vandy se apearon, sin prisa. Pusieron los pies en aquel tramo de la Infraterra, atestiguando pasivamente el ir y venir de humanos y de Tyrystarmu revoloteantes.
VANDY: Pues... Ya está.
RYVANNA: Sí...
Ryvanna y Vandy se abrazaron lentamente.
VANDY: Suerte.
RYVANNA: Igualmente.
Vandy se aclaró la voz y canturreó.
VANDY: Habrá que volverse a ganar la vida.
RYVANNA: Lo sé. Nunca fue un regalo para siempre.
Vandy avanzó por la Infraterra. Ryvanna se dio la vuelta y sorteó las escaleras que conducían al mundo exterior.
Aquella salida tenía lugar en un paraje remoto y ondulado, envuelto únicamente por hierba artificial.
Pese al silencio y la nada envolvente, Ryvanna sentía su cuerpo vulnerable. Caminaba y caminaba, porque sí, para no pensar. Pero su cerebro seguía funcionando.
RYVANNA: M...
Por primera vez en mil años, Ryvanna sintió que sus palabras no tenían destinatario.
Así que gritó, lloró, pateó. Con el Monte Yspona de decorado a cientos de kilómetros.
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YvY
FantasyUn brillo recorre el mundo, aunque siempre permanece oculto entre flores, aves o corazones humanos. La familia Neupanoppen vive en Babiloppen, un poblado disperso y alejado de las civilizaciones modernas. Todos tienen en su poder el brillo, desde el...