"¿Por qué siempre me siento como no me debería sentir?" se preguntó María una vez.
Me gustaría que trates de acordarte de cuando eras niño. Trata de acordarte de las veces que lloraste, te asustaste, te emocionaste, te reíste, o te enojaste. Trata de acordarte de lo que te ponía triste, contento, rabioso, con miedo, etc. Quizás lloraste o te ponías triste porque no te querías ir al colegio, porque no te regalaron el juguete que querías, porque algún compañero te dijo que no quería jugar contigo o ser tu amigo, o porque te caíste y te lastimaste. Quizás te enojaste porque tu hermano te molestaba, porque no querías compartir algún juguete o porque la profesora no te dio la palabra en clase. Quizás te ponías contento cuando te premiaban por algo, cuando te daban un caramelo o cuando veías tu programa favorito. Quizás te asustabas cuando era de noche y se apagaban las luces, cuando había tormentas o cuando te contaban historias de terror.
Piensa si es que alguna de esas veces escuchaste decir las siguientes expresiones a personas que estaban a tu alrededor en diversas situaciones:
"No hay que llorar"
"Esa no es razón para llorar"
"Si no dejas de llorar, te voy a castigar"
"No debes tener miedo"
"No hay que tener miedo de..."
"No te enojes por eso"
"Los hombres no lloran"
"Ya eres grande, no debes llorar por eso"
Tal vez te resulten muy familiares estas expresiones o te dijeron algo parecido. Tal vez escuchaste varias veces la palabra "no" ante cualquiera de las emociones como tristeza, miedo, enojo... Incluso puede ser que tú mismo se lo hayas dicho o se lo digas a otras personas, quizás a tus amigos. "No estés triste", "No llores", "No te enojes".
El problema con estas expresiones es que no tienen en cuenta lo principal que hay que saber acerca de las emociones: no se pueden controlar. Uno no puede dejar de sentirse triste o con miedo o enojado porque otra persona nos diga o porque nosotros mismos nos lo digamos. No podemos controlar cómo nos sentimos ante las situaciones. Los sentimientos surgen de nuestro interior y no podemos evitarlos. Tú no puedes elegir cómo sentirte. Lo que sí puedes elegir y controlar es cómo te comportas ante lo que estás sintiendo. Recuerda siempre que emociones tenemos manejarlas debemos.
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Corazón que aprende lección que permanece
Non-FictionCreo que muchas personas coincidirían conmigo en afirmar que la etapa de la adolescencia, entre los 11 a 18 años aproximadamente, es una etapa particularmente difícil por todos los cambios que se van dando y las experiencias que a uno le toca vivir...