Lección 3 (III) - Emociones y culpa

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"Hoy estuve muy decaída, no sé realmente por qué, así soy yo... No pude evitar el sentirme triste. No sé realmente por qué estaba triste. Siempre me siento mal sin razón alguna..."

Escribió un día María. Es así como ella se sintió en un momento determinado de su vida y quizás tú te sientas identificado con estas palabras. Quizás algunas veces te has sentido triste, decaído o desmotivado sin encontrar razón alguna. Simplemente te sentiste o sientes así.

A medida que vas creciendo, no sólo experimentarás cambios en tu cuerpo sino también en tus emociones. Descubrirás cómo ellas surgirán en ti sin poder evitarlas y cambiarán cada tanto. Algunas veces estarás muy alegre y entusiasmado, otras veces cabizbajo y melancólico.

Puede ser que te sientas cansado sin haber hecho nada, o que te sientas deprimido sin que haya ocurrido nada en tu vida. Puede ser que te sientas desmotivado sin alguna causa o puede ser que simplemente tengas ganas de llorar sin que te hubiera ocurrido nada malo como le pasó a María:

"Verdaderamente no sé por qué lloro muchas veces. Tengo todo... ¿por qué entonces me siento tan mal? ¿Por qué siento un vacío enorme dentro de mí? Yo tengo más de lo que merezco y aun así lloro por los rincones y me siento desgraciada ¿Qué clase de persona soy?"

Una persona humana. Eso era María. Era una persona humana y, por lo tanto, tiene sentimientos. Son sentimientos válidos. Tú puedes tenerlo todo y, aun así, sentirte triste. No está nada mal si te sientes triste, ansioso, desalentado, ni tampoco si te sientes enojado y con rabia. Lo que es importante es lo que haces al respecto cuando te sientes así.

Ana Frank, quién vivió hace mucho tiempo durante la segunda guerra mundial, también solía expresar en su diario todo lo que ella llevaba dentro. Ella fue una adolescente judía que debió permanecer más de dos años escondida con su familia y otras personas para que no los descubrieran y los llevaran prisioneros. Durante el tiempo que estuvo escondida, ella escribía en su diario todo lo que le pasaba y todo lo que sentía. Ella era una adolescente común y corriente y, por lo tanto, también experimentaba las cargas y dificultades propias de la edad. También ella habrá creído, en su momento, que no debía demostrar cómo se sentía, como lo escribió una vez:

"Estoy hirviendo de rabia y, sin embargo, no debo demostrarlo. Me gustaría patear, gritar, llorar y no sé qué más" (1).

No siempre podrás entender el motivo por el cual te sientes de cierta manera, pero siempre podrás "hacer" algo con respecto a cómo te sientes. Lo importante es que siempre puedas identificar y aceptar cómo te sientes. A partir de ahí podrás decidir la manera más adecuada de actuar ante lo que estás sintiendo.

Como te había mencionado al comienzo de esta lección, quizás en tu vida muchas veces te habrán dicho o te dicen que no debes sentir cierta emoción. Por lo tanto, si la sientes, te sientes culpable por sentirla.

Puede pasarte que, por momentos, te sientas triste o desanimado sin una razón que pueda verse fácilmente. En esos momentos puede que llegues a cuestionarte: "¿Por qué, si lo tengo todo, me siento así?" "¿Por qué, si no tengo un grave problema, me siento muy triste?" Y, además de esto, quizás te dé vergüenza compartir con alguien cómo te sientes por miedo a que puedan decirte justamente expresiones como: "No deberías estar triste. Tienes muchas cosas buenas en tu vida"; "Deberías estar feliz y agradecido por lo que tienes"; "Hay personas que la están pasando peor". No es que todas estas expresiones estén mal, el problema es que pueden hacer que tú sientas culpa como le ocurrió una vez a María:

"Yo no tengo derecho a estar sufriendo por una porquería como esta. Yo tengo todo... y no tengo derecho a quejarme... y no lo voy a hacer. Todo es una porquería y todo es mi culpa"

La culpa por sentirte de cierta manera sólo hará que niegues o ignores tus emociones cada vez que se presenten. También podrá llevarte a ocultarlas y guardarlas dentro de ti haciendo que tu armes una pared invisible entre ti y los demás para que nadie pueda detectar la realidad de cómo verdaderamente te sientes. Cuando ocultas tus sentimientos, puedes terminar sintiéndote muy miserable, así como María:

"Parezco estar bien, pero en el fondo estoy sufriendo muchísimo. Cada vez que estoy sola, ya sea al dormir... lloro mucho y no puedo parar hasta que mis ojos se cansen de llorar y no puedan más. Ya no puedo llorar, estoy deprimida todo el día... Las personas creen que estoy bien, que estoy mejor que nunca. Nunca voy a dejar que las personas sepan lo que siento, nunca les voy a mostrar mi interior".

En ese entonces, María desconocía que, ocultando, ignorando o negando sentimientos, no los hacemos desaparecer. La manera de abordarlos es expresarlos y dejarlos salir.

¿Qué hay de ti? ¿Eres como María que prefiere guardarse cómo se siente y no demostrarlo? ¿Eres de los que ocultan sus sentimientos a los demás? ¿De qué manera te muestras a las demás personas? ¿Te sientes culpable cada vez que te sientes triste, enojado, desmotivado?

Siempre recuerda que tus sentimientos no son una porquería. No juzgues la manera en la cual te sientes. No pienses que no deberías sentirte de la manera en la cual te sientes porque tú no puedes controlar cómo te sientes. Sólo puedes controlar cómo manejas y reaccionas ante tus sentimientos. Todos tenemos emociones que deben saber manejarse. Emociones tenemos manejarlas debemos.

(1) Ana Frank. El diario de Ana Frank.



Corazón que aprende lección que permaneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora