Lección 4 (I) - Ayudarte para ayudar

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La primera manera que puedes empezar por ti mismo algo es ayudándote. Ayudarte para ayudar significa darte algo a ti primero para que tú puedas dárselo mejor a los demás; encargarte de ti primero para que tú puedas encargarte mejor de los demás; ayudarte a ti primero para que tú puedas ayudar mejor a los demás.

Acá son importantes estas dos palabras: primero y mejor. Para explicarte esta idea, voy a poner de ejemplo una indicación muy común que se dan en los aviones antes de despegar. Seguramente habrás escuchado o vas a escuchar las indicaciones en el caso de que ocurra una pérdida de presión dentro. Si se da ese caso te dicen que, al instante, unas máscaras de oxígeno que se encuentran arriba de los asientos se desprenderán automáticamente para cada pasajero. La indicación importante para aquellos que viajan con niños es ponerse uno mismo primero la máscara de oxígeno, para luego ayudar a ponérsela al niño, o para luego ayudar a ponérsela a quién lo necesite. Esto tiene mucho sentido, ya que no podríamos ayudar a otra persona a ponerse una máscara de oxígeno si a nosotros mismos nos falta el oxígeno. Si lo intentáramos, probablemente no lo lograríamos o nos saldría muy mal el intento. Si primero intentamos poner la máscara de oxígeno a otra persona sin tener la máscara de oxígeno nosotros, corremos el riesgo de que no ayudemos a esa persona bien.

Como te mencioné, este principio es esencial en los primeros auxilios: protegerse a uno mismo para auxiliar a alguien más; estar bien equipado y preparado para poder asistir a alguien más. Los bomberos, por ejemplo, no podrían entrar a un edificio en llamas si no tienen la vestimenta y la preparación adecuadas. Si no tienen eso, lo más probable es que fallen en su intento de salvar a las personas. Por eso, si quieren salvar a quién está en peligro y necesita ayuda, los rescatistas deben pasar antes por un entrenamiento riguroso.

Este mismo principio se podría aplicar a la vida misma. Para que tú puedas dar y ayudar a otras personas, primero tienes que prepararte dándote y ayudándote a ti mismo. Esto no es egoísmo puesto que no puedes dar algo que no tienes. Hoy por mí mañana por ti. Primero te preparas y luego ayudas mejor a los demás.

Por eso: debes permitirte darte y recibir aquello que necesitas. Debes darte amor, paciencia, comprensión, cariño, respeto, tiempo, etc. Así mismo, debes estar dispuesto a recibir todo esto de parte de otras personas. Muchas veces no nos sentimos dignos de recibir lo bueno creyendo que no lo merecemos y así rechazamos muchas cosas buenas en la vida. También, al no sentirnos dignos, corremos el riesgo de permitir que otros nos hagan daño o nosotros mismos nos hacemos daño.

Ayudarte quiere decir que te veas como alguien importante que también merece atención; alguien que también merece amor, cuidado, cariño y respeto. Ayudarte es defenderte y protegerte teniendo la firme convicción de que tú vales tanto como las otras personas a tu alrededor. No importa de dónde vengas, qué tienes o no tienes. No importa tu cultura, tu herencia, tus opiniones, tu aspecto físico... tú vales y te mereces la felicidad.

Ayudarte es reconocer tus debilidades y tu vulnerabilidad para poder pedir ayuda cuando es lo necesario y es lo correcto. Es reconocer cuando tú no puedes solo y necesitas de alguien que te oriente, te guíe y te acompañe.

Cuando entiendas esto y lo creas es cuando podrás ayudar mejor a los demás. Si te amas, podrás ayudar mejor a quien necesita amor. Si te cuidas, podrás ayudar mejor a otros a cuidarse. Si te respetas, podrás respetar mejor a los demás. Si te amas a ti mismo, te será más fácil amar a los demás. Si te aceptas, aceptarás mejor a los demás. Si eres paciente contigo mismo, lo serás con los demás.

Primero empieza el trabajo en ti para darte a los demás y asegúrate de tener en ti aquello que quieres dar a los demás. Es el principio de hoy por mi mañana por ti.



Corazón que aprende lección que permaneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora