El cielo era dominado por cinco ángeles legendarios, y únicamente había lugar para ellos.
Atil, quien era el rey supremo de todos Los Ángeles; Izar, guardián del sol; Adair, un príncipe del amor y guardián de la luna; Baham, un sabio y estratega en la guerra; y por último, Aria, la protectora de la justicia por excelencia.
Todos ellos, ocupaban un escaño imprescindible en los cielos, cuidando a los humanos con indulgencia de todos los males que albergaban en el inframundo.
Hasta que un día, uno de ellos se enamoró irremediable del señor supremo del reino oscuro, el famoso ángel de alas negras, Killian.
Atil y Aria siempre fueron inseparables, y su camaradería en la guerra era incorrompible, no había forma de que ellos algún día tomaran rumbos diferentes porque al final regresarían buscándose sin explicación alguna.
Se amaban más allá de cualquier circunstancia porque fueron criados precisamente para reinar juntos el cielo.
Solo que un día, Aria fue designada como líder de las tropas que derrocarían al rey del mal junto con otros de los cinco ángeles del cielo.
Lo cierto, es que la belleza celestial de Aria era tan abrumadora que era capaz de poner de rodillas a todos los seres místicos, a los humanos e incluso al mismísimo rey del inframundo, el cual no dudó en reclamar su corazón y desatar la primera guerra santa.
—Qué estupidez.—Aeri se frotó el canal de su nariz mientras reía para sí misma completamente incrédula a media que leía los extractos que encontró en uno de los libros de la biblioteca de Yonsei.—Chica, pero cómo te vas a enamorar de un ser oscuro cuando tienes al buen Atil capaz de morir por ti.
Aeri cerró el viejo libro prometiendo regresar para el desenlace de la trágica historia entre Aria, Killian y Atil.
Mientras tanto, todas sus apuestas eran para Atil, cumplía con todos los requisitos que ella prefiriere de un hombre, ni siquiera había comparación alguna con los que forman parte de su círculo, tal vez porque se trataba de una divinidad y por eso lo idealizó tanto en su cabeza. Aunque, probablemente Aria tuvo sus motivos para sucumbir a los sentimientos de Killian. Confirmando que no entendía bien las cuestiones del corazón, y esperaba no ser parte de un dilema así algún día.
La mujer colocó el libro en su sitio para marcharse a su próxima clase, cuando una figura muy conocida para ella se encontraba de pie recargado en unos de los estantes de libros con las mano en los bolsillos.
—Creeré que me estás esperando.—dijo pasando de largo.
—Soy el Rector de esta institución, puedo estar en cualquier parte sin el permiso de alguien.
—Completamente.—Aeri se defendió colocando sus manos en el aire como un signo de rendición.
—Pero solo por esta vez tienes razón. He venido a buscarte, al parecer son buenas noticias para ti, podría abonar a tu reputación ya que estás próxima a postularte como magistrada del máximo tribunal de este país.
—Quiero ser magistrada. No ocupar un cargo político para buscar la aprobación del electorado.
—No, no, escucha. Hablo a título personal y como tú amigo, no como la máxima autoridad académica de Yonsei.
—Lo sé. Pero prefiero que no interfieras, suficiente tengo con las acusaciones de nepotismo gracias a mis antecedentes familiares.
Yoongi se encogió de hombros respetando la decisión de su amiga, la cual era todo un personaje.
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All Versions Of Me
Hayran KurguExistían muchas versiones de mi que no conocías, pero yo tampoco sabía que todas ellas te amaban irremediablemente.