Treinta

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Tres años después

Jeon Jungkook

Royal Sea le daba la bienvenida a su nuevo presidente en una cena muy elegante, donde todos los magnates del medio y políticos de élite asistieron para el gran día  por el que Jimin se estuvo preparando, luego de que Aeri y Minji evaluaron sus aptitudes como un potencial líder.

A la par, ascendí como su director ejecutivo, volviéndonos un equipo implacable a lado de Namjoon.

—Aeri debe estar muy feliz.—Namjoon pronunció mientras le daba un sorbo a su copa de champagne y escuchábamos atentos el discurso de Jimin.

Por supuesto que lo siento de esa manera.

Aeri como en aquel entonces ostentaba el puesto que hoy ocupa Jimin, fue enviada por su abuela a las diferentes sucursales de Royal Sea que se encuentran dispersas por el mundo, y muy raras veces se le veía en el país, solo cuando cada año se llevaba a cabo la asamblea general del consejo de administración, y los únicos que tenían acceso a ella eran Namjoon, Jimin y su abuela.

Era tan desesperante para mí, porque se me estaba yendo de las manos sin razón aparente, y eso de alguna forma lograba molestarme. Porque la barrera que ella levantó entre nosotros se volvió más difícil de derribar, y cada día que pasaba, ella se encontraba lejos mi alcance.

E incluso en un día tan importante como éste, Kang Aeri brilló por su ausencia.

—¿Y cómo lo tomó Jimin? Digo, él confía mucho en su tía, era como su faro en esto, que ella no se encuentre aquí le debe haber decepcionado.

—En lo absoluto.—Namjoon respondió.—Ayer por la noche Aeri organizó una cena en su residencia privada en alguna parte del Mediterráneo, es por eso que Jimin se retrasó un poco a su llegada.

—Supongo que solo su familia fue convocada.

—Únicamente Hyojin y Doyun. Sabes los roces que aún tiene con su abuela. Si Aeri regresa a Corea ahora que no es la presidenta, es más propensa a que Minji orqueste algún compromiso nupcial, de esos que ya te imaginas.

—Prácticamente es una fugitiva de su propia familia.—expresé con pesar.

—Más o menos. Pero, debe sentirse aliviada, su sobrino favorito ahora es el presidente de Royal Sea, y estoy seguro de que la protegerá.

Ambos volteamos a ver al estrado donde Jimin se encontraba dando su discurso de nombramiento. Y por alguna razón me sentía extasiado de escucharlo, era como estar orgulloso de este niño que creció a un nivel por encima de mis expectativas mientras lograba ganarse la posición que hoy goza.

[••••]

—¡Ahyoung, por favor no corras o tu mamá se puede e-eno...!—la joven se detuvo abruptamente cuando la pequeña logró colarse en el estudio de —la presidenta

Quien se encontraba atendiendo a una de sus clientas comerciales, y tal vez pactando un negocio que le traería ventajas al nuevo presidente de Royal Sea.

Nari recordó perfectamente lo que Aeri le advirtió.

"Que nadie nos moleste" con esos ojos adustos que caracterizaban a su jefa.

Por esa razón la chiquilla se llevó a la pequeña Ahyoung a la jardinera de la propiedad, donde uno de sus pasatiempos favoritos era cortar los rosales de su madre, pensó que al menos estarían entretenidas el tiempo que Aeri se ocupaba de su clienta importante. Pero desde que comenzó a trabajar para la mujer, al parecer la niña tenía un apego increíble a su madre, y está a su vez parecía proteger obsesivamente a la niña.

—Mamá, mira corté unas rosas para ti.—la inocente Ahyoung apareció de repente sorprendiendo al par de damas que se encontraban charlando animadamente, mientras la niña de cabellos rizados le sacaba una sonrisa enternecida a los dos mujeres.

Entonces, Nari se disculpó de inmediato.

—Presidenta, lo lamento, traté de convencer a la niña pero...

—Descuida, puedes retirarte, Ahyoung se quedará aquí.—Aeri cargó a la pequeña en su regazo mientras ésta parecía fascinarse con los objetos que habían en el escritorio de su madre, entre retratos familiares y pilas de papeles que aún debían ser firmados por ella, y que así culminara la entrega recepción entre la anterior presidenta de Royal Sea, y el nuevo líder del negocio.

—Ahyoung me recuerda tanto a Jimin, eran así de vivaces y corrían de esquina a esquina.—la socia de Aeri pronunció mirando con orgullo a la pequeñita que le sacaba más de un suspiro a sus mayores.

—Es natural, son parte de la misma dinastía.—Aeri miró con nostalgia uno de los retratos que tenía en su escritorio, donde Jimin y Ahyoung posaban juntos para la última postal navideña de Aeri.

—¿Tú abuela sigue sin perdonarte?

Aeri dejó escapar un suspiro.

—El primer año fue difícil. Como nieta la decepcioné por haber tomado la decisión de ser madre soltera, pero cuando conoció a esta pequeña, la idea no le pareció tan mala.

—Minji es algo tozuda, habrá que darle su espacio para que termine por aceptarlo. ¿Pero esto también tiene que ver con que no hayas asistido a la designación de Jimin?

—Tengo mis razones.

—Tus razones son ese hombre.

—¿Es una pregunta o afirmación?

—Afirmación. Mira que me costó entender tu postura al establecer tanta secrecía con tu vida de un tiempo para acá, y condenarte al ostracismo, pero cuando vi a esta niña y a ese hombre, lo comprendí todo.

—Me alivia que no me haya juzgado, señora Choi.

—Sí, pero no comparto el hecho de que él no sepa nada, y que prácticamente esté al pie del altar con esa mujer.

—De hecho, he recibo la invitación.—Aeri sacó de su cajón un sobre blanco con algunas decoraciones doradas, y dos iniciales que resaltaban aquel trozo de papel A&J.—Parece que el próximo verano regreso a Seúl.

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