Tres meses atrás
Aeri observaba con expectación la portada del libro que Jimin le dio para pasar un tiempo de ocio. Si bien, abandonó su lectura días antes del concurso de oposición, y el hecho de volver a saber de la historia reavivó su curiosidad, sobre todo por la postura contundente que su sobrino tenía de los personajes.
"1548"
—¡Mi lealtad con el emperador!
Pregonaron los cuatro príncipes herederos de los reinos que conformaban el imperio de Harvania; Aria del reino de Vrádivas, Izar del reino de Sigrid, Adair del reino de Astaseul y Baham del reino de Raginei.
El príncipe Atil había ascendido al trono en medio de muchas tensiones por la inminente amenaza del señor del inframundo: Killian, quien había despertado después de muchos siglos.
Ravna, una sacerdotisa del este y ampliamente conocida por sus dones místicos de profetización, anunció que la única manera de salvar al imperio de Harvania y a la humanidad entera del rey de las tinieblas, era con poder, honor y linaje.
Los nobles, quienes detentaban el mayor poder político y económico de la época, eran la esperanza de los humanos a través de sus descendientes.
"Solo cinco nobles de alta cuna fueron bendecidos con la gracia del cielo, inteligencia y poder; Harvania, Vrádivas, Sigrid, Astaseul y Raginei"
Los nobles inmediatamente exigieron al emperador y a los cuatro reyes del continente que entregaran a sus hijos y herederos de esa gracia, para combatir al poderoso rey Killian.
Fue así como Atil subió al trono como emperador de Harvania, nombrando a los príncipes herederos de los cuatro reinos como sus consejeros.
Aquel resultó un evento traumante para los príncipes y el joven emperador, quienes en la recta final de su adolescencia estaban por ser empujados al inframundo y traer la cabeza de Killian, y no, no tenían permitido fallar porque la vida de los humanos estaba en sus manos.
Pero antes, tenían que jurarle lealtad a su nuevo emperador, y con voz temblorosa cuatro de los chiquillos se inclinaron al masculino que estaba siendo investido como el nuevo líder de la causa.
Era incrédulo pensar que hayan nacido con algún tipo de don especial, hasta el momento ninguno se sentía cercano al cielo, y lo único poderoso en ellos era su linaje.
—Me estás diciendo que de príncipe pasaré a ser el arsenal de Atil. Increíble.—Izar fue el primero en oponerse a la profecía de Ravna, mientras alzaba ligeramente la barbilla para no perderse el espectáculo que Atil se encontraba dando con motivo de su coronación, donde era un requisito indispensable mantener la cabeza gacha y mostrar respeto a su nuevo gobernante.
—No me parece que sea incorrecto. Es decir, miles de personas corren peligro.—la chiquilla quien era la menor de todos los príncipes dijo con voz confiada, sin perder ese toque aristocrático que la caracterizaba como la belleza más impresionante de Harvania.
—Me lo esperaba de ti.—Izar puso los ojos en blanco, ganándose un codazo de parte de Baham.
—A mi tampoco me parece lo más ortodoxo, pero la bruja Ravna parecía hablar en serio por primera vez en toda su vida.
—Me intriga más la posibilidad de que probablemente tengamos alas. ¡Se imaginan!—Adair quien era el más elocuente de los cuatro se atrevió a elevar la voz, que ni él mismo Izar se había aventurado.
Inmediatamente, todos los nobles voltearon a ver a los cuatro nuevos consejeros con mucha expectación ¿Ravna hablaba en serio cuando dijo que esos cinco chicos eran los tan esperados ángeles que derrocarían a Killian? Imposible.
Eran adolescentes que se escudaban detrás de sus poderosos padres, mientras aprendían a cómo sobrellevar sus vidas hasta que sean llamados al trono de sus respectivos reinos.
Cuando el ritual finalizó, cada uno de los príncipes fueron interceptados por los miembros de su familia, principalmente por sus madres. Quienes todavía se encontraban en la etapa de negación, y no apoyaban la idea de "proteger al nuevo emperador".
—Iremos a casa. No necesitamos estar más aquí.—La reina de Vrádivas tomó a su hija por la muñeca para salir del palacio imperial casi arrastrándola, cuando la voz temperamental del patriarca de la familia Vrádivas lo impidió.
—¿Qué están haciendo? El banquete aún no termina y el nuevo emperador nos necesita.
Ambas mujeres compartieron un par de miradas, antes de que la reina de Vrádivas agachara la cabeza como un gesto innegable de sumisión.
—Voy a tomar un poco de aire.—Aria pronunció todavía más decepcionada de ella misma y de su madre, quienes a pesar de las circunstancias aún no podían liberarse del yugo del rey de Vrádivas.
La chiquilla salió del palacio sintiéndose asfixiada, habían demasiadas personas que no era capaz de reconocer, lo cierto es que su padre seguramente habló de ellos en el pasado pero lo ignoró por completo.
Aria caminó a pasos torpes a causa del tul del incómodo vestido que había elegido su madre para ella, y antes de adentrarse al pequeño jardín de la emperatriz madre miró hacia atrás con la intención de no ser vista. Debido a que el acceso a esa área del palacio era restringido por obvias razones.
Pero estaba segura de que a la emperatriz madre de Harvania en ese momento no le debe importar si alguien se atreve a mancillar su aburrido jardín.Cuando de pronto, Aria se estrelló con una figura robusta cayendo al suelo casi de inmediato.
La joven princesa lanzó un par de maldiciones entre dientes segura de que solo ella fue capaz de escucharse. Además, juraría que mañana tendrían una gran hematoma en la frente si no tomaba precauciones.
Cuando entonces, una voz profunda se pronunció divertido.
—Maldecir no debería ser propio de ti, princesa.
Aria al escuchar esa voz se tensó obligándola a mirar hacia arriba, para terminar encontrándose con un masculino totalmente encantador.
El varón de constitución prominente, mirada adusta y con aura agraciada, no parecía ser alguien ordinario, muy segura apostaría a que se trataba de un noble, y no, no lo era solo por las ropas que vestía, sino por la exquisita amabilidad que tuvo al disculparse y tenderle una mano a la joven aristócrata, quien no dudó en aceptar la ayuda que le ofrecía ese misterioso hombre.
Porque era evidente que el varón formaba parte de un estrato social mucho más alto que el de mismísimo Atil. Quedando prendada casi al instante de él.
Pero era parte del encanto nato que Killian poseía.
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All Versions Of Me
FanfictionExistían muchas versiones de mi que no conocías, pero yo tampoco sabía que todas ellas te amaban irremediablemente.