Dieciocho

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—Médicamente esto es imposible, y que un doctor diga que los milagros existen también. Pero Jimin, tengo que reconocer que tú condición ha mejorado en cuestión de semanas.

—Igual en términos menos ambiguos ¿Significa?—Jimin dijo con mirada impasible.

Se produjo una pausa mientras madre e hijo escuchaban atentos al médico. El cual sonrió de facto y externó la respuesta que el chiquillo tanto quería escuchar.

—Tú cuerpo está totalmente recuperado. Podrás regresar a casa esta misma tarde.

Jimin y Hyojin sintieron que el alma les regresó al cuerpo, rogaron por semanas para que el peligro pasara, y cuando perdieron la esperanza, la misma volvió en forma de extrañas bendiciones.

—La tía Aeri se pondrá feliz.—Jimin dijo mirando nostálgico el cielo grisáceo a través del ventanal, el cual vaticinaba una gran tormenta a punto de caer en un día que para él era como haber renacido.

Pasó días cuestionándose los eventos que desencadenó un simple descuido, y que hoy le cobró factura no solo a él y a su madre, sino también a su tía, la misma que ese día se encuentra tomando protesta como la nueva presidenta de Royal Sea.

Y a pesar de que estaba metido en una cama de hospital, dejó de sentirse ese "hijo inútil" que tanto le echaba su padre en cara. Porque ver a su madre y a su tía con aquellos rostros deprimidos lo llenó de una extraña fuerza que le ayudó a vencer la agonía, y querer salir a la calle para ajustar un par de cuentas con los hermanos Kim.

—Sé que la abuela fue determinante y prohibió que iniciaran un juicio en contra de Seokjin y su hermana, pero al parecer jamás escuchó la opinión del afectado real o víctima que en este caso soy yo. Literalmente estamos hablando de un hijo de perra que casi me mata y tiene a mi tía sometida a un nuevo estilo de vida que estoy seguro odia. Tu hermana debe estar aterrada ahora mismo.

Hyojin arrugó la nariz.

—Se te olvida que aún seguimos siendo propiedad de Kang Minji. Por muy valiente que seas, de casualidad ¿Cómo pretendes derrocar a un magistrado del Tribunal Supremo y a la mujer que lo amadrina?

—Solo necesito que la tía en su nueva posición me reconozca oficialmente como el heredero, entonces, seremos ella y yo las dos figuras más relevantes dentro de la estructura organizacional de Royal Sea. Si le restamos poder a la abuela, tendrá un efecto dominó y Seokjin estará acabado.

—Cómo se supone que vas a restarle poder a una mujer que tiene la simpatía de todos los accionistas.

—Haremos que la abuela pierda credibilidad, como si no fuera una mujer que enterrara secretos. Mamá, esto no tiene por que quedarse así, por lo tanto, me aseguraré de ser yo quien las proteja, a ti, y a la tía Aeri.

—Eres muy valiente hijo.—Hyojin intentó contener sus lágrimas, pero él sentimiento le ganaba por mucho, pues el escuchar a su hijo expresarse de ese modo le llenaba de seguridad. Sin duda Jimin tenía un corazón de oro.

De pronto, la puerta se abrió dejándose escuchar un par de tacones y la sonrisa radiante de Aeri pareció iluminar el lugar, la cual parecía haber hecho las pases consigo misma, o quizá tuvo que resignarse luego de absorber las cargas que su abuela dejaba como presidenta de Royal Sea.

Aunque, en realidad no quería que su hermana y sobrino la vieran tan miserable y después culparse de ello.

—Cuando el doctor Heo me lo contó por llamada no lo creía.—Aeri tomó a Jimin de la barbilla examinándolo con detenimiento.—Incluso te vas más apuesto. Y puedo decir que los milagros si existen.

—Es como si hubiera vuelto a nacer. Me siento...increíblemente bien. Tanto como para luchar contra los responsables de esto.

El rostro sonriente de Aeri se apagó de repente cuando Jimin hizo valer sus intenciones. Y sabiendas de cuáles fueron las condiciones de Kang Minji, el chico no podía hacer mucho en realidad.

—Sé que la abuela advirtió sobre esto. Pero se metieron con las personas equivocadas.—de repente el angelical rostro de Jimin se volvió algo siniestro, y que podía hacer la anciana Kang Minji, si el león de la familia había despertado.—Mamá, creo deberías preparar el maíz para las palomitas porque esto definitivamente será cinematografía.

[••••]

—Linda oficina.

La asistente trató de impedir la intromisión del masculino, antes de que Seokjin le lanzara una de sus tantas miradas asesinas, sin embargo, lo hizo.

—Pero insisto, se vería mejor si en la placa apareciera el nombre de Kang Aeri. En fin, parece que tuviste un golpe de suerte más que merecerlo.

Yoongi recorrió cada tramo de la nueva oficina de Seokjin antes de sentarse sin siquiera ser invitado, pero es evidente que ninguno de los dos masculinos lograban soportarse.

—Los golpes de suerte no existen, sencillamente las cosas pasan.

—Quieres decir que Jimin estuvo a punto de morir por mera coincidencia. Me parece que es muy arrogante de tu parte.

—Según los rumores, el chico tiene serios problemas con las drogas. Tú como rector de la institución donde él estudia deberías preocuparte, no crees.

Yoongi enarcó una de sus cejas y luego se echó a reír estruendosamente.

—Eres demasiado cómico, pero ve a contarle tus mentiras a quien te las crea. No sé, alguno de los imbéciles de tus colegas.

—Al grano, a qué has venido. Tengo una sesión con el pleno.

—No repito las cosas más de dos veces, pero lo diré de nuevo. Ve a contarle tus mentiras a quien te las crea. Ambos sabemos que Aria ni siquiera ha despertado, y como tal eso no depende de ti.

Yoongi se levantó del mismo asiento que apenas logró calentar, era de los hombres que jamás se andaba con ambigüedades y siempre prefería ser directo, así que con mucha arrogancia alzó la barbilla y expresó.

—No tienes el poder suficiente para revertir tu propio hechizo. Y tú y yo sabemos que si Aria despierta claramente no será por ti, ya que por encima de ti siempre habrá otro ángel, y lamento ser yo quien diga esto pero Demir está furioso, y muy dispuesto a comprobar quién es verdaderamente el ángel más poderoso del cielo.

—¿Demir?—Seokjin rió incrédulo.—Ese bastardo no es más que polvo estelar.

—Podrás engañar a otros, pero jamás lograrás engañar a Izar.

—Tuviste la fortuna de que no acabara contigo, y aún así tienes las agallas de pararte frente a mi, vaya qué la arrogancia es poderosa, Izar.

—No digas que no te lo advertí, pero tus mentiras están a punto de caerse. Así que dile a la impostora de Cyrene y a todos tus secuaces que comiencen a rogar por sus almas, porque tampoco le gustará nada al señor del inframundo.

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