Treinta y nueve

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—¡Minnie!—la pequeña Ahyoung corrió hasta Kang Minji o como todos sus nietos y bisnietos la apodaban "Minnie".

Entonces, la anciana se inclinó hasta la menor para recibir un efusivo abrazo con el que dio la bienvenida a ella, y a su madre.

—Mi amada Ahyoung.—Minji acunó el rostro de la más pequeña y la miró con una devoción que su extraño comportamiento sorprendió a Aeri.

—¿Para qué querías vernos abuela?—La mujer preguntó mientras tomaba asiento en el comedor que adornaba el jardín.

—Señora Ju, podría llevarse un momento a Ahyoung, tal vez quiera probar los pastelillos que le preparé.

—¡Sí!—la niña rápidamente accedió colgándose del brazo de la señora Ju.

—Volviendo a tu pregunta. Estaba preocupada por ustedes, últimamente los pronósticos no son buenos para esta familia, en especial para mi querida Ahyoung, ya sabes, la incertidumbre de no saber quién es su padre debe ser difícil para ella.

Aeri puso los ojos en blanco, sabedora de los motivos detrás de la repentina intromisión de su abuela.

—Sobre todo si el padre no está en posición de asumir la responsabilidad. Será un escándalo si se revela la verdad ¿Te imaginas lo fuerte que será para la familia Kim también? Cuando hace apenas unos días su hija menor se casó con el padre de Ahyoung.

—No es que te interese mi hija y yo, más bien, es el hecho de que tus relaciones comerciales están en peligro ¿Cierto?

Minji sonrió satisfecha.

—Buen punto. Como siempre tan brillante Kang Aeri.

—Ve al grano, he de suponer que traes algo entre manos.

—Si es el caso, mi petición es sencilla. Entrégame a Ahyoung. Sé que en este momento el mundo la ve con desprecio por ser una hija ilegítima, pero planeo convertirla en eso que tú nunca pudiste ser. Lograré que todos la respeten y la vean como lo que es, alguien de mi sangre.

—¿Enloqueciste? No te daré a mi hija como si fuera una mercancía.

—Hay una manera de que puedas estar con ella.

—Me voy.—Aeri se levantó de golpe e intentó entrar a la residencia principal de Minji, donde actualmente Ahyoung se encontraba con la señora Ju degustando los pastelillos y buscarla. Sin embargo, los escoltas de la anciana bloquearon el acceso provocando que Aeri mirara con furia a su abuela.—¿Qué demonios estás haciendo?

—No lo volveré a repetir. Solo hay una forma de que estés con Ahyoung.

—No voy a caer en tus juegos. Durante toda mi vida he hecho lo que me has pedido, pero jamás se me ocurrió que terminaras usando a mi hija.

—Acepta la mano de Seokjin, y juntos formen esa familia por la que tanto sueña Ahyoung.

—Jamás.—Aeri dijo contundente.

—Entonces, si quieres volver a ver a Ahyoung, será mejor que reflexiones tu decisión ¿Eres tú o la felicidad de la niña? Señores por favor escolten a mi nieta a la salida.

Los hombres de Minji tomaron a Aeri de los brazos tratando de echarla por la fuerza, pero la determinación de la chica hizo que se deshiciera del agarre yendo detrás de la anciana, sin embargo, como si fuera capaz de levantar un muro que las dividiera, más hombres salieron de la nada impidiendo que Aeri se acercara a Minji.

—Abuela no me hagas esto.—con la voz entrecortada Aeri suplicó, y lo que jamás esperó Minji fuese que su nieta terminara arrodillada ante ella, y aún así, no fue capaz de amansar el corazón de la anciana.

—La solución está en tus manos. Hija.

En ese momento, sintió como en un puñado su abuela tomó su corazón y lo hizo trizas. Ni siquiera podía ver su mundo de otra manera si Ahyoung no estaba en el.

Era incluso muy cruel como su abuela utilizaba las peores tácticas para obtener lo que se proponía, y hoy a ella le tocaba ser el chivo expiatorio de Kang Minji.

Entonces, por unos segundos Aeri se planteó de la idea en su cabeza de que tan ortodoxo era sentir odio por alguien de su misma sangre.

—Suéltame.—le dijo a uno de los hombres que intentó levantarla del suelo. Y con la adrenalina recorriendo su cuerpo salió de la propiedad de Kang Minji.

Y aunque, Jimin fuese el nuevo presidente de Royal Sea, Minji ejercía un poder detrás de bambalinas que nadie ha podido derribar.

—Incluso si puse a Jimin en la silla, esa mujer sigue siendo la misma.

Aeri dijo entre dientes mientras buscaba desesperadamente las llaves de su coche, pero sus manos temblorosas no se lo pusieron fácil. En ese momento, su mente se encontraba en blanco, y el pánico mezclado con la ira no era su mejor aliado.

Y en la única persona en la que podía pensar para pedir ayuda era Jungkook, a quien desde luego no le agradaría para nada la noticia.

[••••]

—Las tendencias son claras, así que por favor prepara el informe.—Jungkook se encontraba en su oficina mientras giraba instrucciones a su colaboradores cuando la impetuosa llegada de Aeri lo sorprendió.

Aeri estaba temblando, para Jungkook era una nueva faceta que desconocía de ella porque jamás la vio tan desprotegida como cuando perdió a sus padres, y eso puso en estado de alerta al masculino quien se levantó de su escritorio con urgencia.

Entonces, la mujer se unió a Jungkook en un abrazo que terminó en un llanto desgarrador.

—Qué sucede.—Jungkook inquirió mientras acariciaba la melena de Aeri no importándole que sus colaboradores se encontraran presentes.

Entonces, Jungkook pausó el abrazo mirando a Aeri a los ojos para encontrar las respuestas que en ese momento le hacían mucha falta, y con un pulgar limpió parte de las lágrimas descendiendo de sus mejillas. Porque ciertamente, esa mujer lo desarmaba por completo.

—No me gusta que llores, así que vamos a calmarnos.

—No, no. La abuela me ha quitado a Ahyoung.

Más que una afirmación, era el ruego de una madre desesperada, y eso fue motivo suficiente para tentar la paciencia de Jungkook.

Estaba seguro de que Seokjin y él tenían un trato, entonces por qué todavía hay piedras en el camino que le resultan incómodas.

Seokjin definitivamente le estaba viendo la cara, y se aprovechó a través de otros.

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