Jungkook
Tres meses, tres nauseabundos meses desde que estuve por última vez con Aeri. Los primeros días fueron una tortura, mientras la culpa me consumía cada vez que Aria venía a buscarme que ni siquiera me permitía verla directamente a los ojos.
¿Desde cuando me comenzó a importar lo que otros pensaran de mí?
Por otro lado, cuántas veces al día no debe maldecirme Aeri por haberla enredado en este lío. Si el consejo académico llegase a enterarse por error lo que pasó entre ella y yo, lo primero que harán será echarla, y su credibilidad como abogada se pondrá en duda.
No es que mezclarte con otros chicos sea un pecado, más bien, estamos dentro de una sociedad que no toleraría que una profesora tenga ese tipo de relación con su alumno. La famosa ética profesional. Esa que Aeri se ha encargado de proteger a capa y espada.
Mientras me encontraba disociando y el resto de mis compañeros hablaban incesantemente, la puerta del aula crujió, seguido del repiqueteo de unos tacones que causó eco por todo el lugar.
Mis compañeros se detuvieron e incluso yo presté atención a eso que provocó un silencio total, me aseguré de que todas las ventanas se encontraran cerradas y aún así el aura era gélida, tanto como la presencia de esta reina del hielo que había llegado.
Era la misma mujer que me había quitado el sueño por tres meses.
Al parecer, que se haya convertido en la presidenta de Royal Sea le asentó muy bien; Aeri transmitía tantas cosas al mismo tiempo, entre ellas una indudable autoridad que nadie se atrevía a desafiar, incluso yo no lo haría.
La mujer se paró en medio del estrado, se deshizo de sus gafas oscuras y de la manera más triunfal posible nos sonrió a todos.
—Ha pasado un largo tiempo chicos.
Su llegada había sido una completa sorpresa para todos, porque justo cuando la clase estaba enfrentando una enorme crisis con el docente que nos asignaron, Aeri llegó como toda una heroína a salvarnos.
Y para ella también parecía que la tortura había terminado, me pregunto cuál fue el pacto que habrá hecho con su abuela para dejarla retomar su vida.
Si toda su familia seguía llevando el mismo estilo de vida, y Aeri estaba aquí ¿Quién se quedó en casa para dirigir un negocio tan rentable que al parecer repuntó con la llegada de Aeri?
No estaba muy seguro de si su regreso era definitivo o condicionado, lo cierto es que nos tenía a todos encantados con la idea, en especial a mi.
Pero, esto ya ni siquiera debería importarme, no cuando desde esa noche me prometí no pensar en ella, y aún así seguía colada en mi cabeza como si le hubiera lanzado un hechizo a mi corazón; sabiendo que jamás me volvería a contactar, parecía que tomó mi corazón y en un puñado lo lanzó en algún cesto de basura, o más o menos así me sentía yo.
Teóricamente ella parecía estarla pasando bien, yo no.
De pronto, pude sentir sus profundas orbes que remarcaban esos genes irlandeses que volvían locos a un porcentaje de la población masculina (yo formaba parte de ese porcentaje ahora).
Pensé que me ignoraría olímpicamente como lo hizo estos meses, sin embargo, sus labios dibujaron una enorme línea de expresión que iluminó todo a mi alrededor y acabó con mi mundo entero.
Era tan hermosa que me desarmaba por completo. Que quería correr hasta ella y empotrarla sobre su escritorio, no importando que los demás fueran testigos, porque me la pasé gran parte de mis días fanteaseando con ese momento, una y otra maldita vez.
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All Versions Of Me
FanfictionExistían muchas versiones de mi que no conocías, pero yo tampoco sabía que todas ellas te amaban irremediablemente.