Treinta y ocho

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La prensa sensacionalista tenía un nuevo tema de conversación, y Aeri era el centro de los rumores luego de su regreso al país.

Las fuentes cercanas a la familia Kang aseguran que Aeri tuvo una hija con un hombre del que se desconoce su identidad. Esto es un escándalo.

Seokjin miró con expectación el titular de Corea's Sun, y el desayuno no le supo igual. Provocando que una serie de interrogantes se instauraran en su cabeza.

—¿Qué diablos hizo Aeri durante estos tres años?

Estaba seguro de que Aeri se exilió muy lejos del país para evitar estar cerca de él, y aún así tuvo el tiempo de tener el hijo de otro hombre.

Esta sí que era una revelación inédita, pero podía deducir que es alguien que conocía.

—Hasta hace unos días estaba aburrido. Pero esto se pone interesante.

—Magistrado. El señor Jeon ha venido a visitarlo.

"Increíble" pensó Seokjin.

—Después de romperme el brazo izquierdo tienes la osadía de venir aquí.—Seokjin dijo intentando alcanzar la jarra de agua a lo que Jungkook se adelantó apartándola un poco más, con toda la intención de enfurecer al otro masculino.

—Estoy casado con tu hermana, legalmente somos familia ¿Lo has olvidado? Así que puedo venir aquí cuando se me ocurra.

—Entonces, divórciate y déjanos a todos en paz.

Jungkook tomó un vaso y vertió agua de la jarra que él mismo le arrebató a Seokjin.

—Sabes, en un inicio te admiraba. Eras un ángel que no había sido corrompido por el poder, pero ¿Qué ocurrió? Y no es necesario que me respondas. La respuesta es sencilla, te enamoraste.

—Que seas un ángel perfecto no garantiza  que seas amado, aprendí esa lección cuando me enamoré de Aria. E intenté llamar su atención de todas las maneras posibles, pero jamás cedió, en cambio tú, ni siquiera hiciste lo mínimo para robarte su corazón.
Aún así, estoy un poco curioso, incluso si disparé esa bala, sigo sin tenerla y eso me está matando.

Las palabras de Seokjin estaban cargadas de dolor, y eso sorprendió a Jungkook, porque era un signo de vulnerabilidad que jamás mostraba enfrente de los demás, y mucho menos de su enemigo.

—Luego escuché que tuvo un hijo. Y me culpé de tratarla así en el pasado, quizá sino la hubiese obligado a deshacerse de nuestro hijo cuando éramos adolescentes, ella estaría a mi lado.

Una ventisca de aire llegó hasta Jungkook revoloteando sus cabellos, cargando el ambiente de nostalgia. Y normalmente sus encuentros con Seokjin terminaban en golpes y gritos, pero esta vez era diferente.

Tomó asiento en la mesa donde Seokjin desayunaba, y miró con él las nubes grisáceas que comenzaban abarrotar el cielo.

—La tormenta pronto caerá.—Jungkook dijo con serenidad.

—Es alguna clase de predicción.—Seokjin repuso.

—Necesitas descansar. Tu brazo está roto, al menos necesito que estés completo si vamos a luchar por la misma mujer.

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