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La imagen que Aeri me compartió en el chat logró sacarme una carcajada en medio de la reunión que sostenía con mi nuevo equipo de trabajo.
—No seas tan dura con ella. Veo que aprendió del tío Jimin a podar muy bien.
Le escribí rápidamente y cuando levanté el rostro, sin darme cuenta tenía todas las miradas de mi equipo sobre mi.
—A juzgar por tu expresión, algo muy cómico debieron enviarte.—Jungkook fue el primero en reprenderme con esa mirada impaciente que me regalaba cada vez que lograba estresarlo con cualquiera de todas mis actitudes.
—No lo entenderías.—dije sabiendo el alcance de mis palabras, pero era evidente que Jungkook ni siquiera lograba dimensionar todo aquello que me urgía insinuarle, aún si entre Aeri y yo existía un pacto de silencio inviolable.—Pero si conocieras a Ahyoung, tal vez si.
—¿Quién es Ahyoung?—preguntó curioso mientras arqueaba una ceja esperando por una respuesta que lo dejara satisfecho.
—La chica más linda que puedas llegar a conocer.
"Tu hija", dije mentalmente.
—Y su madre es muy guapa ¿No te agradaría conocerla?
—Eres un imbécil, no tengo más que agregar.—Jungkook recogió sus cosas de la mesa y se levantó atropelladamente ignorando por completo a los demás, y a mí por consiguiente.
Desde que Jungkook le propuso matrimonio a la hermana de Seokjin creyendo que esta es Aria, se volvió un poco reacio a las mujeres; como si creyera que mirarlas ya es considerado un pecado capital, y yo sé cuál es la razón.
Había sido capturado por una mujer que todos aquí conocemos, pero ni siquiera el hombre con toda la fuerza de voluntad podía escapársele a mí tía.
—Oye, espera. Solo estaba bromeando.—abracé a Jungkook por los hombros intentando persuadirlo mientras caminábamos por los pasillos del corporativo.
—Odio tus bromas.
Jungkook se apartó imitando sacudir polvo de su saco. Entonces, puse los ojos en blanco.
—Y también cuando haces esa expresión.—acusó.
—Y yo odio que vayas a casarte con esa mujer.—dije sin contenerme.
—"Esa mujer tiene un nombre" y ya hemos hablado de eso.