Trece

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—Fue un tipo de droga poco común que le causó el ataque al corazón.

—Jimin no tiene adicciones.—Aeri le reprochó al médico quien le detallaba el estado de salud del jovencito, quien aún se encontraba inconsciente.—¿Está seguro de que el diagnóstico es el correcto?

—Por esa razón digo que es un tipo de droga poco común, al grado de que solo una pequeña cantidad resultó letal para su cuerpo, no solo tuvo daños en el corazón, sino en otros órganos, que es casi un milagro el que esté vivo, y le aseguro que en los años que llevo como médico, jamás había visto algo así. Nosotros somos capaces de darnos cuenta quién sufre adicciones, y su sobrino es claro que no lo hace. Es un chico totalmente sano. Valdría la pena preguntarle qué consumió horas antes de colapsar, para asegurarnos de que tan voluntario fue su consumo, o si esto tiene que ver con factores externos.

—Me está diciendo que una pequeña dosis estuvo a punto de matarlo. No, no. Mi hijo jamás se expondría de esa manera, él evita la ingesta de esas porquerías.

—Doctor Heo. El paciente acaba de despertar.

Una de las enfermeras llamó al médico que se encontraba atendiendo a la madre de Jimin y Aeri, entonces, las mujeres entraron rápidamente al privado del chiquillo donde estaba siendo atendido por otros médicos.

Cuando Jimin vio entrar a su madre y a su tía, sonrió genuinamente para ambas, y estas no dudaron en echarse a llorar desconsoladamente, pues el médico fue muy severo cuando dijo que los daños eran irreversibles y Jimin debía ser sometido a varios tratamientos antes de poner un pie fuera del hospital.

—Mi bebé, pero qué hiciste ¿Acaso querías morir?—Hyojin se abalanzó a Jimin comenzando atacarlo de preguntas frente al médico que escuchaba atento.

—No entiendo qué hago aquí, solo recuerdo que el cuerpo me ardía por dentro, me quemaba tanto que creí que estaba a punto de morir.—Jimin expresó con temor.

—Jimin, encontraron una sustancia tóxica en tu cuerpo ¿Qué diablos consumiste?—Aeri preguntó sin tapujos.

—¿Sustancia tóxica?—Jimin elevó las cejas hasta la raíz de su cabello en sinónimo de sorpresa. No era para menos, escuchar algo así enfrente de su madre ya era gravoso.—Tía yo te juro que no es lo que piensan, yo...yo no hago esas cosas.—movió sus manos negándose repetidas veces.

—¿Estás seguro de que no has consumido nada ilegal?—Aeri volvió a preguntar.

—Para nada. Te juro que no haría algo tan estúpido en un día especial como...—Jimin se detuvo abruptamente dándose cuenta del contexto.—Maldición tía, dime que si te presentaste a tu comparecencia.

—Eso no importa ahora. Resulta que has consumido alguna porquería que te ha condenado de por vida.

—¡¿Qué?! No, no les juro que yo no consumo drogas ¡Ni siquiera alcohol!

—El chico dice la verdad. En su organismo no hubo rastro de otras sustancias, la única es la que arrojaron los resultados después de ingresar de urgencia, tal y como lo supuse, Jimin sufrió un envenenamiento.

—¿Me quiere tomar el pelo? A lo mucho que llegué a consumir el día de hoy fue un té de matcha que Aria preparó para nosotros antes de ir al congreso general.—Jimin dijo de forma inconsciente mientras los rostros de Aeri y Hyojin se ensombrecían, al mismo tiempo en que el médico tomaba nota para agregar al expediente clínico del jovencito.

El momento se volvió más caótico cuando el televisor comenzó a proyectar el noticiero de última hora.

El máximo tribunal del país tiene nuevo magistrado. Esta tarde luego de que la abogada Kang Aeri no se presentara a la comparecencia de oposición, Kim Seokjin fue designado por unanimidad del senado como Magistrado de la Corte Suprema.

Los rostros de Hyojin, Jimin y Aeri se deformaron del horror luego de escuchar aquello y ver las imágenes de Seokjin en aquella silla que pudo ser de Aeri. Y que ahora cada uno de los hechos tenían correlación.

—No, ahora sí lo mato.—Jimin comenzó arrancarse los cables que lo mantenían conectado a las máquinas mientras era sujetado por su madre, tia, y el médico.—Suéltenme, que yo mismo voy a matar ese hijo de puta.

Sin embargo, quien estaba aún más dispuesta hacerlo era Kang Hyojin.

La mujer volvió a empujar a su hijo sobre la camilla del hospital, y un aura siniestra pareció apoderarse de ella, algo que ni su hijo y su hermana habían presenciado en años. La última vez fue cuando encontró al padre de Jimin con una de sus amantes, y acabó muy mal.

—La que va a matar a esos hijos de puta voy a ser yo.

Hyojin cruzó la puerta repiqueteando esos Manolo Blahnik azules que marcaban mucho esa fuerte personalidad, que ni siquiera Jimin o Aeri eran capaces de retar.

La sofisticada dama se volvió una fiera en cuestión de segundos mientras era seguida por Aeri, quien le pedía pacientemente que se detuviera, pero Hyojin parecía más cegada por la ira que otra cosa. Y como si tuviera un radar, logró localizar a la hermana de Seokjin en la sala de espera mientras se mantenía aferrada a un apuesto jovencito que no había visto en su jodida vida.

Y al otro extremo se encontraba Min Yoongi, el mismo que al escuchar los gritos de Aeri para que detuviera a Hyojin, corrió detrás de ella intentando tomarla de la cintura, pero la mujer fue más escurridiza.

Aria también fue testigo de los disturbios generados por las hermanas Kang, pero solo imaginó que tal vez el estado de salud de Jimin las tenía en ese estado de delirio.

—Unnie, qué pasa.—Aria preguntó inocentemente cuando Hyojin la alcanzó, pero jamás esperó a que ésta le estampara una cachetada de manera inesperada.

Ni siquiera los demás esperarían algo así.

—Qué mierda le has dado a mi hijo.

En el mundo no podía haber alguien más indignada que Kang Hyojin, no era para menos si su hijo casi muere, y de paso enterraron la carrera de su hermana.

Hubo un momento de silencio en el que Hyojin esperó impaciente por la respuesta de Aria, pero la chiquilla ya estaba presa del miedo, si prácticamente tenía al mismísimo diablo enfrente.

—¿No vas a decir nada?—Hyojin quiso volver a estampar sus manos sobre Aria, pero fue detenida por una foránea presencia.

Jungkook tomó la muñeca de Hyojin impidiendo que ésta siguiera arremetiendo injustificadamente en contra de Aria, y en vez de apaciguar el momento, enfureció más a la abnegada madre.

—Quita tus sucias manos de mi.—Hyojin sentenció con firmeza. Con esa voz que hacía temblar al más fuerte, y con esa mirada peligrosa que te transportaba al infierno de ser posible, sin embargo, a Jungkook no le importaba correr el riesgo si era por su querida Aria. Aún si las probabilidades de salir ileso del vesanico poder de Hyojin eran nulas, eso lo sabía e incluso Kim Seokjin el culpable de que las cosas resultaran así, lo sabía.

—Te he dicho que me sueltes. No me importa quién seas, o quien sea esta niña o el imbécil de su hermano, pero se acaban de meter con las personas equivocadas.

Entonces, Jungkook soltó a Hyojin no porque esta se lo pidiera, sino porque la mirada llena de decepción que mostraba Aeri le hizo reaccionar, y a su vez, le hizo sentir miedo por primera vez en toda su existencia. Pues que Aeri lo odiara era la última cosa que quería de ella.

Aeri, desconocía exactamente cuál era la relación que Jungkook tenía con esa chica, tampoco es como si le importara, pero el hecho de que prácticamente estuviese a lado del enemigo era casi inaceptable.

Si Aria y Seokjin tenían que ver realmente con lo que le pasó a Jimin, sería implacable con los dos, y con todos aquellos que les mostraran el minino de lealtad.

Pues el hecho que de hayan arruinado la vida de Jimin condenándolo de esa forma tan cobarde, era suficiente para odiar todo eso que llevara por apellido Kim.

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