Once

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—Hermano, qué te ocurre.

La chiquilla vio con horror como el mayor mandaba a volar todas las cosas que tenía a su paso completamente enfurecido. Había pasado demasiado tiempo desde que Seokjin perdía los estribos, y algo muy grande debió ocurrir como para que un aura siniestra se apoderara de él.

—Tú.—Seokjin apuntó acusante con su índice a la femenina.—Será mejor que dejes tus estúpidos jueguitos y te encuentres con Killian lo antes posible, qué esperas para seducirlo, quiero que lo hagas hasta que ruegue por más, o no sé lo que tengas que hacer, pero lo quiero lejos de mi mujer. O de lo contrario, me encargaré de que seas echada de esta familia como la intrusa que eres.

—No, no. Te prometo que haré todo lo que me pidas.—la chiquilla retuvo a Seokjin del brazo de forma suplicante. Porque sus amenazas tenían peso.

Y si a alguien debía agradecer por su llegada a la familia Kim, era específicamente a Seokjin, quien supo darle un lugar dentro del linaje y que le ha valido para tener una vida llena de comodidades.

—Entonces, te parece poco que tu amado Killian esté cada vez más cerca de ella. Pensé que eras un poco más inteligente Aria.—Seokjin tomó uno de los mechones que le pertenecían a la femenina con cierto hartazgo, y luego escupió unas cuantas palabras para estimularla.—No, es verdad, tú no puedes ser tan brillante como la auténtica Aria, porque tú no eres ella, ¿Cierto Cyrene?—Seokjin están vez se acercó al oído de la chiquilla para susurrarle detenidamente.—Recuérdalo, no eres más que una impostora, y solo podrás ser Aria hasta que la verdadera despierte del sueño al que fue condenada, y reclame su lugar.

[••••]

Aeri estornudó mientras escribía en sus notas los reactivos para las próximas evaluaciones.

Finalmente, la mentira se volvió realidad, y cogió un resfriado. Entonces, Yoongi dejó una taza de café sobre la mesa donde Aeri se encontraba trabajando.

—Parece que has tenido días difíciles.

—Honestamente si. Por eso quiero que reasignes a Jungkook con otro profesor, necesito enfocarme en el examen de oposición que está a la vuelta de la esquina.

—Denegado.—Yoongi se adelantó.—Tus nuevos becarios parecen estar a gusto contigo. No veo porque privarlos de tu presencia.

—Sabía que te negarías.

—Serán unos cuantos meses, así que no seas ruda con ellos ¿Podrías considerarlo?

Aeri tendría que rendirse frente a las pretensiones de su amigo, y acoger a los dos chiquillos al menos hasta un tiempo que fuera prudente.

Y para eso debía blindar a Jungkook de los abusos que podría sufrir por culpa de Seokjin, porque es una persona que jamás se quedaría quieto frente a una ofensa.

—Hace unos días sucedió algo.—Aeri se permitió ser honesta con su amigo mientras bebía la taza de café.

Tampoco es que pudiese ocultarlo sabiendo que Jimin y Jungkook fueron testigos de los abusos de Seokjin. Es absurdo tapar el sol con un dedo.

—Al parecer Seokjin está presionado por el concurso de oposición e intentó desquitarse conmigo.

El rostro relajado de Yoongi se volvió rígido en cuanto escuchó las declaraciones en torno a los disturbios dentro de su institución, y aún si todos se encontraran estresados por un concurso de esa categoría, no era suficiente para comportarse como animales.

—Oye espera. Esto amerita una sanción por parte de la comisión de género, no por nada nos costó años de cimientación para ponerla en marcha, precisamente para docentes que llegaran a ser violentadas como tú.

—Lo pensé. Y lo más probable es que se vuelva un detonante para bajar la aprobación de Seokjin en el senado, ¿Sabes lo que significa eso? Sería peor para mí porque daría lugar a que comience a esparcir rumores sobre mi.

—¿Sobre qué?—Yoongi dijo vacilante.—Lo que te ha pasado es mucho más grave.

—Jimin está aquí, y Seokjin se encargará de esparcir los rumores de nuestro parentesco. De por sí las alegaciones sobre nepotismo que me rodean son difíciles de disipar. Y digamos que vivimos en un mundo demasiado elocuente donde es más gravoso el nepotismo que la violencia de género.

—Ni como contradecirte.—Yoongi soltó un ligero suspiro, dándole la razón a su amiga.—Tomate el resto del día. Mañana es el examen de oposición y debes de estar lo más serena posible, porque si el senado ya tiene un favorito, harán hasta lo imposible por sabotearte.

El senado estaba integrado por toda clase de personalidades muy particulares, las cuales no se debían precisamente al Estado, sino por aquellas personas que les compraron un curul dentro del congreso. Su abuela era una de esas inversoras, la intelectual dama despegó la carrera política de algunos senadores y diputados, y los mismos que cada fin de mes se paseaban por los vestíbulos de la residencia de Kang Minji para recibir "un estímulo" y sabía que no solo se trataba de pequeñas compensaciones, así que prefería ignorar ciertas acciones de la anciana.

Después de este breve anécdota, cualquiera concluiría en que Aeri sería la vencedora del concurso de oposición, y su abuela ya estaría alistando su chequera para el "gran día".

Ojalá Kang Minji pudiera ser así de generosa con su nieta.

[••••]

—Señora. El abogado Kim está aquí.

Minji dejó su libro sobre la mesita contigua a su sillón, relajando sus expresiones en cuanto escuchó la llegada de Seokjin.

El chico llevaba entre manos un delicioso postre de limón que era el favorito de Minji, el cual colocó sobre la mesa antes de tomar asiento.

—Querido, deberías estar más enfocado por el concurso de mañana que venir a perder el tiempo con esta pobre anciana.

Seokjin cogió la mano de Minji y le regañó un pequeño beso.

—He venido por la bendición de la abuela.

—No hay nada de que preocuparse.—esta vez fue Minji quien tomó de las manos a Seokjin y le regaló pequeñas palmaditas para transmitirle seguridad.—Los senadores harán lo que yo les indique.

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