Veinte

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Veinticuatro horas antes

—Adair.

Jimin cantoneó el nombre del masculino que caminaba delante de él, y que aparentemente fingía no escucharle.

El chiquillo sonrió para sí mismo y siguió pisándole los talones con sus manos cruzadas por detrás, como si fuera una especie de fantasma o alma errática, y aún si no lo fuera le resultaba tétrico al otro chiquillo escucharle muy cerca del oído.

—Maldita sea puedes parar.—Taehyung se detuvo y con mirada asesina encaró a Jimin.—Te he dicho que no te daré los estúpidos brebajes.

—Ah vamos. Hay un par de tortolitos que aún no ceden.

—Lo que es peor. Además, si Atil se entera de que yo estoy colaborando secretamente contigo y con Izar, esta vez si me convertirá en polvo estelar.

—Eres un tonto.—Jimin golpeó ligeramente la frente de Taehyung.—Atil también está jugando sucio mientras saca ventaja de esto, y creo que va unos kilómetros adelante de nosotros. Solo serán unas cuantas gotas, por favor.—Jimin juntó sus manos y comenzó a frotarlas en forma de súplica.

Taehyung suspiró rendido luego de revolotear sus cabellos lleno de frustración, porque Jimin sencillamente era todo un personaje que logró convencerlo.

—Que conste que lo hago como un defensor del amor. Y aún así creo que las estrategias para traer a nuestra querida Aria de vuelta son poco ortodoxas.

Taehyung sacó de su mochila un diminuto recipiente de cristal que contenía el famoso "té de las rosas".

Una pócima que solo el ángel del amor era capaz de crear. Con una sola gota que ingirieras era suficiente para enamorarte de la primera persona que cruzara tu puerta, es por eso que su uso era exclusivamente monitoreado por Adair, hasta que él considerara que el hechizo se había completado con éxito.

Por esa razón, todos los ángeles le tenían una especie de respeto a Adair, porque sus hechizos no solo eran las habilidades que lo caracterizaban como el guardián del amor.

Dios lo dotó de un arma mucho más poderosa.

Las balas de oro.

Estas balas eran capaz de someter el corazón de los humanos e incluso de los seres omnipotentes; si te alcanzaba por error, terminarías encadenado al amor de aquel o aquella que haya disparado.

Es decir, si la bala disparada por esa persona logra atravesar tu corazón, entonces, te entregarás en cuerpo y alma a quien haya disparado, jurándole así lealtad por el resto de tu vida.

El grado de peligro que representan las balas de oro es de conocimiento técnico para todas las divinidades celestiales y criaturas del inframundo, por esa razón, Adair se encargó de esconder el arma más asediada del cielo, la tierra y el infierno en un lugar donde ni él mismo es capaz de recordar.

[••••]

Actualidad

Aeri despertó con un fuerte dolor de cabeza, y el siguiente cortometraje que sus memorias le mostraron la dejaron helada.

La chica miró por todos lados en busca de respuestas, pero solo apareció de la nada en el penthouse de Jimin.

Detrás de esa puerta logró escuchar la vocecita de su sobrino tarareando un par de canciones preguntándose que carajo sucedió.

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