HAYLEY
La música de Taylor Swift, la cual está perforando mis tímpanos, no ayuda a que mis pensamientos de fracaso se apaguen.
Muevo mis piernas de atrás hacia delante para hacer que el columpio en el que me encuentro sentada comience a agarrar velocidad mientras me aferro con fuerza a las cadenas que lo sujetan. Miro hacia arriba observando las nubes mientras el calor hace que el sudor comience a deslizarse por mi cuello. La conversación que he tenido con Michael, hace apenas un par de horas, lo único que ha provocado es que dichos pensamientos de fracaso regresen a mi mente, una vez más.
Pensamientos como «¿Alguna vez voy a ser capaz de avanzar o me voy a quedar estancada para siempre en este horrible lugar?» han sido constantes desde el día en el que recibí aquella carta de la Universidad de Nueva Zelanda avisándome que mi solicitud de ingreso había sido rechazada. Recuerdo haber estado con Michael, en su casa, mientras él intentaba consolarme diciéndome que no era el fin del mundo y que podía volver a intentarlo el siguiente año. Para él fue fácil decirlo, él sí había sido aceptado.
Ayudar a Michael a empacar para su mudanza para mí significó darme cuenta que no sólo había sido rechazada en la universidad, sino que también estaba por perder a mi novio. La persona que más feliz me había hecho los últimos dos años de mi vida. Pensar en eso lo único que provocaba era aún más dolor y, por ese motivo, mientras ambos intentábamos meter años y años de recuerdos en cajas de cartón, la promesa de intentar hacerlo funcionar a distancia se hizo presente.
Durante un par de meses lo intenté. Di lo mejor de mí para sacar a delante la relación, pero verlo lograr las cosas que siempre quiso lograr provocaba en mí un sentimiento de fracaso tan grande que solía pasarme horas enteras llorando después de colgar las llamadas con él. Terminar con Michael fue una de las decisiones más difíciles que tuve que tomar a mis 18 años de vida, pero hablarlo con él y explicarle lo que sucedía, nos ayudó a entender que era lo mejor para ambos. La comunicación entre nosotros siempre ha sido la clave para que nuestra relación funcione y es por eso que podemos seguir siendo amigos a pesar de haber finalizado nuestro noviazgo.
Mi celular suena, interrumpiendo la música y mis pensamientos, avisándome que tengo un mensaje nuevo. Meto la mano en el bolsillo de mi pantalón, una vez que detengo el columpio, para sacarlo y sonrío al ver el nombre de Luke, mi mejor amigo, en la pantalla. Abro el mensaje sólo para enterarme que se encuentra afuera de mi casa y que está esperando a que baje a abrirle. Le escribo rápidamente para informarle que no estoy en mi casa, pero ya voy de regreso y me bajo del columpio.
Guardo el celular de nuevo en el bolsillo de mi pantalón y camino hacia la salida del parque mientras Taylor Swift continúa sonando. La distancia entre el parque y mi casa es bastante corta, sólo un par de calles de distancia, por lo cual, sólo me toma dos canciones llegar hasta mi calle. Visualizo a lo lejos a Luke, sentado en las escaleras de la entrada de mi casa viendo algo en su celular, y corro el tramo que me separa de él.
—Hola —lo saludo con una sonrisa una vez que me encuentro enfrente de él.
—Hola —exclama Luke apartando la mirada del aparato y posando sus ojos azules sobre mí.
—¿Tienes mucho esperando? —le pregunto mientras se pone de pie y yo subo los escalones para poder abrir la puerta.
—No mucho —me dice. Entramos a la casa y cierro la puerta detrás de nosotros—. Creí que estabas en casa.
—Salí a tomar algo de aire —le digo caminando hacia las escaleras que conducen a mi habitación—. No está siendo un buen día para mí.
Entramos a mi habitación y, mientras dejo mi libro y celular sobre mi mesita de noche, observo a Luke tomar asiento sobre mi cama. Me dejo caer sobre la misma, momentos después, ante la atenta mirada de mi amigo mientras suelto un suspiro.
—¿Sucedió algo? —me pregunta suavemente.
—Es sólo este maldito sentimiento de fracaso que no me deja tranquila —le digo mientras me cubro los ojos con mi antebrazo derecho y siento como mi amigo se acuesta a mi lado—. No puedo dejar de pensar en que me voy a quedar estancada en Sídney para siempre.
—Eso no va a pasar, Hayley —me consuela Luke mientras se toma la libertad de acariciar mi cabello—. Volverás a entregar la solicitud en un par de meses y lograrás entrar a la universidad. Estoy seguro de eso.
—¿Y si no lo logro? —le pregunto, quitando mi brazo— ¿Qué voy a hacer si la UCD me rechaza?
—No lo hará —dice él suavemente—. Vas a quedarte. Lo que pasó el año pasado fue sólo una prueba. Has estado esforzándote mucho y estoy seguro de que lo vas a lograr.
—No lo sé —murmuro mirando al techo—. No dejo de pensar en qué quizá no soy tan buena como creo.
—Eres buena, Hayley —me dice Luke—. Mi madre aún conserva el poema que le escribiste en la secundaria por el día de su cumpleaños.
Suelto una risa al escucharlo.
—Eso es porque tu madre me quiere —le digo—. No prueba nada.
—Prueba que tienes talento —insiste mi amigo— y no dejaré que dudes de él. Te lo recordaré todo el tiempo si es necesario.
Me giro para mirarlo, sintiéndome muy afortunada de tenerlo en mi vida, mientras mi pecho se pone cálido ante sus palabras. Luke y yo hemos sido amigos básicamente desde que llegamos al mundo y, aunque hayamos tenido un pequeño distanciamiento hace algunos años, me alegra saber que de los recuerdos que compartimos, los buenos son más que los malos. Sé que puedo confiar en Luke para lo que necesite.
—¿Quieres que te ayude con la redacción de la nueva carta? —me pregunta mi amigo después de un rato de silencio—. Podemos revisar la primera y ver qué fue lo que falló.
—Gracias, pero Mike va a ayudarme —respondo haciendo que Luke ponga los ojos en blanco.
—¿Por qué le pediste que te ayudara?
—Yo no le pedí nada —explico—. Él se ofreció. Además, él revisaba mis escritos en la preparatoria.
—Nunca entendí por qué —responde Luke—. Tú eres la escritora, no él. No creo que él sea mejor que tú con las palabras y la redacción.
—No, pero es bueno dando ideas —digo encogiéndome de hombros—. Si te hubieras tomado la molestia de conocerlo mejor, lo sabrías.
—Ni loco —exclama—. Luego me iba a manipular para participar en esa campaña para hacer juguetes con latas de refresco en la que Ashton cayó.
Pongo los ojos en blanco.
—Ashton sólo fue amable.
—Sí, y terminó apestando a basura mojada por culpa de tu novio.
—Hablando de Ashton —le digo cambiando de tema—, ¿a qué hora vas a pasar por mí, mañana?
—No lo sé, Ashton me dijo que la mudanza llegaría como a mediodía —comenta Luke y agrega—: ¿Te parece bien que nos veamos como a las once?
—Sí, está perfecto —le digo mientras observo se levanta de la cama—. ¿Ya te vas?
—Sí, dejé la ropa en la secadora y si mi madre llega del trabajo y la ve ahí, no voy a vivir —me rio ante su comentario—. Te veo mañana, entonces. Por favor, no te vayas a levantar tarde.
—¡Yo siempre me levanto temprano! —exclamo lanzándole una almohada, la cual logra esquivar—. Te acompaño a la salida, antes de que sigas levantándome falsos.
Después de recoger la almohada, salimos de mi habitación mientras Luke continúa burlándose de mí y caminamos hacia la entrada de mi casa. Antes de irse, Luke se gira para abrazarme y yo le respondo el gesto. Siento como me soba suavemente la espalda mientras murmura:
—Estoy seguro de que este año será increíble, Hayley —cierro los ojos mientras lo escucho—. Pronto, todos esos pensamientos que te atormentan y te hacen dudar de ti van a quedar en el pasado. Te lo prometo.
Decido aferrarme a las palabras de mi amigo, deseando que se hagan realidad, mientras siento como la nube que se había instalado en mi cabeza comienza poco a poco a despejarse.
ESTÁS LEYENDO
Lost in Reality//Calum Hood//Nueva Versión
Fanfic-Creo que me siento extraño cuando estoy contigo. -¿Extraño? -le pregunto mirándolo confundida-. ¿En qué sentido? -No sé -admite luciendo aterrado-. Simplemente me haces sentir nervioso todo el tiempo. Es horrible. * * * Fecha de publicación: 25/01...