XXI

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HAYLEY

Sonrío ante la pantalla de la computadora mientras los verdes ojos de Michael están mirándome fijamente. Nos habíamos conectado para trabajar en la corrección de mi carta para la universidad y, después de un rato hablando sobre las novedades que ha tenido él en el ámbito universitario, me ha soltado que estará de visita en Sídney, unos días, por su cumpleaños.

—Por supuesto, estás invitada —me dice con una sonrisa amable—. La verdad es que me gustaría que fueras. Mi madre aún me pregunta por ti.

—Oh —respondo mientras le doy golpecitos al teclado de la computadora—, eso suena... bien.

—No tienes que ir si no te sientes cómoda —avisa Michael.

—No es eso... —le respondo sintiendo una punzada en el pecho.

—Puedes meditarlo estos días —sonríe mientras se arregla el cabello— y me avisas cuando esté allá. Aún tienes tiempo para pensarlo.

—Una semana —le recuerdo mientras me estiro en la silla del escritorio. He perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo sentada.

—Una semana —repite volviendo a sonreír—. No te agobies —asiento mordiéndome la uña del pulgar izquierdo—. Y deja de morderte las uñas.

Saco el dedo de mi boca y me jalo las mangas de la sudadera que estoy vistiendo mientras murmuro un «lo lamento». Michael niega y luego aparta la mirada. Alguien ha entrado a su habitación en la residencia. Lo escucho intercambiar un par de palabras con esa persona y después se gira para verme.

—Oye, tengo que cortar —me dice mientras cierra la libreta que ha usado para ordenar todas las ideas que le han surgido para mi carta—. Joshua acaba de decirme que tiene boletos para un partido de básquetbol. ¿Te escribo luego?

—Seguro —le digo acomodándome en la silla—. Diviértete.

Michael se despide y corta la llamada rápidamente. Observo la pantalla de la computadora mientras suelto un suspiro. Tomo mi celular y, mientras lo desbloqueo, siento un vacío en el estómago cuando me doy cuenta de que no tengo a quién escribirle.

Desde la fiesta en casa de Ashton las cosas se habían puesto bastante extrañas. Luke, por ejemplo, se ha pasado los últimos días diciéndome que se encuentra ocupado cada que intento platicar con él o cuando le menciono que quiero verlo. Aunque he intentado preguntarle la razón, siempre logra evadir la respuesta prometiéndome que me contactará pronto.

Calum también se ha estado comportando bastante distante conmigo. No logro recordar el porqué de su cambio de actitud. Las cosas en la fiesta habían estado bien. Al menos, yo sentí que habían estado bien. Había pensado que las cosas entre nosotros estaban fluyendo bien... pero luego, cuando me trajo a casa y se comportó tan distante...

La manera en que ha estado evitándome desde entonces me está volviendo loca: diciendo que tiene trabajo cada que le sugiero vernos; las respuestas cortantes que recibo cuando le escribo; las llamadas sin responder. Estoy segura de que tienen relación con el haberle negado nuestro ¿noviazgo? a Ashton, pero ni siquiera tiene sentido que se molestara por eso. Él y yo no somos (¿éramos?) novios.

Y, aunque esa fuese la razón por la cual ha estado evitándome, no logro entender cómo pretende que lo solucionemos si no hablamos. Honestamente, me siento atrapada, pensando en que todo nuestro avance ha vuelto a verse estancado sólo porque él no quiere hablar.

Miro el celular y me meto a la aplicación de mensajes. El chat de Calum, que permanece anclado en la cima de los chats, me da la bienvenida. Observo las malditas palomitas azules y puedo jurar que las escucho burlarse de mí. Respiro profundo antes de abrir su chat.

Lost in Reality//Calum Hood//Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora