2

101 8 6
                                    

El olor del detergente ácido le quemaba las fosas nasales, apestaba a químico generándole repulsión a su cuerpo, tallando con fuerza los suelos apedrados de la iglesia, buscando eliminar las pequeñas manchas negras en forma de gotas que tenían marcados.

Todo esto se remonta a unas pocas horas atrás cuando salieron a su circuito del medio día y para su mala suerte tocó en parejas, todos se acomodaron incluso el cabrón de Achuchones se consiguió a una, un chiquillo regordete con mirada tierna, pero él no se quedó más que con el niñito mimado de Azulin, que conoció hace unas semanas en el campo de tiro cuando ignoró su insulto y lo dejó hablando solo, ese mocoso que había estado jodiendo desde que lo ignoró y no paraba de molestar con su "Debo de ser el mejor soldado de todos" cuya cantaleta ya traía harto a Coco, por lo que para compensar la molestia que era escucharlo decidió hacerlo mierda en todo lo posible incluido el terminar las gachas del almuerzo.
Cómo eran parejas en el circuito tenían que trabajar juntos para ganar y gracias a la poca coordinación he impaciencia de su joven pareja terminaron peleando y cayendo de la barra, ganándose un castigo por indisciplinados de Caricias que era limpiar toda la iglesia de techo a piso hasta que quedara como el espíritu Santo...
Por esa misma razón ahora estaban ahí, solos con detergente asqueroso y fregando los pisos.

En eso estaba, queriendo arrancar las manchas negras del azulejo cuando Azulin le habló.

—Van con el azulejo, idiota—

Hizo una mueca de disgusto al escuchar a su menor atrás de él, Azulin estaba en cuclillas las manos llenas de jabón y la piel roja por el mismo detergente, Coco bufó ignorando las palabras del otro tallando un nuevo azulejo.

—Se ve que nunca has limpiado pisos-

Exprimió la esponja.

—Pero claro, como vas a aprender si tienes esposa que hace todo por ti—

Azulin sonó sarcástico, en una obvia burla ante Coco que ni siquiera respiró y se giró a verlo arrojando la esponja al suelo y levantándose molesto.

—No te atrevas a hablar de ella—

Azulin sonrió con sus caninos blancos luciendo en los labios rosas, levantándose igualmente y sacudiendo sus manos mojadas para librarse del agua.

—¿Muy personal? Oh perdón señor Coco no sabía que eras de esos orgullosos que no admiten ser unos inútiles —
—Lo dice el niño malcriado que mami nunca le enseñó el "no"—

Nuevamente la palabra "Mami" le resonó en la cabeza destruyendo la sonrisa de Azulin que cambió su cara a una de enojo, ahí fue turno de Coco para estar arriba y sin dejar de verlo a los ojos habló.

—¿Muy personal?—

Se volteó dejando mudo al menor ahora dedicándose a limpiar las bancas con la franela en su hombro, despacio para no sacarle el barniz.
Azulin se devolvió a su rostro de enojo mientras exprimía su esponja y tomaba la franela mojada.

—Y no es mi esposa, es mi prometida-

Cortó el silencio, Azulin copió su acción y se acercó a la banca contraria para limpiar sus superficies, tomando aire para contestar.

—A alguien le avergüenza ¿cierto?—

Coco más relajado por prender el cigarro en su oreja dió una suave calada y respondió tranquilo.

—No, solo aclaró para que no te confundas, ella aún no es mi esposa—

Una risa ahogada de Azulin fue suficiente para devolver la normalidad a su interacción riéndose calladamente chasqueando la lengua.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora