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Sus pisadas crujieron sobre las maderas viejas del cuarto, un largo pasillo quebrado y roído por el tiempo mismo amenazante de romperse en cualquier instante a su lado había un barandal igualmente de madera tan llena de polilla que incluso chillaba al momento de ser tocada mínimamente, pasó sus manos por las paredes como si pudiera leerlas, veía atento a su alrededor apenas alumbrado por la luna azul de encima, brillante sobre la cúpula oxidada del molino hecha de vidrio transparente lleno de telarañas y una tela que no cubría perfectamente la luz como supuso había sido su uso antes de ser abandonada, caminó con parsimonia traqueteando los dedos en la madera bajo ellos sintiendo las astillas con detenimiento, viendo de lado a lado con cuidado de dónde caminaba analizó su estancia, ahí a lo lejos reconoció la luz de una ventana, unos nueve pasos o más que sin dudarlo cruzó a pies rápidos antes de llegar a la ventana abierta, vió ahí una muy pequeña, apenas lo suficientemente fuerte para recargarse en sí misma por sus oxidadas bisagras chirriantes, asomó un poco al ver solo una oreja de la ventana y buscó su par, sacando ligero la cabeza sin llegar a mucho encontró que la otra ventana estaba a metros abajo de su sitio, supuso que se había caído y ahora no tenía ni vidrios ni color, tan solo delgado metal oxidado y café como sus bisagras desaparecidas en medio del pasto viejo dando la imagen de una perdición total corroborando la vejez del propio molino.

Coco suavemente reacomodó las ventanas y retrocedió, al momento de darse vuelta con tranquilidad encontró a la sombra de Azulin en el umbral del pasillo detenido recargado sobre su hombro en el marco de la puerta viéndolo fijamente con unos ojos juzgadores de color aguamarina, Coco supo entonces que está no iba a ser una noche tranquila y pensó un poco el sí los demás escucharían que estaba pasando, despacio esperó a alguna palabra del azabache y se quedó absorto en las paredes del lugar buscando con la simpleza igual a que Azulin no estuviera ahí, entonces tras el gran silencio una voz se hizo presente entre ambos finalmente terminando con la mudeza del instante.

—¿Vas a fingir que no estoy aquí?—

Preguntó sarcástico Azulin enredando los brazos en sí mismos pegados derecho a su pecho inmovilizado por sus pies, Coco no iba a responderle, sería mejor guardarse las palabras en vez de argumentar algo para salvar su ya de por sí apestado pellejo, así que se quedó callado y las insinuaciones de Azulin fueron ignoradas a través de sus ojos cohibidos, no podía verlo a la cara.

—Entonces lo dije bien—

Terminado esto, Azulin se movió de la posición en trayectoria a Coco no son antes cerrar tras él la puerta desvencijada que ni siquiera movida tronaron sus maderos, Coco acomodó los pies en posición de firmes bajando el rostro al suelo y con la mano izquierda dentro de los pantalones buscando cualquier objeto cercano para no ver a Azulin.

—No me trates de idiota Coco sabes muy bien lo que hicimos anoche—

No habló de regreso con lo que Azulin de modo rápido empezó a enojarse lentamente haciendo uso de su cara tan expresiva apretando los puños en su abrazo, el moreno parpadeó en signo de no haber oído (o fingir no haberlo hecho) escondido bajo su mirada solitaria, Azulin ya estaba frente suyo, pocos centímetros al frente y pocos menos abajo de él, casi de su misma altura asió los ojos azules por toda su constitución igualando una cara de profundo asco al mayor que él decidió ignorar también.

—¿Entonces no vas a decir nada? ¿O vas a fingir que no pasó porque eres el rey de la moralidad? A mí no me haces tonto toda esta mentira de ser el gran capitán corazón valiente no me engaña, sé quién eres y lo que hiciste, no me trago tu cuentito del señor perfecto —

Otro largo silencio pauta de Coco, ocultaba su mirada de la de Azulin para evitar la vergüenza de su situación, pensaba bastante en lo que no quería decir guardando todos los sentimientos recién adquiridos apenas segundos atrás con las palabras de Azulin, y él nuevamente habló. Su plan no era nada maquiavélico o de trampa, está vez estaba verdaderamente enojado y más que enojado estaba sumamente dolido en el orgullo con lo que fue Coco ignorandolo, no lo culpen, está acostumbrado a que todos lo amen.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora