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A la mañana siguiente un terrible dolor sobre la piel hizo que Coco se arrepintiera profundamente de lo sucedido.

Apenas despertó notó que su piel ardía y un dolor pequeño atacó su clavícula, al revisar de qué se trataba puesto apenas despertaba y su memoria no funcionaba al 100 por ciento notó las marcas de dientes esbozadas en su piel, un pánico lo invadió a encontrar no solo esa sino muchas más, en todo el sitio de su pecho y vientre marcado con finas mordidas como si un montón de sanguijuelas lo hubiera mordido durante la noche, ahí recordó en efecto que algo lo mordió y la memoria se retrajo trayendo a Azulin en su cabeza con recuerdos borrosos.

Tanteó su pecho derecho y ahí encontró dos mordidas más, una cercana al tórax y la otra alrededor de...

¡Ese mocoso infeliz!

Una vergüenza combinada con ira se pronunció sobre Coco, le ardió la cara de la pena al ver qué las mordidas y chupetones marcaban específicamente sus pectorales, igual a que si esta parte se llevará la atención totalmente de Azulin y aún más vergüenza lo consumió, también tenía muchos más chupetones a lo largo del cuello y el tórax viéndose casi como un dálmata en esta parte, un gruñido se escapó de su garganta acompañado de una maldición al ver qué también había roto su camisa y no solo eso sino que arañó parte de su piel, se molestó bastante con eso ya que al despertar se notó hipersensible ante los roces de la ropa con su carne adolorida, pegando un brinco cuando se abrochó la chaqueta encima del blusón grisáceo acompañante del tanktop, Coco balbuceó un par de insultos antes de ver en el reflejo del espejo los imperdibles moratones y por si no fuera poco las mordidas.
Sentía imposible que unas cuantas mordidas no salieran en una noche así que supuso habían sido profundas, afortunadamente Achuchones no se levantó tan temprano como para verlo cambiarse y se sintió suertudo de que nadie lo hubiera hecho, ahora mismo se preocupaba más por las mordidas y creyendo podrían infectarse buscó alcohol para desinfectar estas, no creía que eran de un animal rabioso pero considerando como se había puesto Azulin ayer parecía que lo era, no necesitaba una infección en el ejército así que decidido caminó hasta la tienda de Gordi, no lo quería despertar así que fue cuidadoso y silenciando sus pasos, no era un ladrón, conocía al rollizo y si no lo hacía mal Gordi se preocuparía por Coco y querría curarlo, algo que le avergonzaría en todo sentido ya que después de todo tendría que mostrarle su pecho lleno de mordidas además de explicarle cómo las había recibido, una cosa sumamente de vergüenza hasta los pies ya que no podía explicarle como si nada que
"Oh, tu hermano fue quien me las hizo y por cierto, me excitó bastante Gordi"

Obviamente no es una opción de explicación.

Apuesto a que eso mataría de un infarto al castaño y haría que Coco quedará como todo un enfermo calenturiento de primera, ya no necesitaba más cosas a su lista después de infiel, extrañamente ya no sentía la misma culpa de cuando lo hizo por primera vez y eso era algo que confundía y agradaba a Coco, es decir, lo que hizo estuvo mal pero siendo honesto le había gustado mucho, no conocía esa debilidad de él y menos aún el que hubiera placer para él aparte de follar con una mujer, siempre creyó que la única manera en que un hombre podía sentir placer era a base del sexo y algunos besos, nada más, obvio que cuando sucedió lo de ayer desencadenó la curiosidad por saber ¿qué más cosas hacían eso?
Tenía que haber más de dónde salió eso, se dijo a sí mismo sacando el alcohol de la gran mochila de Gordi agradeciendo al mismo en su mente por dejarla fuera y no adentro ya que con él dormía Azulin, sería aún peor si lo veía en este momento así que se apuró a sacarlo y fue a un lugar apartado pero no tan alejado para armas sospechas, había sacado del pequeño botiquín un trozo generoso de algodón y la botella de alcohol para heridas que Gordi llevaba ahí desde la salida, estaba tibio y burbujeante lo que corroboraba su tiempo en la mochila del otro osito.
Luego, con extremo cuidado de no rociar mucho en el algodón mojó al trozo a usar y acercó a la herida que primero se encontró estando la de sus clavículas más cerca, acercó el algodón húmedo de alcohol iniciando con la desinfección, tanteó sobre la herida siseando del ardor momentáneo y luego apurándose a curarlo, limpió los alrededores y las marcas viéndolas enrojecer aún más de lo que ya estaban, golpeándose mentalmente cuando pensó en las de su pezón derecho pensandose bastante en cómo había dejado que Azulin le hiciera eso y más importante aún.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora