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Cómo ya sabrán, Coco necesita, bueno no ,solo quiere el perdón de Azulin.

¿Por qué? ¿Si Azulin es un cabrón y además ha tratado de asesinarlo?

Pues sí, pero hay que reconocer que las dos veces que intentó asesinarlo Coco no estuvo ni siquiera a pasos de morir realmente, es decir la primera vez la provocó poniéndole una golpiza de lo lindo y si él estuviera en los zapatos del chico haría lo mismo, al final que más da solo es un mocoso persiguiendo el ideal militar que Mamá y Papá le enseñaron no iba muy lejos, si pensaba en las cartas de todos modos el ni siquiera las quería, o los rumores las burlas todo eran estupideces de mocosos, hasta Coco pensaba que la "inhumanidad" que creía ver en Azulin era solo un disfraz nublado hecho por él solo para tener algo con qué divertirse, tristemente le recordaba a su asqueroso padre, como se comportaba, como lo golpeó y lo amenazó por trozos de papel que no le importaban como lo dejó medio muerto por ira suya y nada más, justificado con la mentira del "es por su bien" o hasta "estaba comportándose como un malcriado" y con ese pensar a veces se cuestionaba lo malo que sonaba siendo un padre, es decir si así trataba a un tipo casi de su edad que podía defenderse ¿cómo le iba a ir a su hijo? sí Azulin era molesto y un total imbécil pero no merecía tanto el ser hecho mierda por alguien mayor y más experimentado como Coco, si un adulto se comportaba así y se ganó una cara hecha pedazos no quería imaginar a un niño de cinco años que se comportaba tal cual a su edad por un berrinche.

Por eso Coco buscaba el perdón de Azulin, no porque lo quisiera desesperado sino porque quería sanar su mente y su cuerpo, no quería estar más en guerra con Azulin si ya estaban afrontando una ahora, despues de que Pecas hablara con él en las barras y la muerte de Caramelo Coco pensó un poco más en lo grotesco que se notaba al culparlo de algo que ni siquiera sabía había sucedido, le daba un deja vu aterrador de cuando su padre se enojaba con Coco por no poder ser igual a los experimentados soldados del campo, incluso si tenía solo nueve años con el llanto desmensurado por el dolor de siempre estar entrenando como si fuera un hombre adulto, sí eso mismo estaba haciendo él y eso que Azulin ni siquiera era algo suyo, le daban ganas de vomitar imaginándose a sí mismo haciendo igual con su hijo, sea niño o niña Coco temía muchísimo estar igual que su padre porque si no sabía manejar una situación así de tonta en el ejército (siendo ya un hombre adulto) entonces no sabría manejar las de su propio niño y tendría que adoptar los golpes y sarcasmo cruel que usaba con Azulin.

"No,no señor eso jamás"

Así que sí, ahora iba a remediarlo dándole un poquitín de ayuda, eso hasta que lo perdonará y pudieran volver o a su juego de amigo-enemigo o como dos compañeros del ejército y ya, solo eso necesitaba.

Apenas y salieron del pantano fangoso y apestoso los cadetes de colocaron en formación de nuevo para seguir con su camino, Coco a la cabeza lleno de barro hasta los hombros dirigiendo a los otros chicos que gruñían como bestias tras de él, los pudo oír quejándose del olor que desprendían o de como todo el lodo les había ensuciado las orejas o los uniformes, escuchó a Achuchones sermonear a los Mimosines por sentirse, en palabras de él "como un cerdo" y se rió callado en una sonrisa corta aún guiando al Sargento que si bien era bueno para moverlos y practicar tácticas era bastante malo leyendo mapas, ya iban dos veces que Coco lo tuvo que hacer entrar en razón para que cambiarán el rumbo porque Caricias de forma necia seguía en la idea de continuar por el camino de los mandos, gracias al corazón mimoso que no se cruzaron nada más extraño en el camino porque todo el santo día pudo sentir la extraña sensación de cuando alguien mira, el escozor de su nuca o los titubeos de sus palabras marcaban el ritmo nervioso que pegaba al sentirse observado, miraba a los árboles al piso al cielo pero no veía a nadie, claro que no simplemente eran cosas suyas, se convenció hasta que el día terminó con ellos durmiendo en socavones hechos previamente hace años que más que hoyos naturales parecían fosas, todos los cadetes sentaron a dormir y ni siquiera les interesó donde caían, todos estaban tan cansados incluido el mismo Sargento, Coco no podía pensar en dormir, estaba inquieto y nervioso por esa sensación de picor y más aún las miradas que recibían, no quiso pegar ojo aún entradas las nueve de la noche porque le daba una mala espina el dormir, así que sacó su caja de cigarros y se colocó junto a los pocos que se resistían al sueño estando solo Sonrisas Blackie y el Padre, a la luz del fuego con la hoguera crepitando ardiendo en sus narices disfrutando de la calidez mientras que él Padre calentaba unas pocas gachas en su olla pequeña, bufó sentándose en torno a los tres osos y se quitó la chaqueta exhausto comenzando a encender su primer cigarro de la guardia, fumando una larga calada lenta relajado mientras escuchaba el fuego tronar en chispas rojas atento a las llamas suaves de este mismo, le resultaba apacible después del día tan extraño que había vivido, Sonrisas en todo el viaje no se atrevió a mirarlo y mucho menos a hablarle, Coco se preguntaba si es que acaso Sonrisas había dicho algo sobre lo sucedido en las trincheras y a veces le daba curiosidad el saberlo, Sonrisas era para ser directos un chico muy asustadizo en cuanto a situaciones mayores se tratase porque de haber sido una más pequeña la sabía dirigir, Sonrisas era lo que un adolescente tiene que ser era muy activo y gracioso normalmente demasiado desvergonzado como para notar que todos lo veían haciendo algo "extraño" o muy raro para la compañía, al ser tan joven era bastante animado a los bailes a cantar de formas aleatorias y más aún de ser extraordinariamente despreocupado, Sonrisas era del tipo que nunca lo veías apagado y siempre estaba activo a todo con esa sonrisa enorme tan contagiosa, recordaba con nostalgia cuando hacía bailes extraños en las barracas o cuando cantaba las canciones de marcha al limpiar la iglesia, sin embargo toda la energía del chico pareció haberse drenado cuando se fueron a la misión en las trincheras, Coco estaba consciente de lo que la guerra puede hacer a los más jóvenes pero no podía evitar sentirse culpable por los cambios repentinos que sufría Sonrisas últimamente, a Coco le resultaba totalmente fácil saber que pensaba y como se sentía ante él, era obvio estaba asustado de Coco le tenía miedo y aunque le doliera al moreno que el chico feliz de la compañía ahora le tuviera miedo no podría hacer más, solo resistirse y evitarlo.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora