10

40 7 2
                                    

Corrió, corrió y corrió buscando alguna señal de mínima vida corrió hasta que sus pies se detuvieron por inercia y cayó de rodillas sobre sus codos gruñendo adolorido por el golpe en la tierra y la mordida superficial de su mentón, se quejó triste con las lágrimas corriendo por sus mejillas negras de aceite y se hubiera quedado ahí si no hubiera visto a alguien enfrente suyo, era Azulin,  que iba desorientado simplemente viendo de un lado a otro, se levantó y huyó hasta Azulin gritando su nombre otra vez cayendo de rodillas al suelo parándose a medias para hablarle con voz cortada.

—¡Azulin! ¡Lo ha matado! ¡Lo ha matado Azulin!—

El recién nombrado hizo una mueca de asco y miedo queriendo zafar a Sonrisas de sus piernas con fuerza lo pateó y el de ojos verdes atinó a levantarse de golpe tomando a Azulin de los hombros .

—¡Lo mató, lo mató, mató a uno de nosotros!—
—¡Para ya, sueltame!—

Sonrisas, hiperventilando agitó la cabeza de izquierda a derecha como un tic nervioso hablando una vez más con la boca seca y mocos sobre los labios.

—¡Coco lo mató!—

Azulin dejo de moverse, sus oídos pusieron atención y paró de todo, mirando incrédulo a Sonrisas abrió los ojos tanto que casi se le salen de las cuencas, la boca se le secó y tuvo que esconder una sonrisa débil en la boca, repitiendo un suave "qué" sobre los labios titubeando, Sonrisas sin menos de qué hablarle repitió las palabras con el mismo temor que la primera vez.

—¡Coco mató a uno de la compañía! ¡Lo he visto todo lo mató a golpes Azulin!—

Oh...

Dios estaba siendo bueno con él.
Al fin tendría esa venganza que siempre deseo y mejor aún, al fin podría destruir a ese engreído idiota que tanto daño le hizo a su orgullo.

•  •  •  •  •

Coco seguía sin poder respirar, sus manos ardían por los golpes de hace unos segundos y la nariz le picaba por el humo, sus ojos sin querer se abrieron con llagas rojas que parecían querer hacer pasar llanto pero no lo hizo, no iba a llorar, no ahora.
U

nos pasos leves tras él lo hicieron voltear encontrando a Caramelo, manos alzadas el casco descolocado sangre en el rostro y sin su rifle, Coco se levantó inmediatamente y fue hasta el con el enojo en el rostro tomando a Caramelo de la chaqueta apretando el cuello de la chaqueta militar con los puños cerrados en tirón fuerte.

—¡Qué es esto! ¡Por qué nos han traído aquí!—

Coco bufó enseñándole los colmillos a Caramelo, él se dejó inmóvil tal cual muñeca de trapo sin oponerse solo mirándolo a los ojos, como retando a Coco sabiendo que iba a ganar.

—Son un montón de asesinos estás matando a tu pueblo a tu propia sangre—

Siguió sin responderle, le hervía la sangre con fervor ajustando el agarre con más fuerza a la chaqueta del rizado casi como para ahorcarlo con ella pero no hubo reacción.

—¡Quiero la puta verdad!—
—Me matarían si te la digo—
—¿Y crees que yo no?—

Caramelo, de una forma sarcástica y casi cínica se rió burlón de Coco, enseñando una sonrisa dolorosa en ojos empañados.

—No eres un asesino Coco, eso te hace diferente al resto de nosotros ¿no?—

Caramelo con esa cara habló al moreno y él, con la furia encarnada sobre su rostro suspiró enfurecido soltando al chico tirándolo a un lado.
Frotó el puente de su nariz con estrés dándose vuelta encarando otra vez a Caramelo.

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora