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La noticia fue un balde de agua fría.

No solo para él, sino para todos los que estaban ahí presentes fue como si los echaran al río de cara y dejarán ahogarse por minutos hundidos en las piedras.
Ahí en el dormitorio con el rostro más serio fingiendo una sonrisa aplastando los puños Caricias se paró ante todos que en firmes esperaban la noticia nerviosos manteniendo pechos en alto tratando de aguantarse los temblores de algún regaño próximo, sin embargo solo hubo un pequeño tono de palabras, Caricias dijo con voz muy alta marcando a todos:

"¡Nos vamos al frente!"

Vociferó Caricias a los chicos y apenas dijo "frente" oh dios pudo jurar que jamás los había visto tan felices en su estancia, todos sonriendo y gritando con tanta emoción a excepción de Sonrisas, él cohibido por las reacciones tragaba saliva sudando frío sonriendo apenas con los labios mantenía su terror bajo la piel, también el Sargento estaba nervioso y por más que quisiera aparentar no podía mentirle a Coco, salió de la habitación con pasos tontos que nadie más notó dejándolos celebrar arduos de alegría mostrando su emoción por irse pronto Coco temió bastante que alguno fuera a desertar, era normal por dios estaban en la guerra los mas probables serían Sonrisas o los Mimosines, eran los más jóvenes de la compañía el de ojos verdes tenía solo 18 y los gemelos con tiernos 16 que Coco recordaba por la plática de ambos chicos diciendo orgullosos de su mentira ante el registro, sonrientes con mejillas sonrojadas le dijeron a su capitán alegres como un secreto muy malvado, algo lógico puesto eran chiquillos:

"¡Nos hemos colado!"

Un dolor en el pecho se instaló de vuelta y las manos ardieron como un dolor fantasma, aún recordaba melancólico con ojos perdidos como había acabado con el chico de las trincheras y ese tan joven que prefirió suicidarse y ser juzgado para siempre a volver a poner un pie sobre la tierra de batalla, chistó llendose de ahí con pasos pesados para encender un cigarro y dedicarse a fumar en el marco de la puerta observando con ojos tristes el cielo coloreado en violetas.

Coco rememoró entristecido, simples niños jugando a ser hombres.

Salieron del campamento dos días después, todos bien uniformados con respectivas mochilas a la espalda, Coco recuerda esas mochilas, un petate delgado una cobija miserable una lata que llevaba dentro la máscara de gas que el equipo de armas había proporcionado una cantimplora y dos latas de gasolina, conocía bien para qué eran no era estúpido. Y así como así, apenas listos para irse recordó el juramento, veía con ojos de odio a Otto mientras el anciano les obligaba a los muchachos para cantar ese asqueroso himno hipócrita del ejército

"Serviré a mi nación
A los padres fundadores
A mí familia honraré cuando regresé
Y a mis amigos traeré como valientes"

Coco en silencio solo miraba fijo con la cara desatada en asco a esos tres malditos en el podio haciendo el saludo y cantando como ellos los versos que ahora le repugnaban tanto, cantando como si ellos lo hubieran hecho también, apretó los puños y los labios simplemente aguantando la ira para no verse sospechoso solo continúo escuchando esa canción tan prometedora

"¡Volveré como un héroe!
Una medalla por mi victoria
Y honor a mi apellido
Así serviré a mi nación"

Lo último que quiso acordar fueron esos versos, ojalá que esos chicos murieran de alguna enfermedad y no tuvieran que ver con sus propios ojos lo equivocados que estaban, así no verían el horror de la batalla y se sentirían estúpidos o engañados por creer que a los fundadores les importaban sus vidas o siquiera si volvían, simplemente juguetes que ocupaban lugar a los nuevos...

Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora